un PARAJE controvertido

La muerte de 'Palanca' reabre el debate del futuro de la montaña de Tor

zentauroepp8676019 soc191116171337

zentauroepp8676019 soc191116171337 / Ramon Gabriel

Carme Escales

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hace una semana, la Vall Ferrera, en el Pallars Sobirà, enterró a uno de sus vecinos más célebres. Jordi Riba Segalàs, conocido con el sobrenombre de 'Palanca', y uno de los copropietarios de la montaña de Tor, foco de atención mediático por los tres asesinatos en 1995 a causa de los intereses vecinales enfrentados por la titularidad del paraje. Todavía hoy no son fáciles los acuerdos entre los herederos de las 13 casas de este pequeño núcleo del municipio de Alins, deshabitado durante el invierno y propiedad indivisa de sus codueños.

Si la muerte de 'Palanca' -tenía 88 años- abrirá nuevas perspectivas para Tor, en las manos de todos ellos está. Incluidas las del receptor de los bienes del fallecido, que en el Pallars todos apuntan que será quien le acompañó durante sus dos últimos años de precaria salud, Pablo Moreno. “Han sido 29 años con él. Era más que una familia para mí. Yo seguiré cuidando mis caballos y el testamento, ya se verá. No soy un ave carroñera”, precisa Moreno a EL PERIÓDICO. “Gracias a él la montaña se ha podido conservar virgen hasta hoy”, señala. 

“'Palanca' siempre quiso preservar la montaña de Tor para el único uso que tradicionalmente siempre ha tenido, pasto de caballos y vacas”, comenta Joan Marco, ahora ya jubilado pero gran conocedor de la zona, por su trabajo como guarda forestal. Desde hace unos años, en su casa familiar, en Àreu, el último municipio de la Vallferrera antes de llegar a Tor, su esposa, Trini y ahora también su hijo regentan un alojamiento de turismo rural.

Como tantos otros pallareses dedicados al turismo, miran hacia Tor con un doble deseo: pasar página de los tres asesinatos vinculados a los intereses sobre la montaña, que tuvo en su día ojos andorranos sobre ella para construir unas pistas de esquí; y que se empiece a valorar el núcleo por su privilegiado enclave paisajístico. Y también construir una carretera para poder conectar con Andorra en beneficio de vecinos del Pallars y turistas de ambos lados.

Desencallar

“Si la muerte de 'Palanca' será un punto de inflexión, habrá qué verlo , pero nada puede hacerse de espaldas a los primeros interesados, que son los vecinos de Tor”, explica Carles Isús, presidente del Consell Comarcal del Pallars Sobirà. “Por el enclave en el que se encuentra, es un pueblo con muchas posibilidades, con una estructura diferente en la que los vecinos son propietarios de la montaña. Sería positivo desencallar sus decisiones por la aportación al turismo que significaría el crecimiento hasta Andorra. Es interesante para la comarca y se ha de buscar el consenso para esta obra que, de todos modos, en última instancia dependería del Gobierno central”, añade Isús.

Como muchos otros pallareses, el presidente comarcal considera una lástima que “siempre que se habla de Tor sea en negativo, en lugar de acercar posturas y proyectar en positivo, y convendría eliminar la sombra de la historia negra de muertes y enfrentamientos, la imagen de pueblo maldito. Se ha alimentado mucha mitología sobre ello, y no deberíamos quedarnos con esa visión distorsionada”, concluye.

Implicación de administraciones

Lejos de macroproyectos que se llegaron a dibujar de una carretera internacional con túneles y coste en millones de euros, en épocas de Josep Borrell como ministro responsable de Infraestructuras, el Pallars sí vería posible todavía algún día la adecuación de una carretera, sencillamente con fines turísticos, transitable para todo tipo de turismos de abril a octubre, los meses que no hay nieve. “Eso sería bueno para el Pallars, y realizable. Pero para ello es necesaria la implicación de las administraciones catalana y estatal”, expresa Lluís Segalàs, exjefe de la oficina del delegado del Govern en el Pirineo y exalcalde de Llavorsí.

“Lo que hace 40 años se imaginaba, conectar las estaciones de esquí andorranas de Pal y Arinsal con nuestro bosque de Virós y Tor, en estos momentos de cambio climático es impensable. Y la montaña de Tor es parte del Parc Natural de l’Alt Pirineu –Segalàs es uno de los padres de esta reserva natural-, no hace falta ir a buscar otros alicientes, una carretera turística encaja perfectamente”, añade.

Marc Gras, uno de los herederos de Casa Sansa de Tor y copropietario de la montaña, también aboga por una nueva mirada de Tor enfocando las oportunidades positivas de su enclave y que él ya encarrila ya como promotor de actividades para grupos con acceso en jeep desde Andorra. “El futuro de la montaña y si la muerte de 'Palanca' significará un cambio, tendremos que verlo en adelante. Pero debemos llegar a acuerdos la comunidad de vecinos, darle otra oportunidad entre todos a Tor”, afirma Gras.  

Aparcar rencores

“Asfaltar la carretera hasta el puerto de Cabús y canalizar el agua potable a todas las casas sería lo deseable. En la Vall Ferrera tenemos la única estación de esquí nórdico de Catalunya cuyo acceso por carretera no está asfaltado”, apunta Josep Lladós, propietario del Hostal Montaña de Alins y exalcalde de esta población.

El actual alcalde, Manel Pérez, por su parte, considera que “sería conveniente llegar a un acuerdo con los vecinos de Tor para conocer sus inquietudes y saber qué piensan de todo lo que les incumbe, para lo que trataremos de convocar una reunión en los próximos meses”, declara. “Pero conviene hablar de nuevo dejando rencores atrás, hablando la gente se entiende”, añade.

De momento, vacas y caballos han seguido gozando de los pastos de la montaña de Tor. Los 300 caballos y yeguas que Pablo Moreno cuida bajaron recientemente hacia prados más bajos. “Gracias a ellos la montaña se ha mantenido siempre limpia, no ha tenido ningún incendio. Gracias a los animales y a 'Palanca'”, puntualiza Moreno.