Asalto en la frontera

Tragedia en la valla de Melilla: 23 migrantes muertos y centenares de heridos

Una multitud de africanos que intentaba entrar en el lado español aplastaba a los de las filas de delante contra los barrotes

Cinco inmigrantes mueren en un asalto masivo para entrar en Melilla

Juan José Fernández

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Cuando todo acabó, tal era el estado que mostraban los cuerpos de los africanos amontonados en el suelo, que no había forma de saber a simple vista si algunos seguían vivos o habían dejado de respirar. Muchos estaban desmayados, y otros gemían sin poder ponerse en pie; alguno ya estaba muerto. Una multitud de subsaharianos se lanzó contra un exiguo portillo en la valla fronteriza de Melilla, y "los últimos en llegar empujaban a los primeros queriendo entrar. Se estaban aplastando unos a otros", relata un agente de la Guardia Civil de la ciudad autónoma.

La trágica escena del tumultuoso, violento y luctuoso último intento de salto de la valla resume el triste desarrollo de este viernes, la peor jornada en materia de inmigración desde que España ha reconstruido su relación con Marruecos. El asalto, con un saldo de 23 muertos, según fuentes policiales españolas comenzó a las 6:40 de la mañana. Era una gruesa hilera de unos 2.000 hombres que se aproximaba a la carrera. Cerca de medio millar superó a los gendarmes y llegó hasta el puesto fronterizo en plena batalla con piedras y palos. A las ocho y media se produjo el aplastamiento más grave, un tumulto agravado por el caos y el humo que soltaban los botes arrojados por los gendarmes marroquíes.

En el lugar donde supuestamente se produjeron más heridas mortales, hubo una oleada de personas que intentaban encaramarse al tejado del centro de control fronterizo. Los disparos de material antidisturbios marroquí derribaron al grupo, que cayó en una cascada humana, precipitándose unos cuerpos encima de otros.

Hombres por el suelo

Cuando se disolvió la embestida, decenas de hombres se revolvían en el suelo o permanecían quietos y con los ojos cerrados, esperando asistencia mientras los acordonaban los gendarmes. Muchos subsaharianos tenían la ropa revuelta, de la pelea por respirar y zafarse del montón de hombres que los enterraba.

No hay aún un recuento finalizado de muertos y heridos en el lado marroquí, porque algunos de los que están heridos podrían perder la vida en las siguientes horas. El Ministerio del Interior de Marruecos informó en un primer comunicado de cinco muertos entre los inmigrantes, "a consecuencia de una estampida. Algunos cayeron de la valla". En los hospitales Al Hassani de Nador y Universitario de Oujda han sido atendidos 140 gendarmes, cinco de ellos graves, y 76 inmigrantes con heridas de diversa consideración.

Había entre ellos muchos graves. El balance oficial de muertos ascendió a última hora de este sábado a 23 personas, según han informado las autoridades locales de la provincia marroquí de Nador, contigua a la ciudad española. Las mismas fuentes han negado "categóricamente" que haya ningún muerto entre las fuerzas de seguridad marroquís.

Del lado español, la Delegación del Gobierno en Melilla ha contado en 133 los migrantes que han conseguido entrar en la ciudad. A lo largo de la tarde se iban declarando peticionarios de asilo, relatan las mismas fuentes policiales. La misma instancia oficial informó de 49 agentes de la Guardia Civil heridos, y también 57 inmigrantes; tres de estos últimos han tenido que ser ingresados en el Hospital Comarcal de la ciudad autónoma por estar graves.

Lluvia de piedras

Diversas fuentes de la Guardia Civil, entre ellas la plataforma sindical AUGC, han mostrado fotos de cascos de antidisturbios rajados por pedradas. La Guardia Civil de Melilla activó el dispositivo anti-intrusión desde el primer momento, participando agentes de diez patrullas de la unidad de Fiscal y Fronteras y de Seguridad Ciudadana, además de un refuerzo de los antidisturbios del Grupo de Reserva de Seguridad, que a su vez se vio reforzado por cuatro furgones de antidisturbios y dos patrullas de calle de la Policía Nacional y varios furgones de la Policía Local. Desde el primer momento eran visibles en el punto del Barrio Chino donde la valla tiene su puesto de control. Los primeros, relatan las fuentes policiales consultadas, lograron romper la puerta con una cizalla, y lo que se convirtió en orificio de paso al lado español fue también un terrible embudo en el lado marroquí.

A la derecha, migrantes heridos, muchos por aplastamiento, en la avalancha que se ha producido durante el asalto a la valla de Melilla. A la izquierda, estacas de las que han arrojado durante su enfrentamiento con gendarmes y guardias civiles.

A la derecha, migrantes heridos, muchos por aplastamiento, en la avalancha que se ha producido durante el asalto a la valla de Melilla. A la izquierda, estacas de las que han arrojado durante su enfrentamiento con gendarmes y guardias civiles. / EL PERIÓDICO

Un dron y un helicóptero de la Guardia Civil han divisado (y grabado) el dramático intento de entrada. Buena parte de los heridos en el lado español lo son por pedradas. "Es que eso era una lluvia de piedras impresionante -cuenta un guardia civil-. Caían miles, sin exagerar. Estaban tirando todo lo que encontraban".

Entre los objetos arrojados había también decenas de estacas de madera de entre medio y un metro de longitud, afinadas de forma artesanal. "No sabemos para qué las traían, si para hacer palanca con algo o para enfrentarse con los gendarmes", relata el guardia.

Grandes campamentos

En el lado español, los expertos policiales en materia de inmigración sospechan que la mayor parte de la multitud venía de campamentos de una cara trasera del monte Gurugú, y también de cerros próximos a Segangane. "No se puede parar a 2.000 personas a pie de valla; eso es una locura", se lamenta uno de los agentes de la Guardia Civil consultados. "Cuando llega hasta la valla tantísima gente, ahí ya son imparables, y más con la violencia que vienen. Y tampoco se puede detener a nadie, porque si se practica una detención a uno, se pueden echar encima otros cien", añade.

En las fuerzas de seguridad españolas calculan que la proporción al comienzo de la avalancha era de 2.000 migrantes por 50 gendarmes. Cuando la policía marroquí recibió refuerzos, el asalto se convirtió en batalla campal y después en estampida en dirección a territorio español. Fue entonces cuando se produjo el aplastamiento de las filas de delante.

Las mismas fuentes policiales están instando a Interior, aseguran, a promover ante Marruecos que no permita asentamientos tan numerosos cerca de la frontera, dispersando los campamentos para hacer más complicada la formación de multitudes en dirección a la valla, con mayor peligro de muerte cuanto mayor es el número de asaltantes.

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