A todos los Aylan

Migrantes Mediterráneo

Migrantes Mediterráneo / Gabriele Casini

MIREIA RECASENS. SAVE THE CHILDREN

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Aylan Kurdi tenía solo tres años cuando murió. Y este domingo hace tres años que este pequeño perdió la vida en el mar huyendo de Siria y tratando de alcanzar el sueño de llegar a Europa. Como Aylan, estos últimos años miles de niños y niñas migrantes o refugiados han muerto en aguas del Mediterráneo. Desde 2014 ya han sido al menos 640, según la Organización Mundial para las Migraciones (OIM). Una cifra que seguramente es mucho mayor ya que muchas de las desapariciones que se producen no están certificadas ni documentadas.

En lo que llevamos de año ya han muerto 1.549 personas tratando de alcanzar las costas europeas. De estas, 64 eran niños y niñas. Estas cifras son el reflejo de políticas que priorizan la seguridad de las fronteras por encima de los derechos humanos. Y estas mismas no solo provocan muertes, sino que a su vez impiden que las personas que llegan pueden tener una vida digna en Europa.

Cifras, cifras y más cifras, pero detrás de estas hay personas, mujeres, hombres, niños y niñas que no hacían otra cosa que buscar un futuro mejor huyendo de la pobreza, de la violencia, del hambre…  Cada día, cada hora, cada minuto se hace más necesario que nunca contar con vías legales y seguras para que las personas que buscan refugio no tengan que arriesgar sus vidas ni emprender viajes tan peligrosos.

Las llegadas a España, doblan las de Grecia y cuadriplican las de Italia

Este año España ha recibido el 42% de todas las llegadas de personas migrantes y refugiadas que han llegado a Europa por vía marítima, lo que supone más del doble de llegadas que Grecia y más de cuatro veces las de Italia. Los niños y niñas migrantes y refugiados, especialmente los que viajan solos, son los más vulnerables en estos desplazamientos y los que corren el mayor riesgo de sufrir explotación, violencia o caer en las redes de tráfico de personas.

Lo cierto es que la mitad de las personas que requieren protección internacional son hoy niños y niñas. Lo que hagamos con ellos hoy dependerá, en buena medida, del futuro de sus países de origen, si algún día pueden y quieren volver, y de las sociedades que los acojan.

Como país receptor es necesario que el Gobierno español lidere un cambio de políticas migratorias que permita a los niños y niñas refugiados buscar protección en Europa a través de vías legales y seguras para que puedan solicitar asilo en los países de origen o tránsito. Para ello es necesario la implicación de toda la sociedad a nivel transversal, desde la administración local y autonómica hasta la sociedad civil. Es necesario contar desde el momento de la primera acogida con las capacidades que las administraciones locales y autonómicas puedan ofrecer para que sea una acogida exitosa. En este sentido, es preciso velar que en España se aplique el ordenamiento jurídico en el sentido más favorable a los demandantes de asilo, y con especial atención a la infancia, para impedir retrocesos en relación con la garantía de derechos. Y, por supuesto, se tienen que optimizar las vías para el acceso seguro a España de las personas refugiadas y migrantes promoviendo los visados de estudios, los visados de empleo altamente cualificado y los humanitarios.

Es una cuestión de humanidad, de responsabilidad y de derechos. Para que dejen de morir tantas personas cada día en el mar, para que las mafias dejen de lucrarse con el sufrimiento de los más vulnerables, y para que todas las personas, especialmente los más pequeños, puedan tener el futuro que merecen.