Publicidad sexista

Consumo actualizará los códigos publicitarios para luchar contra el sexismo

Según un estudio las mujeres protagonizan un 75,6% de los anuncios de limpieza y un 78,5% de los de cosmética

Juguetes educativos de madera libres de prejuicios sexistas

Juguetes educativos de madera libres de prejuicios sexistas / Carlos Valbuena Junquera

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Alberto Garzón, ministro de Consumo, anunció el viernes que trabajará con anunciantes, industria y sociedad civil en la actualización de los códigos de autorregulación de la comunicación comercial y la publicidad, con el objetivo de luchar contra el sexismo.

En la presentación sobre el estudio Mujer y Publicidad: El sexismo en las comunicaciones comerciales, elaborado por la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC) y financiado por el Ministerio de Consumo, Garzón lamentó que los códigos por los que se rige la publicidad actualmente estén "obsoletos" y anunció que el primer sector que se analizará será el de juguetes y juegos.

Por el momento, Consumo no pretende legislar en este ámbito. "Estas cosas salen mejor si las empresas están de nuestro lado y hacen suyas este tipo de medidas" declaró Garzón, que considera que "hay que cambiar los hábitos y la cultura". Aunque, igualmente avisa de que "el instrumento de la regulación está ahí" si se diera el caso de que las medidas impuestas no fueran suficientes.

El informe de la AUC analiza 1.605 anuncios emitidos a lo largo de 2020 en los que aparecen mujeres. Cuando se trata de publicidad relacionada con productos de limpieza, en un 75,6% de las ocasiones el protagonista es el sector femenino, y en anuncios relacionados con productos de cosmética un 78,5% de las veces. Según concluye, las mujeres suelen tener un papel protagonista en los sectores relacionados en limpieza, alimentación y bebidas y todo lo relacionado con cosmética, belleza y moda.

Foco en los menores

Garzón, frente a estos resultados, critica que se trata de una representación discriminatoria y estereotipada que "perpetua comportamientos machistas contrarios a las políticas de igualdad". Y, aunque los cambios son notorios respecto a épocas anteriores, considera que sigue siendo necesario centrarse en el problema, poniendo el foco principal en la publicidad dirigida a los niños y niñas.

Yolanda Domínguez, experta en sexismo y medios de comunicación, que participó en el acto, sentenció que "no hay un cerebro masculino y otro femenino, solo una industria que se aprovecha de nuestro miedo a no encajar". "Desde que nacemos se empeñan en separarnos", añadió.

Consumo tiene el objetivo de fomentar unas pautas libres de estereotipos: acabar con la estética tradicional en la que se ha etiquetado que juguetes eran para niños o para niñas; evitar todos los anuncios de juguetes que se dirijan solo a un único sexo o género; y crear una división de géneros a través de diferentes instrumentos como puede ser el color (rosa para niñas y azul para niños, por ejemplo).

Reclamo publicitario

En el estudio también aparece que en un 43,4% de las comunicaciones comerciales el papel de la mujer es de ama de casa y solo un 28,9% de las veces representa una actividad profesional. Cuando la actividad no está relacionada con un escenario dentro del hogar, solo un 34,9% aparece la mujer. También se ha podido analizar que en el 46,3% de las ocasiones se le da al sexo femenino una imagen de consumidor y comprador, aunque el producto que se muestre se destine a otras personas. Además, en un 12,7% de los anuncios, la imagen de la mujer solo se utiliza como reclamo publicitario, dejando a un lado la función de representar un papel comercial. En este caso, el 85,6% de los anuncios se dirigen en exclusiva a los hombres.

Garzón también mencionó que la regulación afectará a los 'influencers': "En teoría estas personas no pueden hacer una comunicación comercial y la práctica es que hacen anuncios y los cobran." El ministro asegura, junto con el Ministerio de Igualdad, contar con "líneas de trabajo" y con "la experiencia precedente de la regulación de las casas de apuestas", para así poner límites a determinadas prácticas a las que están expuestos "determinados sectores de la población muy vulnerables", como son los niños o los jóvenes.