CON 87 PERSONAS A BORDO

El barco de Open Arms atraca en Algeciras

En apenas una hora los inmigrantes han sido atendidos por Cruz Roja y han pasado al Centro de Acogida del Puerto para su identificación

Julia Camacho

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Sin ruido y sin el despliegue de efectivos, voluntarios o traductores esperando en el muelle, el barco de la oenegé Proactiva Open Arms ha atracado justo después de las ocho y media en la bahía de Algeciras. Ha atracado en el muelle de Campamento, en el término municipal de San Roque, para desembarcar a los 87 inmigrantes rescatados hace una semana en el Mediterráneo frente a las costas de Libia. Con bailes y palmas, y un improvisado cartel en el que se leía "Gracias España" con un corazón, el grupo ha podido por fin pisar tierra firme después de una semana en alta mar.

Ninguno de ellos dispondrá tampoco de los permisos extraordinarios de residencia por motivos humanitarios, y su llegada a España ha seguido los mismos procedimientos que el resto de pateras que en las últimas semanas han sido avistadas en el Estrecho de Gibraltar y rescatadas por Salvamento Marítimo, un trato tildado ya como “discriminatorio” por la Red Española de Inmigración y Ayuda al Inmigrante, que destaca la coincidencia del cambio de postura del Ejecutivo con las declaraciones y manifestaciones del comisario europeo Dimitris Avramopoulos, que aunque alabó la actitud española consideró que “esto debía acabar”.

Los primeros en desembarcar han sido los seis menores no acompañados, seguidos por el resto de menores junto a sus familiares y por último el grueso de los adultos, todos ellos varones. El dispositivo ha sido muy rápido, según han confirmado sorprendidos los miembros de Open Arms. Nada más pisar el muelle, los efectivos de Cruz Roja les tomaban la temperatura y les conducían a una pequeña carpa donde les proporcionaban zapatos y ropa con la que sustituir al pijama de papel que la oenegé les dió en el barco. Tras tomar agua y un poco de alimento, fueron conducidos por turnos en tres autobuses de la Guardia Civil y la Policía Nacional a la cercana nave Crinavis, donde se ha montado el Centro de Atención Temporal a Extranjeros (CATE) para realizar los trámites de identificación. Miembros del cuerpo técnico de ACNUR han estado también en la zona para atender a los rescatados, ya que dada su procedencia de países en guerra como Darfur o Sudán del Sur serán peticionarios de asilo y previsiblemente se quedarán en el país.

Un "sinsentido"

La designación del puerto de Algeciras como lugar de desembarco ha sido calificada como un “sinsentido” por los responsables de Open Arms, recordando que la ley internacional establece la obligación de trasladar a los rescatados en el mar a un puerto seguro en el menor tiempo posible. Por eso, Gerard Canals, coordinador de esta misión de la oenegé, ha adelantado que esperan mantener contacto con las autoridades españolas en los próximos días para trasladar su petición de un destino más cercano a la zona de operaciones o incluso Barcelona, donde tienen establecida su base. No obstante, pese a las dificultades de logística que les supone el llegar a Cádiz o las molestias para los migrantes por más días de travesía, Canals ha reconocido que les sigue “mereciendo la pena” acudir al Mediterráneo a salvar vidas y que lo seguirán haciendo mientras sean útiles allí.

En la misma línea, el jefe de la misión de Proactiva Open Arms, Riccardo Gatti, ha lamentado que el incumplimiento de la normativa internacional se produce porque son inmigrantes. “Un guardacosta italiano conocido mío me dijo que si fueran rescatados de una embarcación de recreo sí se les trasladaría al puerto seguro más cercano que en el caso de estos migrantes sería Italia o Malta”, reprochó. Según explicó, aunque los puertos italianos no están cerrados, no reciben autorización para desembarcar, y descartaron pedir permiso ante las políticas adoptadas por el ministro de Interior, Matteo Salvini, y por temor a represalias que dejaran el barco parado. Ante las dificultades que tuvieron en días antes para desembarcar incluso a una miembro de la tripulación en Malta por problemas médicos, decidieron pedir permiso al Gobierno español.

Gatti detalló que los inmigrantes se encontraban cansados y todavía con cierto miedo a ser devueltos a Libia, y de hecho al percibir que el barco de Open Arms se acercaba algunos se tiraron al agua "por miedo a que fueran los guardacostas libios y los devolvieran al centro de detención". Tras unos días de temor al comprobar que no se movían de la zona, se empezaron a animar cuando les contaron que irían a España. La mayoría de ellos ha relatado circunstancias de maltrato similares sobre su estancia en Libia, e incluso algunos chicos de 13 o 14 años han contado que llevan dos años atravesando el continente africano. Al ser rescatados, llevaban varios días sin comer ni beber, y los víveres a bordo se han revelado insuficientes, por los que Salvamento Marítimo de Cartagena les tuvo que proporcionar ayer algunos alimentos. La oenegé ya había avisado que la mayoría de los pasajeros tiene heridas leves, y que alguno presenta incluso un disparo en el pie que necesita ser operado.

Open Arms socorrió a los inmigrantes el pasado 2 de agosto, pero Italia y Malta rechazaron que el barco atracase en cualquier a de sus puertos para dejarles en tierra firme. La oenegé tuvo que solicitar entonces al Centro Nacional de Salvamento Marítimo un puerto seguro para poder atracar a los 87 inmigrantes, entre los que se encuentran 12 menores, seis de ellos no acompañados. Cuatro días más tarde, y cuando ya se encontraban cerca de aguas españolas, el Gobierno central autorizó la entrada del barco en el Puerto de Algeciras, a dos días más de viaje, donde en las últimas semanas se ha habilitado un dispositivo especial para atender a los inmigrantes que tratan de alcanzar Europa en patera.

Es precisamente la existencia de este dispositivo lo que justifica el diferente estatus dado a los últimos inmigrantes recogidos por el Open Arms de los primeros que llegaron a bordo del ‘Aquarius’. “Lo que el 17 de junio era un desembarco excepcional, con personas que necesitaban una valoración, una atención y una gestión que no se sabía el tiempo que iba a durar, es, menos de dos meses después, un procedimiento probado”, subrayó este miércoles la secretaria de Estado para Inmigración, Consuelo Rumi. Hacía referencia al CATE del puerto de Algeciras, una suerte de macrocomisaría para atender a los inmigrantes y cumplir el plazo legal de 72 horas para realizar los trámites de identificación y apertura de extranjería. De la misma manera, la Delegación del Gobierno en Cádiz que ese dispositivo “es el más adecuado y seguro” para recibirles.

A continuación, los 87 inmigrantes andarán el pequeño tramo que les separa de la nave de la empresa Crinavis, el CATE, que cuenta con instalaciones de aseo, sanitarias, comedor e incluso literas, y espacios separados para mujeres y hombres. Con capacidad para hasta 500 identificaciones diarias, y con apenas un centenar de inmigrantes más rescatados en las últimas horas, la estancia de los inmigrantes del Open Arms en estas instalaciones se prevé muy breve. Tras su identificación, serán trasladados al centro de acogida de Chiclana de la Frontera, gestionado por Cruz Roja, mientras que los menores acompañados quedarán bajo tutela de la Junta de Andalucía.