cuarto día de huelga

Los taxistas de Barcelona aprietan en la calle

Los taxistas me manifiestan en la plaza de Sant Jaume.

Los taxistas me manifiestan en la plaza de Sant Jaume. / periodico

Luis Benavides

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La marea amarilla de los taxistas de Barcelona comenzó su marcha la mañana del lunes frente al edificio de la Conselleria d’Econonomia i Hisenda, situada en la misma Gran Via que sus coches bloquean desde el pasado viernes. Protestan contra la regulación del servicio de los vehículos de transporte con conductor (VTC) presentada por la Generalitat. Los huelguistas apuntan a la ‘conselleria’ del republicano Pere Aragonès como el principal enemigo del sector del taxi, porque, según afirman en sus asambleas (y ya van unas cuantas), este departamento está "más próximo a los lobis que a la gente". 

Los grupos más radicales impusieron, poco después, su estrategia  de ataque y los taxistas en huelga comenzaron una marcha a pie con el objetivo de cortar la Ronda Litoral. Antes pasaron, o al menos lo intentaron, por el Parlament de Catalunya. Querían reunirse con el ‘president’ Quim Torra, pero sin cita previa se antojaba difícil. Y así fue. Los Mossos d’Esquadra se hicieron fuertes en la entrada del parque que acoge a la institución heredera de las antiguas Cortes Catalanas. Allí se vivieron los primeros, que no únicos, momentos de tensión de la jornada. Empujones, lanzamientos de objetos y alguna carga. Como resultado de este enfrentamiento, tres agentes resultaron heridos de diversa consideración, uno de ellos al recibir el impacto de una botella de vidrio. También hubo cánticos a la entrada del parque, como el clásico “hasta los huevos” que curiosamente meses antes también entonaron varios cientos de agentes de los Mossos en la plaza de Sant Jaume para defender sus derechos.

La marcha matinal en este cuarto día de huelga continuó hacia la Ronda Litoral, que los manifestantes cortaron a la altura de la plaza de los Voluntaris y el edificio de Gas Natural. Desde allí los taxistas en huelga, unos 15.000 según los organizadores, se desplazaron hasta el puerto, también a pie. Allí algunos rompieron el cordón policial formado por agentes de la Guardia Civil en la puerta de acceso 25. Durante el forcejeo uno de los miembros del cuerpo cayó al suelo y recibió un golpe en la cabeza. Más heridos en una guerra que debería ser estrictamente dialéctica y desarrollarse en la mesa de negociación.

Con la ronda cortada y las inmediaciones sitiadas por cientos de taxistas en huelga, varias líneas de autobús se vieron afectadas. La mayoría de los conductores atrapados en la manifestación echaba el freno de mano y se resignaba, algunos incluso jaleaban a los taxistas a golpe de claxon entendiendo que su lucha de alguna manera también era la suya. Apenas una hora después el grueso de la manifestación se desplazó al centro de Barcelona. Subieron por Paral·lel y acabaron su trayecto en la plaza de Universitat. Nueve furgonetas de Mossos, cual coches escoba, seguían de cerca sus pasos. Por el camino, un coche de Uber que circulaba por la calle Nou de la Rambla acabó en cuestión de minutos sin retrovisores, la luna trasera reventada y una puerta abollada. Los responsables del destrozo fueron dos o tres individuos que inmediatamente fueron increpados por la mayoría pacífica.

Concentración en la plaza de Sant Jaume

La asamblea estaba convocada a las seis de la tarde en la plaza de Catalunya. Allí Alberto Álvarez, portavoz de Élite Taxi, soltó una noticia que más bien sonaba a amenaza encubierta: su sindicato están en conversaciones con taxistas franceses y los chalecos amarillos del país vecino para cortar la frontera de España y Francia. “Si esto no se arregla: guerra, guerra y guerra”, respondían los manifestantes.

Álvarez trasladó el encuentro a la plaza de Sant Jaume, y no se votó como estaba previsto la conveniencia de subir hasta la avenida Diagonal donde se encontraban aparcados varias decenas de VTC. ¿El motivo? Les había llegado la información de una reunión entre el presidente de la Generalitat, Quim Torra; el ‘conseller’ de Interior, Miquel Buch, y el de Territorio, Damià Calvet, para abordar la huelga y la regulación de las empresas de VTC. Ante el Palau se concentraron unos 2.000 taxistas, que lanzaron consignas como ‘ni un paso atrás’ y pidieron a gritos la dimisión de Calvet. Tuvieron tiempo incluso de rebautizar la plaza con una nueva placa luminosa: Plaça Nova del Taxi.

Uno de los mantras de los taxistas allí desplazados fue el ‘apreteu, apreteu’, en referencia al mensaje cómplice lanzado por Torra a los CDR. Y eso hicieron, apretaron a las puertas del Palau hasta que, sobre las 10 de la noche, una representación de los taxistas encabezada por el líder de Élite fue invitada a unirse a la reunión.  “No hay nada nuevo”, explicó el representante de los taxistas al salir del despacho a sus colegas. “Mañana a las cuatro tendremos una respuesta y podremos valorar”, añadió, en referencia a la reunión que tendrá lugar en la ‘conselleria’ de Territori i Sostenibilitat.  A dicho encuentro podría acudir, según anunció Álvarez, el abogado Elpidio José Silva, al que han contratado para poner una querella criminal a nivel estatal contra los operadores -prefieren no desvelar por el momento la identidad de los denunciados- que están “expoliando el sector” haciendo creer que un VTC es un taxi.