Las restricciones
Hay negocio con las cenas a domicilio pese al toque de queda
La actividad de las plataformas digitales y de locales con 'delivery' se dispara mientras miles de bares y restaurantes se están arruinando
Patricia Castán
Periodista
Periodista en El Periódico de Catalunya desde 1996. Ha ejercido de redactora y jefa de sección en Gran Barcelona. Especializada en los ámbitos de economía local, comercio, turismo, vivienda, ocio, gastronomía y tendencias urbanas.
Patricia Castán
Sergio P. es un autónomo vocacional. Un autónomo las 24 horas. Uno de los pocos que desde la pandemia ha dilatado la jornada laboral, al son de las circunstancias. "Me cuesta parar cuando veo que hay oportunidad de trabajar y facturar. Y el tema del 'delivery' se ha disparado hace casi un año", relata, entre tarea y tarea. A sus 36 años, lleva unos cuantos como emprendedor, desde una tienda online, y otros cinco como 'rider' o repartidor de plataformas digitales, que le permitían completar sus ingresos y elegir el ritmo de trabajo.
Pero ningún periodo ha sido comparable en intensidad al último año, cuando su segunda ocupación pasó no solo a tener una enorme demanda, sino también a proporcionarle una gran "satisfacción personal", pese a la presión. "La gratitud de la gente que no podía moverse en el confinamiento cuando le llevabas la compra era enorme", hasta les dejaban algún sobre con propina en el ascensor. La comida (y el repatidor) se convertían en cordón umbilical con la vida, en ausencia de normalidad.
Recuerda que la pasada primavera "había trabajo para 12 horas al día si uno quería". Él se movía en moto grande, al servicio de Stuart, llevando sobre todo pedidos de supermercados. Años atrás había colaborado con Glovo y hace unos meses decidió añadir esta plataforma a su rutina, en este caso en el horario diario de 19.30 a 21.30 horas, lo que en la práctica le supone ser un enlace entre restaurantes necesitados de sacar partido al reparto a domicilio, y de comensales ávidos de llevarse la experiencia gastronómica a sus casas, en momentos del día en que uno no tiene ganas de cocinar.
Cuenta Sergio que el incremento de peticiones en este ámbito ha sido "espectacular" y mucho más allá del 'fast food' al que se solía asociar el 'delivery' antes de la era del covid-19. Alejados de cualquier bar o restaurante a la fuerza, quienes no han querido dejar de disfrutar de sus mesas favoritas se han volcado en el nuevo hábito de importar los ágapes a casa. "Cada barrio es diferente, en algunas no haces más que viajes al MacDonald's, pero en otros llevas pedidos de restaurantes pequeños especializados, o incluso carnes de un asador", añade.
En plena polémica sobre la situación laboral sobre los 'riders' y su inminente nueva regulación, Sergio es uno de los que defienden "la plena autonomía" que le da su situación, donde puede gestionar su actividad y turnos, casando el reparto con su negocio según los picos de trabajo. "Me fastidiaría mucho que se apruebe la ley 'rider', opina, tras años de jornadas a su medida.
Nueva rutina
Son muchos los restaurantes que han encontrado en ese tentáculo hasta los hogares un colchón ante la crisis de la hostelería derivada de las restricciones sanitarias. Pero el Gremi de Restauració de Barcelona insiste aún son más los que no han podido adaptar su oferta (por elaboración o presentación) a un 'packaging' de reparto y están sufriendo gravemente las limitaciones horarias. Y enfatizan que la esencia de un restaurante no es solo la cocina en las mejores condiciones posibles, sino también el servicio y el entorno.
Las cifras de Just Eat, la plataforma de comida a domicilio líder en España, con más de 16.000 restaurantes adheridos, corroboran su efervescencia en esta etapa de cotidianidad trastocada. En Barcelona, han incrementado un 52% las altas de establecimientos. Desde grandes cadenas a propuestas sibaritas. De hecho, aunque por orden la comida italiana, seguida de la japonesa y la americana son las más demandadas, la necesidad de llevar los restaurantes al sofá de los hogares ha hecho crecer un 196% las peticiones de comida de fusión, y un 167% la vegana, por ejemplo. No hay datos exclusivos del periodo con toque de queda, pero desde la pandemia los servicios de cena incluso los días laborales han crecido más del 33%. Un vigor que ha alentado incluso la entrada en juego de propuestas firmadas por chefs con estrella Michelin.
En Barcelona y su área metropolitana, uno puede animar el toque de queda con platos de Víctor Quintillà, Romain Fornell o Dani Garcia en versión 'delivery'. Este último ha desarrollado el concepto a domicilio La gran familia Mediterránea, que abarca ocho cartas, desde propuestas para tapear, a bocatas, mexicana, japonés, brasa, taberna, healthy... que se pueden combinar en un mismo pedido. Sabores que abarcan postres y bebidas, y que llegan en bici, patinete, moto o coche, según se mueva el 'rider'.
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