CRIMEN DE LA URBANA

Sentencia por el crimen de la Guardia Urbana: 25 años para Rosa Peral y 20 para Albert López

'Crimen de la Urbana': 25 años para Rosa Peral y 20 para Albert López

'Crimen de la Urbana': 25 años para Rosa Peral y 20 para Albert López. / periodico

Ángeles Vázquez

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Después de ser considerados culpables por el jurado popular, solo quedaba pendiente saber los años exactos de cárcel que deberán cumplir los guardias urbanos de Barcelona Rosa Peral y Albert López por la muerte del también agente y pareja sentimental de ella, Pedro R., el 2 de mayo del 2017 en el domicilio que compartían en Vilanova i la Geltrú. El magistrado presidente del tribunal del jurado le ha impuesto 25 años de cárcel a Peral y 20 años a él, al apreciar la agravante de parentesco en el caso de ella.

Es la misma pena que pedía para Peral el fiscal que la acusó de ser manipuladora y fría, mientras que a López, para el que pidió 24 años, le atribuyó exhibir una "masculinidad primitiva". La sentencia también les impone indemnizar con 450.000 euros al hijo del fallecido, 225.000 euros para su padre, 100.000 euros para cada uno de sus hermanos y 10.000 euros para su antigua compañera sentimental y madre de su hijo, lo que suma un total de 885.000. Cuando salgan de prisión, cumplirán 10 años de libertad vigilada y no podrán acercarse a menos de 1.000 metros de los familiares de la víctima.

Relación con cuatro

La sentencia relata que Albert López y Rosa Peral se conocieron trabajando como guardias urbanos "e iniciaron una relación sentimental sin convivencia en 2012, o al menos a partir de principios de 2013, y que coexistía al tiempo que ella vivía junto a su marido y sus dos hijas menores de edad". En el verano de 2016 inició otra relación con la víctima, que "simultaneó durante un tiempo con su matrimonio y con López".

En diciembre de 2016 la acusada se separó de su marido e intensificó la que tenía con la víctima, hasta el punto de vivir juntos en su casa. En enero, Albert López se dió cuenta, lo que provocó que se distanciara de Peral y que le dijera a Pedro R. que él habían tenido una relación con ella. Este empezó a desconfiar de Rosa y surgieron las discusiones de la pareja, a lo que se sumó a que López empezara a sentir una "hostilidad profunda hacia la víctima" y un "firme deseo de revancha".

Entre marzo y abril de 2017 hubo "un nuevo y paulatino acercamiento, emocional primero, y sentimental después, entre Rosa Peral y Albert López, que desembocó en que ambos llegaran a la conclusión de que la víctima, por diversas razones, obstaculizaba su relación y situación". En ese contexto "ambos empezaron a trazar un plan con el fin de quitar la vida a la víctima". Lo pusieron en marcha la noche del 1 al 2 de mayo de 2017.

Juntos o al menos uno

Habían ido insinuando que había "un enfrentamiento personal entre la víctima y el exmarido de la acusada" y solo tenían tenían que "esperar a que el primero estuviera dormido o descansando". Esa noche, Peral llamó a López y en la madrugada, él fue a la casa y, "conjuntamente, o al menos uno de ellos con la anuencia y colaboración activa del otro, agredieron a la víctima y le privaron de su vida de forma violenta". La sentencia precisa que "actuaron con el común ánimo o intención, o conociendo y asumiendo las altas probabilidades que existían, de acabar con la vida de Pedro si actuaban en la forma en que lo hicieron".

A continuación, "acordaron fingir que la víctima desenvolvía su vida con normalidad, llegando la noche del día 2 a utilizar su móvil en distintas ocasiones" y desplazándose con él a las inmediaciones de la vivienda del exmarido de Rosa. De madrugada llevaron el cuerpo en el maletero a una pista forestal en el área del pantano de Foix y prendieron fuego al vehículo con el cuerpo de la víctima en su interior. Resultó "casi enteramente carbonizado por la acción de las llamas, sin que hayan quedado restos o signos suficientes de la causa violenta de su muerte", lamenta el fallo.

26 sesiones y 57 testigos

El juicio con jurado popular del crimen de la Guardia Urbana constó de 26 sesiones en vista pública durante un mes y medio. Intervinieron 57 testigos, 38 peritos y 15 forenses. Las últimas sesiones se aceleraron por el coronavirus, para evitar su repetición. Rosa Peral dio positivo por covid-19.

El juez  ordena investgar posibles mentiras de testigos

El magistrado del Tribunal del Jurado que juzgó a Rosa Peral y Albert López ha ordenado investigar al padre de ella por falso testimonio, así como a un vecino y a un excabo del cuerpo por encubrimiento.

En su sentencia, el juez Enrique García acepta deducir falso testimonio contra los tres testigos y ordena que se abra una causa aparte para investigar si cometieron un delito, tal como solicitó el fiscal en la vista.

Estipula así que se deduzcan sus testimonios y se tengan en consideración las declaraciones que hicieron durante el juicio oral, así como las de los miembros de los Mossos d’Esquadra o agentes de la Guardia Urbana que los «contradijeron».

El fiscal Félix Martín solicitó en su informe de conclusiones que se dedujera falso testimonio contra el padre de la ahora condenada, Francisco Peral, por haber negado que su hija le pidiera mentir y argumentar que se «equivocó» cuando dijo que vio a la víctima un día después del crimen.

En su declaración durante la vista oral, el padre afirmó que se confundió al decir a la policía que vio a su yerno y no a un vecino un día después del asesinato, a pesar de que los Mossos d’Esquadra dijeron que les había confesado que «mintió» porque la acusada «se lo había pedido».

En el caso del cabo de la Urbana, J. J. Leal, que fue superior de Peral y López, con quien -dijo- todavía conserva la amistad, el juez ha aceptado investigarlo por un presunto delito de encubrimiento del crimen, además de por falso testimonio.

El fiscal sospecha que ayudó a Peral a construir una coartada a raíz de una conversación telefónica en la que se referían a los problemas de memoria de su padre después de que éste presuntamente mintiera a la policía, una llamada que considera una «farsa» teatralizada porque ya sabrían que sus móviles estaban pinchados.

Por otro lado, el magistrado ha ordenado investigar a Manuel G., un vecino y amante de Peral, después de que el Ministerio Público lo solicitara al entender que tenían una relación más íntima de lo que éste admitió durante el juicio, en el que recalcó que su relación se limitó a un único encuentro sexual.

Se trata del mismo testigo que vive frente al domicilio de la condenada y que en fase de instrucción dijo haber escuchado el ruido de una motosierra la mañana del 3 de mayo de 2017, cuando el cadáver de la víctima ya había sido trasladado al pantano de Foix, donde fue calcinado en el interior del maletero.