crisis sanitaria

Las residencias denuncian unas carencias "que vienen de lejos"

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Elisenda Colell

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Llueve sobre mojado. Las residencias de ancianos catalanas ven como el coronavirus se ha adentrado en sus centros y la falta de recursos lo ha propagado. El resultado, muertes e infectados en ascenso, falta de profesionales para asistir a los abuelos e incapacidad para desinfectar los establecimientos. A falta de cifras oficiales -el último dato proporcionado por Salut el pasado viernes era de 151 muertes-, el sector responde. "Es un efecto dominó, el virus ha entrado en los centros porque no hemos tenido medios para pararlo y se va a ir expandiendo de forma brutal", relatan a EL PERIÓDICO patronal y trabajadores, que recuerdan que ya se arrastran años de falta de fondos para atender a los ancianos. El Govern admite que han faltado medios preventivos, y anuncia un plan de contingencia esta semana para los geriátricos más afectados. A unos se los va a dotar de material hospitalario, en otros casos se va a trasladar a los residentes a hoteles.

"Me devolvieron del hospital a una residente sin hacerle la prueba", "Los médicos del CAP me dieron morfina para evitar el sufrimiento si la ambulancia tardaba en llegar", "Estoy como loca en busca de personal y no quieren venir, yo tampoco sé qué hacer", "Esto es horrible, la vida de los abuelos no es una prioridad". Estos son algunos de los mensajes que, durante la semana pasada, se intercambiaron varios directores de residencias catalanas en un chat en común al que ha tenido acceso este diario. Ninguno de ellos ha querido revelar su identidad para evitar represalias, pero demuestran cuán crítica es la realidad en estos centros. Sin apenas material de protección para los trabajadores durante semanas, sin poder acceder a los tests para verificar quién tiene el virus, ni acceder a una desinfección profesional de forma urgente y generalizada, los geriátricos no han podido evitar la propagación del coronavirus. 

El 6 de marzo, antes de decretar el cierre de las escuelas, el estado de alarma y el confinamiento generalizado, las principales patronales y sindicatos del sector de la residencias se reunieron con la Conselleria d'Afers Socials. En ese encuentro se pusieron de manifiesto las dos angustias ante la pandemia: cómo se cubriría la falta de personal y cómo se garantizaba el aislamiento de los infectados. El secretario de Protecció Social de la Generalitat, Francesc Iglesias, destaca esta fecha para corroborar que se trabajó con previsión y contando con el sector. En cambio, entidades y empresas ven como la situación les ha desbordado y sus angustias se han hecho realidad.

Falta de profesionales

"Estamos en una situación límite, recibimos llamadas constantemente de centros donde falta el 30% de la plantilla", sostiene Montse Llopis, directora general de la patronal ACRA. Los trabajadores se han infectado porque hace más de dos semanas que las mascarillas y los guantes llegan con cuentagotas a los centros, y porque tampoco han tenido acceso a los tests rápidos para poder saber quién está infectado y quién no, según Clara García, de UGT. "No ha habido manera de conseguirlos y no dábamos abasto, estamos atendiendo a las personas más vulnerables sin medios, no nos han tenido en cuenta", sostiene Montserrat Falguera, presidenta de la Federación de Residencias del Tercer Sector (FEATE). Además, Llopis señala que tampoco ha habido material de limpieza, "la hemos hecho nosotros asesorados por Médicos Sin Fronteras", expone.

Y ante esta situación, los más de 100 trabajadores contratados por Afers Socials son insuficientes. Por su parte, el presidente de la Associació Catalana de Directors de Centres d'Atenció a la Dependència, Andres Rueda, critica que todos los protocolos del Govern hablaban de qué hacer en caso de aislamiento o de positivos, pero en ningún caso se tuvo en cuenta la prevención. "Nunca nadie obligó a llevar material de protección", subraya. El Govern no niega la mayor: "A todos nos gustaría que hubiera más medios, pero lo que toca ahora es sumar esfuerzos", dice Iglesias. "El coronavirus ha entrado en las residencias y la curva es muy preocupante, pero estamos por debajo de Madrid, con el 50% de muertes, y de italia, con un 30%", añade.

La falta de profesionales afecta, pero viene de lejos. "Hace años que pedimos aumentar ratios y mejorar los sueldos de la pantilla, necesitamos más manos, pero no las podemos poner porque no pagamos lo suficiente", señala Llopis. Según Toni Mora, responsable de acción social de Comisiones Obreras, los sueldos entre los cuidadores no llegan a los mil euros al mes. "Todo el mundo sabía que cuando llegara la pandemia tendríamos un problema que pondría en riesgo a las personas", lamenta. 

Sin tratamiento ni aislamiento

En algunos centros, la problemática se ha agudizado ante la imposibilidad de aislar a los internos, ya fuera los que oficialmente estaban contagiados o aquellos que tenían síntomas aunque los tests no llegaban. "No podemos aislar, tenemos muchas habitaciones compartidas y los centros no están preparados para esto, hay casos en los que llamos al hospital porque no los podemos aislar y nos responden con cuidados paliativos haciendo la sedación en el centro", expone el presidente de la UPIMIR, Vicente Botella. Y es que, según Falgiera, hasta hoy se entendía que los abuelos debían ser tratados por los médicos del centro, que acuden algunas horas. "No tienen acceso al historial médico, no pueden recetar... y no tienen tests rápidos", lamenta. De ahí que muchos positivos nadie sabía que lo eran, y por lo tanto el vius se ha propagado. 

Plan de contingencia

En declaraciones a EL PERIÓDICO, el secretario de Protecció Social del Govern ha anunciado que han puesto en marcha un plan para garantizar el aislamiento de los ancianos dependientes en los centros más afectados. "Vamos a medicalizar las residencias que sí tienen espacios, proveyendo de material sanitario y profesionales como si de un hospital se tratara", ha expuesto. Y para aquellos que no tienen sitio "se va a optar por derivar a usuarios con sintomatología a otros espacios, especialmente a hoteles equipados con soporte médico". Una medida que ya se tomó en Valls y que se aplicará en algunos centros de Barcelona, el Vallès y Osona. Sin embargo, no ha detallado cuántos. 

Deficiencia estructural

Hace ya varios años que el sector de la dependencia pide más recursos a la Generalitat. La mayoría de las plazas públicas son concertadas y los gestores lamentan no poder subir el sueldo a sus trabajadores porque el Govern lleva diez años con las mismas tarifas. Sin embargo, el número de personas a atender no ha hecho más que crecer, y ahora la mayoría son residentes de más de 80 años con altos niveles de dependencia, demencia y varias patologías. A esto hay que sumarle la falta de plazas, que han catapultado Catalunya como la comunidad con una mayor lista de espera para acceder a una residencia. "Evidentemente venimos de situaciones complicadas y somos conscientes de ello, pero ahora más que nunca debemos trabajar unidos", sentencia Iglesias.