INFOGRAFÍA

Así es la galleta de jengibre que ilustra qué es la identidad de género

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Valentina Raffio

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Todo aquello que no se comprende puede, a priori, causar ciertas reticencias. Y quizás sea por esto que desde hace años circula por internet una amigable imagen de una galleta de jengibre con la explicar qué es el género. Esta herramienta didáctica, creada por el diseñador y activista Sam Killermann y que ha ido evolucionando con la aportación de centenares de voluntarios, propone descomponer este concepto en pequeños bocaditos para que estos sean más digeribles. Se trata, por lo tanto, de un recurso con el que entender las diferencias entre identidad de género, expresión de género, orientación sexual (o atracción) y sexo biológico.

"El género, como la película Origen (Inception), es una de esas cosas que todo el mundo cree que entiende, pero no", bromea Killermann en la presentación de la última versión del conocido como 'Genderbread Person'. En esta se parte de la premisa de que no existe una manera errónea de entender la propia identidad y que, de hecho, cada categoría cuenta con un amplio espectro en el que encajan una infinidad de posibilidades. Todas las etiquetas referentes al género son independientes las unas de las otras y pueden ir cambiando con el tiempo. Es decir, ni la orientación sexual de las personas determina su expresión de género, ni su expresión de género o identidad de género están determinadas por su sexo biológico.

Y es que en el fondo, nuestra comprensión del género no es ni más ni menos que una construcción social. Actuar como un ‘hombre’ o una ‘mujer’, tener un estilo ‘masculino’ o ‘femenino’ dependerá de cómo cada contexto haya interpretado estas ideas. Y, debido a ello, no hay concepto que sea blanco o negro sino que todo puede entenderse a través de un prisma de colores. Incluso la misma galleta de jengibre está dispuesta a descomponerse y volverse a ensamblar en función a cómo evolucione la idea del género. El objetivo, crear un marco inclusivo en el que todos se puedan reflejar.

Identidad de género

La 'galleta de jengibre' sitúa la identidad de género en la cabeza. Este concepto describe la percepción subjetiva que un individuo tiene sobre sí mismo en cuanto a su propio género. Es decir, si uno se identifica (o no) con los roles de hombre o mujer. Pero fuera de estas categorías existe todo un espectro de identidades de género. Es el caso, por ejemplo, de las personas 'genderqueer' o no binarias, que no se identifican con los patrones de género masculinos o femeninos. Bajo esta etiqueta encajan todos aquellos que se identifican con dos o más géneros (bigénero o pangénero), que se desvinculan totalmente de la idea de género (agénero) o que simplemente van fluctuando entre ellos ('genderfluid').

Expresión de género

La silueta de la galleta ilustra el concepto de la expresión de género. Se trata de la manera en la que una persona se presenta ante el mundo. Y, claro está, como la apariencia de cada uno encaja en la idea de género y en las expectativas sociales. La apariencia, la manera de vestirse o relacionarse con los demás e incluso el comportamiento pueden etiquetarse bajo lo que entendemos por masculino, femenino, andrógino (con características de ambas) o neutral. La expresión de género ofrece un amplio abanico de posibilidades que pueden ir cambiando durante el tiempo y en función de las necesidades sociales de cada uno.

Sexo biológico

En la galleta de jengibre, el sexo biológico está situado en los genitales. En la realidad, entendemos que esta etiqueta hace referencia a todas aquellas características físicas que, desde su nacimiento, identifican a una persona como hombre mujer. El principal elemento que se tiene en cuenta para ello suelen ser los genitales, aunque también se clasifican otros elementos anatómicos, además de hormonas y cromosomas. A grandes rasgos, consideramos como macho a aquel con pene, testículos, testosteronas y cromosomas XY; y como hembra a aquella con vagina, ovarios, estrógenos y cromosomas XX. Más allá de estas categorías, también existen individuos intersex que nacen con características de ambos sexos.

Orientación sexual

El corazón de la galleta de jengibre ilustra el concepto de orientación sexual. Esta idea, a su vez, se divide en dos categorías adicionales. Por un lado, la atracción sexual y, por el otro, la romántica. En ambos casos, un individuo puede sentirse atraído físico o emocionalmente por alguien del mismo sexo (homosexual; gay, lesbiana), del sexo opuesto (heterosexual), de ambos sexos (bisexual), de ninguno (asexual) o de cualquier otra identidad de género (entre las que, una vez más, podemos encontrar un amplio espectro de posibilidades). En algunas personas, la atracción sexual y la romántica van de la mano, mientras que en otras no.

La galleta de jengibre

Nadie sabe con total certeza de dónde ha salido la simpática galleta de jengibre con la que se explica la identidad de género. Su origen, de hecho, está rodeado de cierto misterio. Algunos dicen que es tan antigua como el mismo internet. Otros, que es una creación colaborativa que ha ido evolucionando durante décadas. En las webs genderbread.org y itspronouncedmetrosexual.com, las páginas de referencia sobre este proyecto, se explica que la galleta se ha convertido en una herramienta con la que explicar de manera sencilla qué es el género. En estas mismas páginas se proporciona toda la información sobre este recurso (difundido como un contenido libre de derechos), además de diferentes propuestas educativas para trabajar en el aula.