Sospechas de acoso y abusos

Los Mossos investigan dos casos de suicidio de alumnos de colegios Manyanet de Barcelona

Colegio Pare Manyanet en Sant Andreu

Colegio Pare Manyanet en Sant Andreu / JORDI OTIX

Guillem Sánchez
Elisenda Colell
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Los Mossos d’Esquadra investigan dos casos de suicidio en sendos colegios de Barcelona pertenecientes a la congregación Manyanet, según fuentes consultadas por EL PERIÓDICO. Se trata de un exalumno del Pare Manyanet de Les Corts, fallecido en 2019 a los 21 años, y de una alumna del Jesús, Maria i Josep, de Sant Andreu, fallecida este 19 de mayo a los 15 años. En ambos casos, los padres de las víctimas creen que los dos colegios –de la misma congregación religiosa– no han actuado adecuadamente para protegerlos. Un asunto que los progenitores de la menor además han elevado al Consorci d’Educació de Barcelona y al Síndic de Greuges. El centro de Sant Andreu es también el mismo que, tal y como avanzó este diario, castigó a un informático por avisar a los Mossos del hallazgo de 39 gigas de material pedófilo en el ordenador portátil de uno de los sacerdotes. En realidad, este episodio ha permitido conectar ambos suicidios.

El caso del joven que se quitó la vida en 2019 comenzó con una desaparición que investigaron agentes de los Mossos y que terminó con el hallazgo de su cuerpo, una semana más tarde. La familia expresó a estos policías tiempo después –al hallar unos mensajes ambiguos en el teléfono móvil de su hijo– que este tal vez podría haber sufrido abusos sexuales durante su escolarización. Cuando tenía entre 14 y 16 años, comenzó a no querer ir al colegio y nunca consiguieron saber a qué venía esa negativa. Tras el suicidio y encontrar esos mensajes en el móvil, los padres comenzaron a creer que quizá podría tratarse de un caso de abusos que su hijo no fue capaz de revelar de adolescente. Los Mossos no pudieron confirmar esa hipótesis. Sin embargo, la inquietud de los padres reapareció cuando el informático del centro de Sant Andreu halló material pedófilo en el ordenador del sacerdote J.C.: este cura había impartido religión en el colegio de Les Corts cuando su hijo estudiaba allí. 

A pesar de que no constan sospechas concretas sobre el cura J.C., los Mossos pidieron a los padres fotografías del joven malogrado. Imágenes que mostraran su rostro en distintas edades que los investigadores ahora usan para comprobar si es uno de los menores que aparecen en los 39 gigas de material pedófilo que el cura J.C. escondía en su ordenador. Según las fuentes consultadas por este diario, hasta la fecha los agentes no han encontrado ninguna imagen del joven que se suicidó entre el material de su exprofesor –tampoco de ningún otro alumno de ese u otro centro–.

El segundo suicidio

El último caso que ha conmocionado a la comunidad de Manyanet es el de la menor que se suicidó el 19 de mayo por la mañana, poco antes de que comenzaran las clases. Los Mossos acudieron a atender a los padres y, entonces, relatan fuentes policiales, ambos estaban en estado de shock y no fueron capaces de apuntar a ninguna causa. Los policías confirmaron que se trataba de una autólisis y no volvieron a saber de los padres. Hasta la semana pasada. Entonces los progenitores avisaron de que habían hallado en el teléfono de su hija un correo electrónico cuyo asunto era ‘muerte’ y cuyo contenido era ‘muérete’. El mensaje estaba dentro de la aplicación Google Classroom del colegio, que profesores y compañeros de aula de su hija compartían. Los Mossos aconsejaron a los padres informar al Síndic de Greuges y al Consorci d’Educació de Barcelona, y así lo han hecho. Por su parte, los investigadores han solicitado permiso al juez para acceder al teléfono móvil de la menor difunta y así tratarán de resolver quién envió ese mensaje y si ha podido tener algún efecto sobre la conducta de la adolescente.

"El director actual del colegio de Sant Andreu era el director del centro de Les Corts cuando nuestro hijo estudió allí", subraya la familia del joven que se suicidó en 2019. Estos padres explican que, tras el fallecimiento, acudieron a la escuela a pedir el informe psicológico del joven –fue atendido en el centro para tratar de averiguar por qué no quería ir a clase– pero la dirección no quiso entregar ese documento. Cuando regresaron al centro a solicitarlo una segunda vez, acompañados en esa ocasión por un inspector de Ensenyament, la escuela alegó que había perdido ese informe, que se había borrado accidentalmente. 

Sospechas de acoso en Sant Andreu

En el caso más reciente de Sant Andreu, los padres de la chica han expresado que la escuela ha "favorecido" situaciones "recriminables y peligrosas para la salud física y mental de los alumnos". Aseveran que hay "numerosos casos de bullying" que el centro ha preferido "esconder" para no perjudicar su buen nombre. El Consorci está estudiando la denuncia pero confirma que no se activó ningún protocolo 'antibullying' ni existió un aviso de que la menor sufriera acoso escolar.

Respaldan la versión de la familia otros padres del mismo centro. Denuncian que el colegio es reticente a aplicar los protocolos 'antibullying' a los que está obligado por ley. "Mi hijo tiene un trastorno muy leve y siempre se metían con él en esta escuela, tengo correos electrónicos desde el primer año avisando de la situación", se sincera David Vidal, padre de dos exalumnos. "El acoso llegó hasta el punto de que tenía que sentarse en el comedor con su hermana y sus amigas, tres años menores que él, para no estar solo", agrega Vidal. El momento más grave, relata, fue en 1º de la ESO: "su tutor le echó en cara delante de todos los alumnos que se hubiera quejado". "Nunca nadie hizo absolutamente nada para poner fin a este infierno", asume.

"Aguantas porque piensas que es una buena escuela, pero al final ves que no les importa el estado emocional de los niños, solo su rendimiento académico", insiste. Finalmente, cambió a su hijo de centro y posteriormente lo hizo también con la hija menor. "Ahora mi hijo es feliz y está haciendo la selectividad. Lo grave es que son muchas las escuelas del barrio que reciben a niños destrozados en el Manyanet", añade el padre. De hecho, como vecino del barrio, se enteró enseguida del suicidio de esta alumna. "Fue terrible... Hoy, al leer los argumentos de padres me alegro de haber sacado a mis hijos de allí".

Tras conocer este último suicidio, cinco madres han creado un grupo para denunciar el "caso omiso" que, dicen, aplica el centro ante las denuncias de acoso escolar. Tres de estas madres han sacado ya a sus hijos del Manyanet. Carmen es una de las dos que aún no lo ha hecho. En noviembre de 2018, cuando su hija tenía 7 años, advirtió a la escuela de que sufría acoso. "La maestra me dijo que mi hija no se comía el bocata en el patio porque sus compañeros se lo robaban", cuenta la madre. También relata palizas: tirones de pelo, insultos e incluso tocamientos. "Se cayó en clase de educación física y los niños le tocaron sus partes íntimas para reírse de ella", explica.

Intervención de la Síndica de Barcelona

La madre, que desea permanecer en el anonimato, también lamenta que la escuela no interviniera antes con su hija. "Lo primero que me dijeron fue que me buscara otra escuela y que tenía a mi hija en una urna de cristal", asegura. Según su relato, el centro tardó cuatro meses en abrir un protocolo. "Y por que me quejé a la Síndica de Greuges de Barcelona, a la Conselleria d'Educació, a los servicios territoriales e incluso llegó a intervenir el Equip d'assessorament i orientació psicopedagògica (EAP). Si no, no hubieran hecho nada como ha pasado con tantos otros niños", se queja. Un informe de la misma sindicatura de Barcelona expone que el colegio en este caso no aplicó el protocolo hasta que la Síndica, Maria Assumpció Vilà, alertó al Departament d'Educació a mediados de 2019. Ahora su hija sufre ansiedad crónica, ataques de pánico y tiene problemas para relacionarse con otros niños. "La psicóloga que la trata actualmente atribuye estos trastornos al acoso que padeció en la escuela", cuenta la mujer, que no descarta llevar el caso a los juzgados.

Este diario no ha podido obtener, tras haberlo intentado repetidas veces a lo largo del día de hoy, la versión de la congregación Manyanet.

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