UN AÑO DE POLÍTICAS MIGRATORIAS

Òscar Camps: "Quieren eliminarnos"

Òscar Camps, frente al barco Open Arms atracado en el puerto de Barcelona.

Òscar Camps, frente al barco Open Arms atracado en el puerto de Barcelona. / VICENS FORNER

Jordi Tió

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Un año después del desesperado atraque del 'Aquarius' en el puerto de València tras un interminable periplo en alta mar con 630 refugiados a bordo por el cierre de los puertos italianos a los barcos con misión humanitaria, la situación no ha mejorado en absoluto para las personas que, desesperadas, se meten dentro de una patera para cruzar el Mediterráneo en busca de una supuesta (casi siempre inexistente) vida mejor.

De hecho, el panorama para estos refugiados no es que haya mejorado en nada, más bien todo lo contrario. "Sí, la situación ha empeorado muchísimo", lamenta Òscar Camps, responsable de Proactiva Open Arms, cuyo barco llega este domingo a Nápoles y donde este lunes presentará el nuevo libro de Roberto Saviano, 'No hay taxis en el mar', una obra con el drama del Mediterráneo de por medio.

"Volvemos para rescatar gente. Si nos quieren meter en prisión, que lo hagan"

Òscar Camps

— Responsable de Proactiva Open Arms

Camps lamenta que su barco haya estado tanto tiempo sin poder zarpar debido "a las trabas políticas y administrativas" del Gobierno español. Ahora el reto es ponerse a trabajar lo antes posible, es decir, salvar vidas. El objetivo del 'Open Arms' es volver a la zona de donde fueron expulsados, allí donde la UE tampoco no quiere ver a un solo buque humanitario, la zona SAR ('search and rescue', en inglés), justo frente a las costas de Libia.

Bajo amenaza gubernamental

"Estamos bajo amenaza del Gobierno español en el caso de que nos desviemos de la ruta que tenemos autorizada, pero es algo que queremos reconducir. No reconocemos esta prohibición porque por encima de todo está el derecho internacional y fuera de las aguas españolas esta prohibición no tiene ninguna validez", afirma Camps, convencido de que el objetivo final a tantas trabas es "hacer desaparecer" a Proactiva. "Cuando no puedes hacer nada, las donaciones caen el 60%", lo que hace inviable la organización. "Quieren acabar con nosotros, eliminarnos".

Los muertos en el mar se elevan a más de 570 en lo que va de año, "pero quizá son muchos más", dice el fundador de Proactiva

Por eso este activista y su equipo regresan a la zona zero del Mediterráneo central. "Nuestra presencia allí incomoda a los gobiernos. Por eso somos tan molestos, porque recordamos cuáles son las obligaciones que las autoridades deben cumplir. Como mínimo se están vulnerando cuatro convenios internacionales", denuncia. "Pero ahora volvemos. Estamos hartos y cansados de esperar. Si nos quieren detener o encarcelar, que lo hagan, pero ya hay demasiados muertos".

Carrera al abismo

Las últimas cifras oficiales en lo que va de año hablan de más 570 víctimas. "Pero pueden ser muchas más porque no hay testimonios y nadie lo documenta", recuerda Camps, quien se siente "moralmente responsable" de semejante drama pero que culpa "al presidente Pedro Sánchez y a Fomento" de poner tantas trabas cuando saben la cantidad de gente que muere allí". "Volvemos para rescatar a gente", afirma, sabiendo que pueden quedar bloqueados por las prohibiciones de desembarco, algo que ahora también pasa con el material humanitario          

Otras dos organizaciones que trabajan en el Mediterráneo, Médicos Sin Fronteras (MSF) y SOS Mediterranée, también denuncian las trabas burocráticas que impiden hacer su labor humanitaria cuando la cifra de muertos no para de subir: más de 1.151 hombres, mujeres y niños desde junio del 2018.

Este dramático balance se complementa además, según estas entidades, con las más de 10.000 personas que han sido obligadas, también desde el pasado junio, a regresar a Libia, país de desembarco habitual desde que los puertos europeos ponen toda clase de trabas. "La respuesta de los gobiernos de la UE a la crisis humanitaria en el Mediterráneo y Libia es una carrera hacia el abismo", afirma David Noguera, presidente de MSF. "Hace un año que imploramos a las autoridades que pusieran la vida de las personas por delante de la política, que se pusiera fin a la deshumanización de las personas vulnerables en el mar con fines políticos. Pero la respuesta ha sido y es desoladora".

Solo observación aérea

La situación empeoró el pasado marzo, cuando los estados europeos decidieron poner fin a las operaciones de rescate limitándose a la observación aérea y a la formación en estas tareas de la guardia costera libia, donde sí de producen desembarcos pero con unas medidas de seguridad que no cumplen ni de lejos los estándares europeos.

La prohibición de rescate también incluye a barcos de pesca y mercantes, a los que se amenaza de perseguirles como criminales si hacen caso omiso de estas consignas que, flagrantemente, suponen una violación del derecho internacional. "Tras haber utilizado ya todas las excusas para expulsar del Mediterráneo a las ONG, y tras haber dejado de llevar a cabo salvamentos hace varios meses, los gobiernos de la UE están ahora retirando sus propios buques, sin dejar a nadie que salve las vidas de mujeres, hombres, niñas y niños en peligro", denuncia Massimo Moratti, de Amnistía Internacional.