Gominolas y galletas de marihuana

Tres días para dar con el laboratorio de Breaking Bad en Barcelona

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Guillem Sànchez

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Como tantas otras investigaciones, esta comenzó por un soplo que recibió la Policía Nacional de Cornellà. Era el siguiente: en Barcelona había un tipo que mandaba compulsivamente paquetes por correo postal a Italia cuyo contenido no cuadraba. "Decía que había calzoncillos", explica J.V., el jefe del Grupo 1 de la UDYCO. "¿Quién iba a mandar tantos calzoncillos a Italia?", insiste el inspector.  

Un martes de mediados de septiembre, la unidad acudió a una de las empresas de paquetería, dio en el mostrador el nombre del sospechoso –un ciudadano colombiano con antecedentes por narcotráfico– y preguntó si había dejado algún paquete. Había uno. Los policías lo llevaron hasta la Delegación del Gobierno en la calle de Mallorca, donde hay un escáner. Aunque no resultó posible averiguar qué contenía, la máquina sí dejó claro que en el paquete no había calzoncillos. El inspector llamó a una unidad canina para olfatear y los dos perros que acercaron el hocico "se sentaron": era droga. El paquete escondía productos elaborados con marihuana y embalaje con el rostro de Walter White, el protagonista de la serie <strong>Breaking Bad</strong>. Era un surtido cannábico para gourmets. ¿Quién estaba fabricando algo así en Barcelona?

A contrarreloj

La operación que se activó en ese instante fue apodada 'Breve' porque los envíos, que viajaban a través de empresas legales, ofrecían al cliente la posibilidad de seguir en tiempo real el estado de la comanda. "Es decir, en menos de tres días, el comprador podía avisar al traficante de que su compra no había llegado y este deducir que había sido interceptada". El grupo 1 montó un dispositivo de vigilancia frente a oficinas de paquetería que caducaría a las 72 horas. Hubo suerte. Una de las vigilancias detectó a un hombre italiano entregando un paquete a nombre del sospechoso colombiano. Lo siguieron y este los condujo hasta un domicilio de la calle de Pau Claris.

Aquel piso era un supermercado cannábico para sibaritas. "Galletas de marihuana, gominolas con THC (Tetrahidrocannabinol, el principio activo del cannabis), polines (helados líquidos a imagen y semejanza de los 'burman flax'), píldoras de THC, latas metálicas –como las de atún– con cogollos, medio kilo de polvo azucarado con cocaínapolen (hachís de gran pureza) y miel de marihuana concentrada. "Algunos de los productos los recibía ya acabados pero otros los elaboraba él. El domicilio funcionaba como laboratorio que, además, disponía de un decorado para sacar fotografías de la mercancía y promocionarla a través de las redes sociales". Curiosamente, no había metanfetamina, la droga sintética que se cocina en Breaking Bad. 

El Grupo 1 cree que es imposible que este italiano actuara solo. El elevado grado de sofisticación apunta a que él era solo una célula integrada en un organismo más complejo. El caso no se da por cerrado y a partir de este hilo la Policía Nacional tratará de llegar al corazón de la red.

Quedaron arrestados por delitos contra la salud pública y por falsificación documental tanto el ciudadano italiano como el colombiano que habría cedido su identidad para realizar los envíos. Tal vez hayan cometido asimismo un tercer delito, contra la propiedad industrial. Uno de los logos que fingían distribuir –'Cookies'– es el de una tienda de ropa con establecimientos en Barcelona y otro el de la marihuana 'Gary Payton', nombre de un jugador de la NBA y una marca de cannabis registrada en Estados Unidos.

Los compradores pedían la mercancía a través de un chat privado de Telegram –al que había que ser invitado para entrar– cuya imagen corporativa era el rostro de Heisenberg –el 'alter ego' de Walter White–. Los pagos se hacían a través de Tokens, criptomoneda –una divisa electrónica– difícil de rastrear para los cuerpos policiales. "Lo supimos porque requisamos el teléfono y apareció el mensaje 'ha recibido tantos Tokens' en la pantalla". 

Para el inspector de Cornellà, con 27 años de experiencia, este caso es una prueba más de un fenómeno conocido: el narcotráfico se mueve a gusto por internet. Transacciones comerciales que no dejan rastro y envíos por correo postal ordinario. "Esto cada día está más complicado". 

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