Los retos de la educación

Las familias de los institutos escuela critican "los cambios sin recursos"

A partir de septiembre deberán asumir el gasto del servicio de comedor, que hasta ahora no tenían

La jornada partida tendrá repercusiones en el horario de extraescolares y de transporte interurbano

Alumnos de ESO del instituto escuela Antaviana, en el comedor del centro.

Alumnos de ESO del instituto escuela Antaviana, en el comedor del centro. / Ricard Cugat

Montse Baraza

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Las familias de los institutos escuela que a partir del curso que viene harán jornada partida en la ESO andan preocupadas por los efectos que este cambio tendrá en sus logísticas. El primero, que además les tocará el bolsillo, es el servicio de comedor. El paso de la jornada continuada en secundaria (de 08.00 a 14.30 horas) a jornada partida con una franja de 12.00 a 14.00 horas para comer abre un escenario para el que ni familias ni centros tienen todavía tienen respuestas. Los estudiantes que vivan cerca del instituto podrán ir a casa y volver. El resto se tendrá que quedar a comer en el centro. ¿Y cómo se organiza eso? ¿Hay suficiente espacio en los centros? ¿Cómo afectará a las familias el gasto --que hasta ahora no tenían-- del servicio de comedor? ¿Se darán becas comedor? ¿Traer la comida de casa puede ser una opción?

"Todo esto se debería hablar o haber hablado. Ha de haber un debate y no se ha hecho", lamenta Lluís Vila, presidente de Fapaes, una asociación que agrupa a más de 4.000 familias de alumnos de secundaria. No están en contra de lo que ellos llaman "jornada saludable" porque "no podía ser que los alumnos comieran a las 15.30 o las 16.00 horas", pero sí advierten de que hay una serie de componentes derivados del cambio de jornada que se han de tener en cuenta de cara a las familias. "En Barcelona ciudad será más fácil, pero en comarcas no lo será tanto", apunta.

Espacio y turnos de comedor

En el IE La Tordera, de Santa Maria de Palautordera, las familias están muy molestas por el cambio, por el poco consenso y por las repercusiones. "Nuestro comedor es pequeño. No tenemos espacio. Ni tendremos tiempo para ofrecer un servicio de comedor de calidad y tranquilo", advierte Mariela Camejo, madre de dos alumnos y miembro del AFA, que gestiona el servicio de comedor. Para compensar el gasto imprevisto del comedor, este centro ofrecerá la posibilidad de que los alumnos traigan un táper con la comida. "Dan esa opción, pero no hay neveras. Habrá que ver cómo se conservan esos alimentos", señala Camejo.

Desde la AFA del IE Pallerola de Sant Celoni, Gerard Masferrer lamenta la falta de información y que Educació "haga cambios y no ponga recursos". Alude, por un lado, al mayor gasto que deberán asumir las familias, y por otro a los problemas de espacios que puedan tener los centros. "Quienes sean capaces de tener un servicio de comedor ágil y hacer tres turnos, lo tendrán fácil. Los que no, tendrán dificultades", augura.

"Hablar y consensuar"

Y las derivadas del cambio de intensiva a partida no son solo el comedor. También afecta al horario de las extraescolares. Además, fuera de Barcelona y su área metropolitana, en los municipios más pequeños se generan otras repercusiones como los horarios del transporte interurbano o del que da servicio a urbanizaciones. Es por ello que muchos centros situados en estos entornos planean pedir una prórroga de un curso a Educació para ajustar todos estos aspectos.

Ya hay institutos escuelas que funcionan con jornada partida. Es el caso del Trinitat Nova, de Barcelona. Hacen cuatro tardes de jornada partida y una tarde, la del viernes, de jornada intensiva. "A los alumnos les va muy bien, a los profesores les cuesta más", señala la directora, Muntsa Carbonell. El Antaviana, en Nou Barris ofrece ya tres tardes lectivas, modelo que consensuaron con las familias. La mayoría de sus alumnos come en el centro. Su director Francesc Freixanet, opina, pensando en los centros que hacen jornada intensiva, que este está siendo este un año "muy difícil" para la comunidad educativa, en el que hay muchos cambios en marcha, y se pregunta si "era necesario hacerlo todo al mismo tiempo". Apunta que la jornada horaria se debería "hablar mucho, consensuar y adaptar a cada comunidad educativa".

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