Caen los delitos durante la pandemia

Coronavirus y policías: de perseguir ladrones a controlar ciudadanos

Agradecimiento mutuo entre policía y personal sanitario en el Hospital de Bellvitge

 Agradecimiento mutuo entre policía y personal sanitario en el Hospital de Bellvitge / periodico

Guillem Sànchez

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Pocos gremios tan afectados por esta epidemia de coronavirus como el sindicato del crimen. ¿Pasarán los carteristas las jornadas de confinamiento suspirando por las grandes aglomeraciones de turistas con la nostalgia de un adolescente enamorado? No andarán menos melancólicos los ladrones de domicilios que no pueden 'mojar' en una ciudad confinada porque apenas hay residencias vacías. Barcelona se ha librado de sus ladrones. Y no los echa de menos pero casi, porque su ausencia significa también que la ciudad sigue en cuarentena. Los policías, por su parte, intentan reubicarse ante una pandemia que también ha puesto patas arriba su trabajo: hace diez días pasaron de perseguir delincuentes a perseguir ciudadanos que se resisten al encierro sanitario.

"El descenso de delitos ha sido muy acusado", reconoce David Boneta, comisario de los Mossos d’Esquadra. "Nunca habíamos vivido algo así, esto es nuevo", subraya. "Aunque eso no significa que persigamos a los ciudadanos", corrige. Lo que ocurre es que "no podemos dejar que salgan de casa por el bien de todos". "Contener la epidemia es nuestra prioridad", coincide otro mando, que lamenta que todavía haya tantas personas que siguen saliendo a la calle. Entre el 14 y el 23 de marzo, los Mossos han denunciado a 11.858 ciudadanos 11.961 locales comerciales.

La tensión entre policías y ciudadanos incumplidores "va en aumento", aclara un antidisturbios. "Los primeros días reaccionaban bien pero últimamente se rebotan o intentan trampear la prohibición paseando el perro a 4 kilómetros de casa o saliendo a comprar una lata de cerveza o un paquete de arroz. Eso desgasta mucho". Este martes los policías han arrestado en Reus a un tipo al que han sorprendido en nueve ocasiones en la calle sin ninguna excusa y a otro en el puerto de Barcelona que se ha enfrentado con los agentes después de soltarles que había salido a dar de comer a los peces del mar. En total, desde el 14 de marzo, la cifra de arrestados asciende a 81. La previsión más pesimista que manejan los policías, además, es que la presión del confinamiento también acabe desbordando en el interior de los domicilios y que los casos de maltrato intrafamiliar –sobre todo de violencia machista– repunten. "Me temo que habrá incidentes de orden público tarde o temprano", vaticina el antidisturbios.

Delincuencia sedada

"Se produce algún robo con fuerza en establecimientos comerciales cerrados o en coches aparcados en la vía pública y también algún suicidio. Pero el resto de delitos, salvo los ciberdelitos, han descendido muchísimo", analiza un investigador de Barcelona. "Con este parón en la calle y los juzgados cerrados –solo están abiertos los de guardia– estos días intentamos poner al día casos antiguos", añade otro investigador de la ciudad. O directamente toca rescatar el uniforme y sumarse al dispositivo 'ORIS' –diseñado para contener la epidemia– y "montar un control de carretera" ejemplifica un tercer investigador de la corona metropolitana. "Intentamos teletrabajar aunque es difícil porque desde casa no tenemos acceso a las bases de datos", añade un cuarto. "Todo está parado. Ni siquiera puedes reunirte con los confidentes. Las investigaciones más importantes pueden seguir si ya tienes información con la que trabajar pero no puedes hacer seguimientos ni tampoco pedir órdenes judiciales porque ahora no están para eso", resume el quinto.

La medida de la pacificación de la vía pública la da una imagen que se repite cada día a las ocho de la tarde: decenas de patrulleros en la entrada los hospitales aplaudiendo a los sanitarios. "Que estén ahí significa que hay muchas zonas enormes de Barcelona que han podido dejar descubiertas sin ningún problema. Esto era impensable hace dos semanas, son días extraños", explica otro mosso.

Días de verdad

"Cosas como esta pandemia te marcan y son el motivo por el que uno se hace policía, cuando toca conectar con la vocación de servicio", explica un agente de Seguretat Ciutadana de Barcelona, para quien el coronavirus está suponiendo un desafío similar al de los atentados yihadistas del 17-A. "La gente está renunciando a vacaciones voluntariamente para trabajar estos días", subraya. "Coincido: este capítulo del virus se lleva la palma entre lo vivido durante los últimos tres años –tormenta del 1-O y sentencia del 14-O, incluidos– y solo admite comparaciones con el 17-A", asegura otro agente del cuerpo.

El virus no solo ha volteado la forma de proteger a los ciudadanos sino también la de protegerse a sí mismos. "Mantenemos la distancia entre nosotros, intentamos hacer grupos y que no se relacionen entre sí, que pase el servicio de limpieza en cada cambio de turno e ir siempre con productos desinfectantes para coches, despachos, ordenadores", enumera un sargento. El miedo más extendido entre todos ellos, coinciden, es acabar llevando el virus a sus respectivas familias. "Nos toca entrar en domicilios que son focos o reducir cuerpo a cuerpo a posibles infectados", avisa el policía. Según el comisario Boneta, hasta ayer lunes había 800 agentes en cuarentena y 15 contagiados de coronavirus.

Para los sindicatos el grado de exposición que están asumiendo los agentes a causa del déficit de mascarillas, guantes o gafas ha sido excesivo y, en gran parte, se ha debido a la clamorosa falta de previsión que ha demostrado la Generalitat. El SPC, el SME y el CAT incluso han presentado una denuncia este miércoles –también lo hizo USPAC– en Inspecció de Treball i Seguretat Social por las condiciones de trabajo. El 20 de febrero nos dijeron que había mascarillas para aburrir y era mentira", recuerda Nacho Álvarez (SME). Por eso ahora "es imprescindible que la Conselleria d'Interior haga pruebas de covid-19 a todos los agentes que han estado expuestos", exigen Toni Castejón (SAP-FEPOL) o Albert Palacios (USPAC). "No solo los que tengan síntomas sino también los que han estado en contacto con posibles infectados", matiza David Miquel (SPC).