Indignación de las familias

El pederasta de la piscina de Sant Vicenç de Castellet cometió los mismos abusos en Terrassa

Las familias denuncian que nadie alertó de que Carles Sallés, en libertad condicional, campaba por el municipio

El individuo realizaba tocamientos a las niñas, de 7 a 9 años, y las amenazaba con ahogarlas si lo contaban a alguien

Carles Sallés

Carles Sallés / El Periódico

Guillem Sánchez

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Seis familias han denunciado a los Mossos d’Esquadra a un hombre por abusar sexualmente de sus hijas en la piscina municipal de Sant Vicenç de Castellet (Bages). El sospechoso fue arrestado el pasado martes por la policía catalana en un operativo para localizarlo que pudo acabar en un linchamiento por parte de los padres de las niñas, de entre 7 y 9 años. Según las fuentes consultadas por EL PERIÓDICO, el detenido es Carles Sallés, un pederasta condenado en 2016 que se encontraba en libertad condicional y que desembarcó sigilosamente en Sant Vicenç en primavera, tras salir de la prisión. Las familias no comprenden por qué nadie las avisó del riesgo que corrían las menores.

La última semana ha sido "muy dura", subraya Xavier. "Mi mujer llora cada noche y yo me tengo que contener para no ir a buscarlo: ha hecho daño a nuestras niñas. Todo tiene un límite y él lo ha cruzado", lamenta el padre de una de las seis chicas que ha sufrido las manipulaciones y tocamientos de Sallés en la piscina municipal. "Ha pasado delante de nuestra cara, y no hemos podido evitarlo", se culpabiliza.

"Venía a la piscina con su madre, que va en silla de ruedas. Dejaba a la mujer en el bar y él, que se sacó el abono, entraba a la piscina. Después, se quedaba sentado en un rincón, junto a su mochila, sin desplegar la toalla: observando. Y a la que te despistabas, se metía rápido en el agua donde estaban las niñas", detalla la mujer del hombre que descubrió qué sucedía el pasado sábado 27 de agosto.

La mano bajo el bañador

"Mi marido se fue a saludar al socorrista, le dio la mano y, al darse la vuelta, vio al hombre cogiendo por el culo a nuestra hija para lanzarla. Le preguntó qué hacía y él se disculpó y se fue nadando", relata. La situación fue violenta y el marido comentó lo ocurrido en casa. "Al día siguiente yo no le sacaba el ojo de encima pero hubo un momento que me despisté y él lo aprovechó para meterse en el agua con las niñas", asegura. Fue la gota que colmó el vaso. La madre le pidió que se alejara y comenzó a preguntar en la piscina quién era el hombre de la mochila. El socorrista explicó que les había llegado el rumor de que se trataba de un pederasta. "Llamé a mi marido, que vino corriendo y lo echó de la piscina a gritos".

Esta familia contactó con otras cinco que también tienen hijas pequeñas –de entre 7 y 9 años– y que se han pasado el verano en la piscina al alcance del pederasta. El domingo 28 de agosto, en sus respectivos domicilios, los padres preguntaron a las niñas sobre el hombre de la piscina. Así fueron emergiendo los tocamientos que les hacía fingiendo que jugaba con ellas, algunos por dentro del bañador. También averiguaron cómo las manipulaba, amenazándolas con ahogarlas si se lo contaban a alguien. Las piezas de su relato, obtenidas por separado, encajaban. "Nos volvimos locos", explican, todavía consternados, cuando comprendieron que habían expuesto a sus hijas a un depredador que había abusado de ellas "impunemente". "Ha sido frente a nuestros ojos y no hemos podido hacer nada", lamentan.

Condenado

Ese domingo por la noche, las familias acudieron a la comisaría de los Mossos en Manresa y denunciaron los hechos. Gracias a la colaboración ciudadana, obtuvieron indicios de que el hombre había llegado en marzo al municipio y consiguieron algunas imágenes de él tomadas por vecinos. Una de esas fotos llegó a manos de una extrabajadora de Power Control Ibérica, una fábrica de Sant Vicenç que cerró en 2014 en la que había trabajado de jefe de calidad. Así le identificaron: Carles Sallés. Introduciendo ese nombre en internet aparecía un enlace al reportaje de abusos en el deporte publicado por el diario 'Ara', donde se especificaba que Sallés había sido condenado por abusos a cuatro menores.

Cuatro madres de niñas abusadas junto a la piscina de Sant Vicenç de Castellet.

Cuatro madres de niñas abusadas junto a la piscina de Sant Vicenç de Castellet. / Oriol Clavera

"La planta Power Control Ibérica cerró en 2014 y poco después nos llegó la noticia de que Sallés había sido detenido por abusos", recuerda la extrabajadora. Otro excompañero de Sallés en la misma empresa aclara que este tenía un cargo de directivo en aquella empresa y lo describe como un hombre serio, callado e introvertido. Este segundo extrabajador confirma que supieron de la pederastia después de que cerrara la fábrica. Ambos confirman que las fotos que difunde este diario pertenecen al aspecto actual de Sallés.

Vídeos y tocamientos en el Club Deportiu Terrassa Hockey

Carles Sallés Ballbé (Terrassa, 1967) fue arrestado en 2015 por los Mossos y condenado a 14 años por la Audiencia de Barcelona por abusar sexualmente de cuatro menores de entre 8 y 11 años en las instalaciones del Club Deportiu Terrassa Hockey. El tribunal acordó que debía cumplir solo 7,5 años de prisión tras indemnizar a las víctimas, y consideró probado que, aprovechándose de la confianza que el club tenía en él –había pertenecido desde siempre a la sociedad–, entraba en los vestuarios y realizaba tocamientos a los niños fingiendo que ayudaba a ducharlos. Sallés también los filmaba usando un programa espía que había instalado en el teléfono móvil. Sallés, con formación de informático, admitió los hechos a los Mossos, que hallaron más de 5.000 fotografías y 60 vídeos que el propio Sallés había grabado en las instalaciones y almacenado en un ordenador personal.

Una de sus cuatro víctimas de Terrassa era una niña a la que Sallés atacó también en una piscina. La sentencia relata así aquel abuso: "El acusado de forma continuada y sucesiva, con el propósito de satisfacer sus deseos lúbricos aprovechó, reiteradamente, las ocasiones que se le iban presentando para tocar los genitales a la menor, cuando ésta tenía 9 o 10 años de edad, metiendo su mano por dentro del bañador cuando se encontraba en la piscina". Es decir, exactamente lo mismo que ha vuelto a hacer este verano en la piscina municipal de Sant Vicenç de Castellet.

Conato de linchamiento

El martes 30 de agosto, cuando varias de las familias de Sant Vicenç de Castellet sabían que Sallés era un pederasta condenado que había reincidido con menores de la localidad, los Mossos montaron un dispositivo con agentes de paisano para localizarlo. Sin embargo, fueron tres madres las que a última hora de la tarde, y siguiendo las instrucciones de una vecina, se dirigieron a un parque por el que Sallés acostumbraba a pasear a su madre y dieron con él.

Mientras una bajó del coche para entretenerlo, las otras dos avisaron a los policías y a sus maridos. "Llegaron dos minutos antes los agentes de paisano, que lo rodearon con los coches y lo arrestaron", aclaran las mujeres. Cuando llegaron los hombres, la tensión aumentó. "Hubo gritos, golpes al coche policial en el que estaba detenido y tuvieron que llevárselo a toda prisa".

Silencio municipal

El Ayuntamiento de Sant Vicenç de Castellet, contactado por este diario, ha rechazado responder a las preguntas de EL PERIÓDICO acerca de si les constaba la presencia de Carles Sallés en la piscina municipal y su condena anterior por pederastia o de si consideran que se trata de una reincidencia que las administraciones podrían haber evitado. Desde el consistorio remiten a un comunicado colgado el 2 de septiembre en el que se subraya el Ayuntamiento ejercerá la acusación popular contra Sallés y que ha colaborado con la investigación y prestado atención psicológica a las familias afectadas.

Sallés, que se encuentra en libertad condicional por la condena de 2016, pasó a disposición judicial el 1 de septiembre. Volvió a la calle ese mismo jueves.

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