'Fact-checking' con Verificat

Es falso que las vacunas modifiquen tu ADN

Las inyecciones que inmunizan contra el coronavirus generan dudas y desconfianza en algunos sectores de la población

Una adolescente recibe una vacuna en la localidad californiana de Pasadena, en Estados Unidos.

Una adolescente recibe una vacuna en la localidad californiana de Pasadena, en Estados Unidos. / Reuters / Lucy Nicholson

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Desde antes de que empezara la campaña masiva para inmunizarnos contra el covid-19, los bulos sobre las vacunas empezaron a circular de forma descontrolada. Este mes, Verificat y EL PERIÓDICO desmentiremos con infografías rigurosas las principales falsedades que se han difundido. Hoy, empezamos con las vacunas y el mito de que modifican nuestro ADN.

La confusión está relacionada sobre todo con las famosas inyecciones de ARN mensajero (ARNm), como las de Pfizer o Moderna, que emplean una tecnología pionera en la historia que hace que sea posible transportar el material genético desde que se inyecta hasta que llega a las células, algo antes imposible.

Revolución

Esta proeza de la medicina ha abierto la veda al desarrollo de nuevos fármacos en un futuro inmediato para tratar enfermedades tan frecuentes como la hiperlipidemia o el cáncer, así como ciertas enfermedades neurodegenerativas sin cura a día de hoy. Pero en algunos casos, lejos de ser consideradas como lo que son, una revolución en el campo de la medicina, han generado dudas y desconfianza en algunos sectores de la población. Es lógico, ya que nunca antes en la historia se han aprobado unas inyecciones con una tecnología similar.

Pero que generen dudas y desconfianza razonables es una cosa, y otra muy distinta es que se alarme con unos supuestos efectos que no se han observado en ningún ensayo clínico, como aquello de que modifica nuestro ADN. ¿Por qué se piensa que las vacunas podrían hacer tal cosa? La explicación reside en la particular forma que operan: los viales de ARNm, como el de Pfizer o el de Moderna, contienen un fragmento de código genético del coronavirus, que se incorpora a una cápsula lipídica que lo transporta hasta las células. Ahí desencadena una respuesta inmune en el cuerpo que, en el momento de entrar en contacto con el SARS-CoV-2, puede combatirlo y evitar así cursar los cuadros más graves de la enfermedad.

ADN estable

Se tiende a pensar que ese ARNm es capaz de alguna manera de alterar nuestro ADN. Sin embargo, tal y como indican desde la web de la Alianza para la Vacunación (GAVI, en inglés), estas vacunas no pueden hacer tal cosa. En primer lugar, porque ARN no es lo mismo que ADN y este ARN del virus “no se puede combinar con nuestro ADN para cambiar nuestro código genético”. Además, el ARN “es muy frágil (de ahí que necesite ser transportado por estas nanopartículas de grasa hasta la célula), y se mantendrá en el interior de la célula 72 horas antes de que se degrade”. En otras palabras, el ADN es mucho más estable y más resistente que el ARN.

En segundo lugar, el ADN está ubicado en el núcleo de las células, un lugar al que el ARNm no puede acceder. Ya lo han indicado en reiteradas ocasiones los propios Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), quienes aseguran que tanto las vacunas de ARN mensajero como las de vector viral “transportan instrucciones (material genético) a nuestras células y empiezan a construir la protección contra el virus que causa el covid-19”. Sin embargo, el material nunca entra en el núcleo de la célula, que es donde está guardado nuestro ADN. El organismo indica, por tanto, que “el material genético en las vacunas no puede afectar o interactuar con nuestro ADN de ninguna manera”. 

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