anomalía atmosférica en el levante español

Un tsunami de aire cálido pone Castellón a 42,5 grados de madrugada

Montoro (Córdoba) rompe el techo térmico histórico de España con una marca, aun por certificar, de 47,4 grados

La ola de calor subirá los termómetros hasta los 42 grados en el interior

La ola de calor subirá los termómetros hasta los 42 grados en el interior / Juan Carlos Cárdenas

El Periódido

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La noticia se quedaría coja si se dijera solo que la ciudad de Castellón ha alcanzado este fin de semana los 42,5 grados de temperatura, casi dos grados por encima de su récord histórico, 40,6, alcanzado en el año 2009. Lo realmente noticiable es que el nuevo récord se ha registrado de madrugada. Un fenómeno meteorológico ocasional en la costa mediterránea española, conocido en castellano como reventón cálido, en inglés como ‘downburst’ y en catalán como ‘esclafit’, traducible como estallido, ha castigado a los castellonenses con una madrugada insoportable. En realidad, ninguna de las tres palabras hace suficiente justicia a lo que comporta esta anomalía atmosférica. Es, más bien, como una suerte de tsunami de aire ardiente que se desploma desde las capas altas de la atmósfera hasta suelo a través de un gigantesco e invisible tubo del tamaño de un tornado y que, una vez en la superficie, se expande como una ola. Los 42,5 grados se alcanzaron en el observatorio del aeropuerto local a las dos de la madrugada.

El 14 de agosto de 2021 será una fecha que recordarán los meteorólogos durante años. En Montoro (Córdoba) tal vez se batió el sábado la marca histórica de temperatura registrada de forma fiable en España, pues hay registros anteriores, superiores, incluso de 50 grados, pero no homologados. A falta de que se certifique la precisión del termómetro, se alcanzaron los 47,4 grados, una décima por encima de la anterior medición máxima, de la misma estación meteorológica. No fue, en cualquier caso, un caso aislado de calor. Durante la misma jornada, como mínimo 26 observatorios más de la península registraron temperaturas superiores a los 45 grados y, de madrugada, no fueron infrecuentes las temperaturas superiores a los 35 grados. Lo ocurrido en Castellón, sin embargo, empequeñece todas esas reseñas del tiempo, pues la madrugada fue extremadamente más calurosa que el día y, además, de forma súbita. Los reventones térmicos son así. Después de que la colosal bolsa de aire cálido se estrellara contra el suelo y pasado un buen rato, la temperatura volvió, dicho entre comillas, a la normalidad. La mínima del día en Castellón fue de 35 grados, que no es poco.

Los reventones térmicos son fenómenos muy estudiados y, pese a ello, imprevisibles aún en los partes meteorológicos. Son, a su manera, la imagen especular de los tornados, pero a diferencia de estos últimos, caracterizados por esa espiral de viento ascendente capaz de arrancar casas de cuajo, los reventones son una caída en vertical de aire abrasador que, en ocasiones, causa destrozos cuando choca contra el suelo y se expande en todas direcciones. El de Castellón, por ejemplo, según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología, cayó desde una altura de seis kilómetros. El impacto en el suelo puede, en ocasiones, desencadenar una tormenta única de arena y polvo, más o menos como la que ha circulado estas últimas horas por las redes sociales sobre otro reventón térmico, en este caso en Albacete.

El conjunto de variables que propicia esta anomalía atmosférica son muchas. Incluso inciden las ondas gravitacionales para desencadenarla. Pero, contado de forma más simple, es imprescindible que en las capas altas atmosféricas circule una masa de aire cálido, en este caso procedente de África, y que a cota cero se produzca una entrada de brisa más fresca. La presencia del mar lo facilita. Basta un viento de levante para que eso suceda. Ese contraste provoca un inestable equilibrio térmico que es muy fácil que termine por desmoronarse.

El episodio registrado en Castellón la madrugada del domingo fue acompañado a gran altura de fases de condensación y lluvia que no siempre terminó por tocar tierra. La cuestión es que, como si fuera un globo, esa bolsa se resquebrajó y la masa de aire se desplomó sobre Castellón, más o menos como sucedió hace dos años, el 6 de julio de 2019 en Almería, cuando en solo media hora la temperatura pasó de 28,3 grados a 41,4. Pero ocurrió de día, esa es la gran diferencia. Con todo, sea la hora que sea, episodios así son imborrables en la memoria para quienes los experimentan. Cada dos minutos, la temperatura subió un grado.

Hay más antecedentes sonados. El 26 de agosto de 1991, la temperatura escaló de los 24 a los 35 grados en Valencia. En Alicante tuvieron su reventón térmico el 20 de julio de 2001. El termómetro del aeropuerto estaba a 27 grados y, a ojos vista, la columna subió hasta los 37. No se puede afirmar a la ligera que esta vaya a ser una más de las consecuencias que está trayendo el cambio climático, pero la coincidencia en el tiempo comienza a ser muy sospechosa. Puede incluso que el reventón térmico de Castellón viniera también alimentado por la cadena de incendios que el mismo sábado se desencadenaron en la provincia, cinco solo en 24 horas. El más grave de ellos, el de Assuévar, había arrasado más de 500 hectáreas de bosque antes de que se desatara el reventón térmico.

A pocas horas de que una entrada de viento del norte retorne las temperaturas a cifras más propias de esta época del año e incluso inferiores, lo que queda atrás es un fin de semana indiscutiblemente insólito. No es fácil decidir si sorprenden más los 47,4 grados de Montoro a mediodía o los 42,5 de Castellón de madrugada, pero lo cierto es que han sido dos días de récords térmicos en centenares de localidades. En Catalunya se han batido 21 plusmarcas de temperatura máxima e incluso en algunos observatorios situados a 1.500 metros de altura la mínima de la jornada, o sea, de noche, ha alcanzado los 26 grados.

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