Una plaga del siglo 21

Alerta en salud mental: la adicción a las pantallas entre los adolescentes se dispara en verano

Los profesionales del centro SPOTT avisan de que el fin de las clases, la falta de ofertas de ocio y la despreocupación paterna favorecen un consumo enfermizo de videojuegos, redes sociales o juegos de apuestas

Adolescentes con sus móviles.

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Elisenda Colell

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"Se acaba la escuela, terminan las obligaciones y ahora puedo hacer lo que quiera y como me apetezca". Este es el mantra que están aplicando muchos adolescentes este verano, que en algunos casos puede terminar en adicción grave a las drogas (especialmente la marihuana) o las pantallas. "En verano los padres pierden el control de muchos hábitos de los jóvenes. Luego, en septiembre, volvemos a observar conductas problemáticas y se incrementan los casos", cuenta Gemma García, jefa de tratamiento del centro SPOTT de la Diputación de Barcelona. El año pasado, entre septiembre y octubre, se detectó un aumento del 44% de chicos y chicas de 13 y 14 años enganchados a las pantallas y un 38% a los 'porros'. Este 2022 prevén, como mínimo, que se repetirán estas cifras. Los exprtos de SPOTT piden a los padres una mirada más atenta y reclaman actividades de ocio gratuitas y pensadas para los jóvenes, especialmente en las zonas rurales.

Hace 40 años que el Centro SPOTT atiende las adicciones (empezó por la heroína), pero desde 2005 se centra en los jóvenes entre 12 y 21 años de pueblos y ciudades de la provincia de Barcelona, excepto la capital. En estos últimos años han pasado más de 2.000 jóvenes por el centro, siendo el primer servicio público en detectar y atender a adictos a las diversas pantallas: las redes sociales, los videojuegos pasando también por los juegos de apuesta online y, recientemente, las criptomonedas.

Escuela cerrada y padres en 'modo verano': el perfecto caldo de cultivo

El perfil del adicto a las pantallas sería un niño de 13 años enganchado a los videojuegos y que puede sufrir problemas de salud mental. Los meses de verano son críticos para los adolescentes y pueden ser el preámbulo a una adicción que les lleve a aislarse frente a la pantalla, a dejar de lado amigos, escuela y familia. "En verano tienen mucho más tiempo libre, pero a la vez los padres siguen trabajando, así que la situación es un perfecto caldo de cultivo para que sigan haciendo lo que quieran sin control. Muchos chicos sienten que mientras estudian tienen que aprobar o ir a clase para seguir estudiando. En verano, y más si lo han aprobado todo, responden ¡si ya he cumplido mi misión, ahora puedo hacer lo que quiera!", explica Joan Bosch, uno de los psicólogos del centro.

"Incluso los casos que seguimos se desvinculan en verano, nos caen un 30%, sienten que el verano les toca a ellos disfrutar y hacer lo que quieran. También caen las derivaciones porque las escuelas están cerradas, los servicios sociales van a medio gas y los padres también se ponen en 'modo verano' y están menos pendientes", sigue García. "Muchos padres piensan que si los chicos están en casa ya están controlados, se sienten incluso más tranquilos. Estar detrás de una pantalla todo el día es un gran peligro", insiste la coordinadora. "A muchos les pasa que en verano se van a dormir a las dos, o a las tres jugando... y luego en septiembre siguen con estos hábitos y no hay dios que los levante de la cama", explica Anna Siso. "Hay un videojuego, 'Ark', que obliga a los chicos a estar conectados 24 horas, se trata de un juego de supervivencia... Es importante saber qué videojuego compramos porque esta industria diseña productos adictivos expresamente", critica Bosch. Explica el caso de un chaval atado a 'Ark' que pasaba la noche sin dormir haciendo vigilancia 'online'. Otro niño jugaba al GTA (un vídeojuego muy violento) con solo 11 años. Su madre solo le impuso una norma: no visualizar la prostitución que ofrece el juego.

Oferta pobre en extraescolares

No todo es culpa de los padres. "Tenemos un problema con las actividades de ocio en verano para los adolescentes. Para menores de 12 años hay una oferta amplísima pero cuando llegamos a la adolescencia... A los 15, 16, 17 o 18 se quedan sin extraescolares. Las opciones son muy pobres, no hay una oferta atractiva para ellos", señala Siso. "Es algo clave, que no abandonen extraescolares que les gusten y que a su vez las familias puedan pagar", dice la psicóloga, que señala que este año será especialmente grave porque, dada la inflación, muchas familias ni tan siquiera harán vacaciones con sus hijos. "Y si en las ciudades la oferta es pobre, ya no digamos en los pueblos o las urbanizaciones", agrega Bosch, que además de atender los jóvenes en el centro de Barcelona se traslada a la Anoia para atender jóvenes de esa comarca.

Instagram, un aparador de la violencia sexual

En las niñas, con una media de 14 años, la realidad es distinta. "Ellos se enganchan a los videojuegos, a las apuestas... ellas están más centradas en las redes sociales, especialmente subiendo fotos en instagram", explica Siso. "Tienen la necesidad de validarse a través de las redes, con miles de seguidores pero a los que la mayoría ni conocen", comenta Rosés. "Por un lado vemos mucha dependencia emocional con sus parejas, también competitividad con las otras chicas pero sobre todo tienen una necesidad de recompensa: cuantos más 'likes' y más seguidores, más reconocidas se sienten, liberan dopamina pero a la vez necesitan seguir haciéndolo más. Y mucho de lo que exponen no es real, no es lo que ellas sienten, solo lo que saben que va a buscar", cuenta García. Y aquí es cuando entra también la violencia sexual o digital. "Suben fotos extremadamente sexualizadas, parecen profesionales de la prostitución, y a la vez quedan con gente que ven esas fotos... allí puede aparecer cualquiera", subraya Siso. "Yo atiendo una chica que mantiene relaciones sexuales para validarse a ella misma, no porque las disfrute o le guste la persona con quien las tiene", añade Bosch.

Los expertos recomiendan a los padres trabar una relación afectuosa pero firme. "No olvidarse de ellos. Aquí lo importante es llegar antes de que haya violencia, porque en muchos casos cuando los padres se dan cuenta y tratan de retirarles las pantallas ellos reaccionan con agresividad", insiste Siso. Recomiendan pactar normas desde el principio con el uso de los aparatos, impulsarles también a la vida analógica con extraescolares en verano y proponen, en cuanto les regalan teléfonos o videojuegos, pactar un contrato con ellos donde se explique cuándo se puede usar, cuándo no, y qué castigos habrá si se incumple.

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