Prácticas de riesgo

Carreras ilegales en Catalunya, de los 'rallies' de ricos al botellón del polígono

Tras la pandemia han ido en aumento las concentraciones de coches para beber, escuchar música y, en ocasiones, hacer apuestas con 'lanzadas'

GRANOLLERS 20040913 DETENIDOS LOS PARTICIPANTES DE LA CARRERA ILEGAL CANNONBALL RUN EUROPE PRESTAN DECLARACION EN LA COMISARIA DE LOS MOSSOS D'ESQUADRA DE GRANOLLERS EN LA FOTO UN PILOTO DETENIDO LE ENSEÑA EL VEHICULO A UN JOVEN AFICIONADO FOTOGRAFIA DIGITAL DE JOSEP GARCIA

GRANOLLERS 20040913 DETENIDOS LOS PARTICIPANTES DE LA CARRERA ILEGAL CANNONBALL RUN EUROPE PRESTAN DECLARACION EN LA COMISARIA DE LOS MOSSOS D'ESQUADRA DE GRANOLLERS EN LA FOTO UN PILOTO DETENIDO LE ENSEÑA EL VEHICULO A UN JOVEN AFICIONADO FOTOGRAFIA DIGITAL DE JOSEP GARCIA / JOSEP GARCIA

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

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"Supimos que los coches de lujo habían cruzado la frontera y bajaban a toda velocidad, entre los coches, por la AP-7", recuerda Joan Miquel Capell, que hasta el 2004 estuvo al frente a la división de Trànsit de unos Mossos d’Esquadra que preparaban su puesta de largo en Barcelona. "Decidimos pararlos en el peaje de Martorell", prosigue. Y lo más chocante de aquella carrera ilegal de coches, un 'rally' de ricos y famosos que hacían de las carreteras de todos su circuito particular de competición, remarca, es que había uno de ellos que cargaba un maletín con billetes de 500 euros que quería pagar todas las multas y continuar la marcha.

"Consideramos que no podíamos dejarlos seguir, porque si todos ellos se habían puesto de acuerdo para saltarse las normas de circulación, y planeaban seguir circulando a toda velocidad, esquivando coches, ponían en riesgo la seguridad del resto de conductores y no podíamos consentirlo", explica. En aquella ocasión, todos los conductores fueron detenidos, los coches enviados a la actual comisaría de Sant Feliu de Llobregat, que se llenó de vehículos como Ferrari, Porsche o Rolls-Royce. Al pasar a disposición judicial, no obstante, todos quedaron en libertad. Tampoco resultó posible sustentar una causa por delitos graves porque para ello necesitaban testimonios de conductores cuya seguridad se hubiera visto en juego por sus adelantamientos. Y no los tenían. Pero el aviso, el segundo aviso en pocos meses que la policía catalana daba a organizadores de aquellas carreras, como Gumball o Cannoball Europe Run, sirvió para algo.

Ricos y famosos

En esos 'rallies' que habían pasado por Catalunya participaban celebridades como el actor Adrien Brody, el cantante Jamiroquai o la topmodel Jodie Kid, según recogía este diario en 2004. El precio por inscribirse en esa carrera, que tenía un itinerario que unía París, Madrid, Marbella, Casablanca, Barcelona y Cannes, era de unos 40.000 euros por participante y el plan incluía hoteles de cinco estrellas y fiestas exclusivas al final de cada etapa. Se pudo calcular que uno de los pilotos recorrió un tramo catalán de 200 kilómetros a 252 km/h. "Es un milagro que no hayan provocado ningún accidente", indicó entonces el inspector Agustí Migó.

Carreras vigentes

Sin el glamur de aquellos años, y con la lección aprendida tras dormir en los calabozos en lugar de hacerlo arropado por la seda de hoteles de lujo, se siguen celebrando este tipo de 'rallies' por Catalunya. En la última intervención que hicieron los Mossos, hace pocos meses, el sargento Rafa Aguilar, jefe del Área Central de Investigación de Accidentes, explica que controlaron la velocidad de los coches y sometieron a los pilotos a controles de alcoholemia y drogas. Pero pusieron solo alguna multa. Sobre todo porque alguno conducía muy por encima del límite de velocidad. Aunque, a diferencia de años anteriores, nadie fue detenido porque no cometió ningún delito penal. "La presión de 2004 dio sus frutos", explica Capell.

En los últimos años, de más concienciación ante los accidentes de tráfico, se han dado menos casos en los que la opulencia de los ricos ha jugado con la seguridad de los pobres por diversión. Aunque ha habido episodios de conductas ilegales en grupo, como una concentración reciente de amantes de la motocicleta T-MAX que se concertaron para cerrar un tramo de la A2 y hacer caballitos ocupando todos los carriles. "Supimos que lo harían y montamos un dispositivo que contó con el apoyo de antidisturbios y del helicóptero de Trànsit", explica Aguilar. El operativo permitió imponer unas cincuenta sanciones.

Tampoco las carreras que se habían hecho de forma clandestina en una carretera como la de la Arrabassada que une Barcelona con Sant Cugat suponen ahora un peligro como en el pasado.

Concentraciones en polígonos

Lo que sí ha ido en aumento tras la pandemia son las concentraciones de coches en polígonos, sobre todo del ámbito metropolitano, para beber, escuchar música, lucir coches tuneados y, en ocasiones, muy pocas, acabar también "haciendo apuestas con 'lanzadas'", añade Aguilar.

Si no hay 'lanzadas' –dos coches en línea que salen a la vez y gana quien completa antes un recorrido que acostumbra a ser en línea recta– o 'drifting' –derrapadas–, estas concentraciones ilegales no suponen un delito. "Si nos piden ayuda las policías locales, que son las que deben ocuparse si no hay delitos, podemos montar controles de alcoholemia, por ejemplo", detalla Aguilar, admitiendo que a la policía catalana no le constan todas las concentraciones de este estilo que se dan en Catalunya.

 El año pasado, sin embargo, la emisora de Ràdio Rubí reveló que en una de estas concentraciones se cometieron graves delitos contra la seguridad de los asistentes al hacer trompos y derrapadas entre el público. En aquella ocasión se abrió una investigación y se arrestó a 5 o 6 conductores. Y el mes pasado, en otra de estas concentraciones, falleció un joven de 19 años en un accidente provocado por uno de los asistentes a un encuentro celebrado en un polígono de Terrassa. "En muchos casos son los propios organizadores los que piden prudencia y advierten de que estos comportamientos delictivos están prohibidos", subraya Aguilar. Pero en otros casos, se hacen locuras.

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