Dejando a las escuelas fuera de las guerras

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save-the-children-escuelas-seguras-1 / Daniel Cardona

MICHELA RANIERI. SAVE THE CHILDREN

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La semana pasada tuvo lugar la Tercera Conferencia Internacional sobre Escuelas Seguras, celebrada en esta ocasión en Palma de Mallorca. El Gobierno español, con el apoyo de los de Argentina y Noruega y de la Global Coalition to Protect Education from Attack (GCPEA), fue el anfitrión de este evento global con el objetivo de mejorar la protección de las escuelas en conflicto.

Representantes de más de 90 países, más de 50 organizaciones internacionales de la sociedad civil e instituciones académicas se reunieron en Palma para analizar los avances logrados hasta la fecha para evitar que las escuelas se conviertan en objetivo de ataque durante los conflictos armados. Avances que han sido lentos pero imparables desde la adopción de la Declaración sobre Escuelas Seguras en 2015.

La Declaración es un instrumento político con el que los Estados se comprometen a adoptar una serie de medidas para que las escuelas sean lugares seguros. En la Conferencia de Oslo de mayo de 2015, que vio nacer la Declaración, 37 Estados se sumaron a ella, entre ellos España. En estos cuatro años 50 países se han adherido a ella, hasta coronar la cifra de 90 en la Conferencia de Palma, con la firma por parte de Gambia, Guatemala y Nicaragua.

Estas cifras demuestran que es cada vez mayor la voluntad política de proteger a la infancia y en particular a su educación en conflicto. Pero la voluntad política no es suficiente en tiempo de guerra: ante los 14.000 atentados contra la educación documentados por la GCPEA en los últimos cinco años, lo que se necesita es un cambio efectivo de conducta y medidas concretas en el terreno.

Y es por eso que uno de los objetivos de la Conferencia, más allá de un mayor número de adhesiones, era la puesta en común de experiencias por parte de aquellos Estados que, habiendo firmado la Declaración, ya han empezado a tomar medidas para hacerla realidad. En particular, para implementar uno de sus compromisos, el de aplicar las Directrices para Prevenir el Uso Militar de Escuelas y Universidades en Conflicto.

En este sentido, un representante del Ministerio de Defensa de Somalia, compartió en la Conferencia como varias instalaciones educativas, incluida la universidad nacional, han sido rehabilitadas, los artefactos no detonados han sido removidos y las aulas han sido retornadas a su finalidad primordial, la educación de miles de estudiantes.

La vice Ministra de Educación de Nigeria habló del trabajo que el país está llevando a cabo junto con la sociedad civil y organizaciones internacionales para implementar la Declaración. Nigeria, gravemente afectada por la violencia de Boko Haram, que en abril de 2014 secuestró más de 270 alumnas de un instituto femenino en Chibok, ha aumentado la seguridad en las escuelas y ha empezado un proceso de reforma legislativa con el objetivo de reducir el uso militar de las mismas.

Guatemala, por su parte, dio testimonio a través de su ministro de Educación, de como otras formas de violencia en el país Centroamericano afectan a la educación de niños y niñas de una forma muy parecida a lo que ocurre en un conflicto armado, con asesinatos, secuestros, reclutamiento y ataques violentos en las instalaciones educativas. El país ha puesto en marcha un programa llamado “Escuelas Seguras” con el objetivo de garantizar la seguridad de los centros educativos.

La Conferencia también ha servido para llamar la atención sobre el especial impacto que los ataques a la educación tienen en las niñas y las jóvenes. Ellas son a menudo las primeras en dejar de ir a clase cuando el conflicto amenaza las escuelas, y las últimas en volver. Las agresiones y la violencia sexual son un peligro real tanto de camino, como dentro de las escuelas, que se incrementa por la presencia de soldados. Según la GCPEA, en los últimos cinco años, niñas y adolescentes fueron víctimas de violencia sexual en el contexto educativo en al menos 17 países afectados por conflicto o inseguridad.

Los dos días de la Conferencia han servido para hacer un llamamiento a aquellos países que todavía no han firmado la Declaración a actuar cuanto antes ante la magnitud de los ataques a las escuelas en el mundo. Y para aquellos que ya la han firmado, ha sido una oportunidad sin iguales para aprender de la experiencia de otros países y dejar de lado las excusas y reticencias en materia de educación. 

Todos los países son responsables de proteger la educación en conflicto, desde los directamente afectados por la violencia armada hasta aquellos que participan con sus tropas en las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU.  Por ello, Save the Children, junto con la GCPEA, seguirá trabajando para lograr un apoyo global a la Declaración sobre Escuelas SegurasEl futuro de los niños y niñas de hoy lo amerita.