Costumbres ciudadanos

El teletrabajo languidece con el regreso a los hábitos precovid

La vuelta a la normalidad recupera la presencialidad, aunque un 10% (eran el 15% en 2020) siguen ejerciendo su profesión desde casa

calle aragó

calle aragó / Ferran Nadeu

Carlos Márquez Daniel

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El teletrabajo fue la única alternativa durante un par de meses. Después fue un carrusel de ahora sí, ahora no, ahora solo un poco. Y con el fin de las restricciones, se ha convertido en un hábito entre la demanda de los empleados y la predisposición del patrón. La encuesta de movilidad en días laborables demuestra que trabajar desde casa ya no es lo que era. En 2020 eran el 15%. En 2021 la cosa cayó al 14%. Los primeros datos de 2022 hablan ya del 10%. En 2019 eran solo el 2%, así que todavía hay margen de caída.

La encuesta se realiza desde el año 2003 y es una estupenda radiografía sobre la movilidad y los hábitos de los ciudadanos de la capital catalana y su extensa zona de influencia, lo que se conoce como sistema integrado de movilidad metropolitana de Barcelona. Los datos del sondeo de 2021 se han dado a conocer este martes en el Congreso Internacional de Movilidad, que se celebra en Sitges. Se han ofrecido, sin embargo, algunos datos provisionales de 2022, como el del teletrabajo.

Respecto a los desplazamientos, el pasado año todavía venía muy marcado con la pandemia, pues todavía había restricciones que se traducen en una cifra total de desplazamientos que todavía está lejos de los registros de 2019. Hubo un 12,2% menos de movimientos. El tipo de vehículo elegido también tiene mucho que ver con la pandemia, con una apuesta fuera de lo normal por la movilidad activa en detrimento del transporte público, todavía en horas bajas por la falta de confianza en el metro y el bus.

En cuanto al modo de desplazamiento, aunque la cifra total de desplazamientos sea un 8% inferior a la de 2019, los movimientos en bici están por encima, de 297.000 a 312.000, un registro, ha señalado Xavier Sanyer, responsable del área de Movilidad de la Autoritat del Transport Metropolità (ATM), puede considerarse "estructural", es decir, que a diferencia del teletrabajo, que sí es una clara consecuencia del covid, la apuesta por la bici es algo que ha venido para quedarse. Un dato que sí se vinculaba 100% al covid es la inmovilidad, esto es, el grueso de personas que no salen de casa, que ya se acerca a los niveles anteriores a la pandemia.

Este año, además, se ha medido la distancia recorrida por los entrevistados en función de su medio de transporte, lo que arroja datos significativos. La cosa se reparte así: andando (800 metros), patinete (1,6 kilómetros), bicicleta (3,1 km), bus (4,6 km), moto y ciclomotor (5,8 km), metro (6,2 km), coche (8,9 km), otros ferroviarios (13,5 km) y furgoneta y camión (15,2 km). La percepción sobre un posible cambio de hábitos también se ve en en el porcentaje de personas que intuyen que harán un cambio de medio de transporte después del covid. El 89% no lo contemplaban a finales de 2021 mientras que en 2020 eran el 75%.

Los afectados

La encuesta también ha preguntado sobre asuntos de actualidad, como la zona de bajas emisiones (ZBE), que se puso en marcha el 1 de enero de 2020 con el objetivo de evitar que los coches más contaminantes pudieran circular por el interior del espacio que delimitan las rondas de Dalt y Litoral. Eso implicaba que no se podría entrar en Barcelona, pero también que no se podría salir de la capital catalana. Es decir, se trata de una medida que afecta tanto a los barceloneses como a los que vienen a la gran ciudad. Según la encuesta, la ZBE ha afectado más a los residentes que a los de fuera. Aunque, en términos globales, el 86% de los entrevistados de toda la región de Barcelona aseguran que no les ha afectado para nada.

También se consultó sobre el fin de los peajes, medida que se empezó a aplicar en septiembre del 2021. Eran preguntas más de predicción que de experiencia vivida, así se explica que solo el 58,2% dijera que incrementaría el tráfico o que el 16,6% pronosticara un aumento de la siniestralidad. Han sucedido ambas cosas, con mayúsculas.