Nuevo estudio

La ciencia que surgió de Instagram: vacunarse contra el covid tras la ovulación protege el ciclo menstrual

Una investigación del CSIC que nació gracias a los testimonios de mujeres en redes sociales concluye que el momento del pinchazo frente al coronavirus puede suponer que la regla se alargue más de ocho días sobre el periodo habitual 

Una mujer recibe una dosis de la vacuna contra el coronavirus.

Una mujer recibe una dosis de la vacuna contra el coronavirus. / El Periódico

Juan Ruiz Sierra

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Los testimonios sobre alteraciones en la menstruación tras recibir la vacuna contra el covid aparecieron a gran escala en redes sociales durante el verano de 2021, cuando los fármacos comenzaron a generalizarse. Muchísimas mujeres explicaban que algo había cambiado al inocularse el fármaco. Flujos más abundantes, ciclos más largos. El fenómeno, sin embargo, ocupó durante más de un año un discreto segundo plano, rodeado de vacío científico, hasta que han comenzado a publicarse estudios como el divulgado este martes. 

El trabajo alude a la importancia que para las mujeres debería tener la elección del momento en el que se inoculan el fármaco frente al coronavirus, hasta el punto de que sus autores defienden que los sistemas de salud de cada país deberían tenerlo en cuenta a la hora de gestionar las citas para estos pinchazos. Si tienen lugar durante la denominada fase lútea (tras la ovulación), no hay evidencias de que el ciclo vaya a quedar afectado. Si la vacuna, en cambio, se inocula durante la fase folicular (antes de la ovulación), la mayoría verá como el ciclo se alarga un día, y en el 11% de los casos, más de ocho. 

Estas conclusiones no habrían sido posibles sin Instagram y Twitter. Llevado a cabo por investigadores del IIIA-CSIC, de la Universidad de Ginebra, del Hospital de la Santa Creu y Sant Pau y de la Agència de Qualitat i Avaluació Sanitàries de Catalunya (AQuAS), el trabajo, publicado en la revista ‘American Journal of Obstetrics and Gynecology’, parte de los comentarios de las usuarias de esas redes sociales, que centraron la atención sobre un fenómeno desconocido. 

Aplicaciones y ciclos

Ante la falta de datos, la aplicación de móvil App Lunar, dedicada a la monitorización de los ciclos menstruales, incorporó entonces la posibilidad de registrar voluntariamente la dosis de vacuna, la marca y el país en el que la había recibido, junto a la duración del ciclo y el periodo de menstruación y las variaciones en el sangrado y en la intensidad del dolor. Los autores de la investigación escogieron después 371 perfiles anónimos (la mayoría de mujeres argentinas, pero también brasileñas, norteamericanas y españolas), analizando en total 1.855 ciclos entre septiembre de 2020 y febrero de 2022. 

Otros estudios habían arrojado algo de luz durante los últimos meses sobre este efecto secundario de la vacuna. El pasado julio, por ejemplo, una encuesta reflejó que el 42% de las mujeres con ciclos menstruales regulares había experimentado un flujo más abundante después de vacunarse, frente a un 44% que no observó ningún cambio. Pero la investigación publicada este martes va un paso más allá, al mostrar cómo estas alteraciones dependen en gran parte del momento en el que se reciba el pinchazo.

Machismo en el laboratorio

Borja Velasco, investigador en el IIIA-CSIC, es el coordinador del trabajo. “Se trata de un asunto importante, nuevo y poco estudiado. Aún hay poca evidencia. Pero sin la llamada de atención de tantas personas que menstrúan y comunicaron estas alteraciones, no se podrían realizar estudios como este”, explica por teléfono. 

Aun así, Velasco se muestra cauto sobre la denominada ‘ciencia ciudadana’. “Mi opinión personal es que aquí hay que ir con cuidado. Las redes sociales son una fuente muy interesante de información, pero los datos de carácter clínico son sensibles, son propiedad de cada persona. Siempre tiene que haber algún tipo de control”, argumenta. 

Hay algo sobre lo que Velasco alberga menos dudas. La tardanza de la ciencia a la hora de estudiar cómo las vacunas frente al coronavirus afectan a los ciclos menstruales obedece, al menos en parte, al machismo que subsiste en el ámbito científico. Si quienes padecen estos cambios hubieran sido hombres, el foco se hubiese puesto probablemente antes aquí.  

“Hay un sesgo machista en la investigación clínica –concluye-. Y el hecho de que hasta ahora no se hubiese estudiado este fenómeno puede deberse a este sesgo. Pero sería aventurado asegurar que se ha debido exclusivamente a esto. Al fin y al cabo, el covid también es reciente y han pasado muchísimas cosas desde que comenzó la pandemia”. 

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