aras de los olmos

El pueblo que prepara la independencia... energética

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Nacho Herrero

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En el último gran temporal que sufrió la provincia de Valencia, en enero del 2017, los vecinos de la pequeña localidad de Aras de los Olmos estuvieron tres días desplazándose 10 kilómetros para hablar por teléfono móvil. Los que podían y tenían batería claro. Porque este pueblo valenciano se quedó sin suministro. Casas sin calefacción eléctrica con el mercurio por debajo del cero y las chimeneas y las estufas de gas, donde las había, trabajando a pleno rendimiento. Igual que las velas, recuperadas como fuente de iluminación. Nada de televisión, ni de ordenador ni de cargar el móvil o la tableta. Y nada de repetidores de telefonía. Una indeseada vuelta al pasado y a comer los alimentos que se descongelaban para no perderlos. Sin poder contar con el microondas, claro. En el caso del bar, del restaurante y del hotel, todo mucho más complicado.

Nada nuevo, en cualquier caso, para este pueblo de interior de unos 380 habitantes, situado en la estrecha franja que separa Cuenca de Teruel y final de la línea de suministro eléctrico. Cuando el cable llega a la aldea pedánea de Losilla de Aras, a unos seis kilómetros del núcleo principal y ya en la frontera con Aragón, se acaba. Por eso cualquier avería a lo largo del recorrido ha supuesto tradicionalmente cortes en sus casas, algo con lo que han lidiado durante décadas pero que puede estar cerca de acabar. Se ultima ya un plan energético para ser autosuficiente mediante energías renovables. Sería la primera localidad de la península en tener la capacidad de desconectarse de la red.

"Ni Iberdrola ni la Generalitat han estado nunca por la labor de cerrar el círculo de la línea eléctrica para conectarnos por el otro lado para tener otra alternativa. Además, el objetivo de este equipo de gobierno siempre ha sido poner en valor todo los recursos disponibles. Se junta la necesidad y la voluntad. La idea se lleva fraguando seis o siete años y en el próximo pleno vamos a plantear el inicio de los expedientes porque es un proyecto complejo, hay que hacer solicitudes a 13 organismos diferentes", explica su alcalde Rafa Giménez.

En España, solo está cerca de conseguirlo la isla de El Hierro, que este invierno estuvo 18 días seguidos cubriendo su demanda únicamente con renovables. Su proyecto arrancó en el 2014, supone una inversión de 82 millones y está empujado por los fuertes vientos que barren la isla y la central hidroeólica Gorona del Viento.

Pero Aras no es El Hierro, su plan es más modesto, pues tiene que generar menos energía, aunque algo más complejo.

"Aras tiene montañas con un viento que no es mucho pero es aceptable; tiene el sol, como casi todas las zonas aquí; tiene una cabaña ganadera bastante importante para el tamaño del municipio; y tiene bosque. Además, tiene un río con un caudal bastante uniforme todo el año", desgrana Carlos Roldán, responsable técnico del proyecto y catedrático de ingeniería eléctrica de la Universitat Politècnica de València.

Parque fotovoltaico

Con estos mimbres, el proyecto es crear un parque fotovoltaico que sería el principal generador de electricidad. Un seguro en esta zona. "Somos aventureros pero no locos y es una energía que está muy contrastada", explica Giménez. La otra gran fuente sería la eólica y como ACS tiene ya un parque en la zona tampoco es un gran riesgo porque los datos están contrastados. Además, el monte donde se ubicarán ya entró en su día en el plan de zonas susceptibles de albergar molinos así que ese trámite está solucionado.

Las grandes novedades serían una planta de biomasa y una instalación hidráulica. "Serían nuestras baterías", dice el alcalde. "El colchón del sistema", apunta Roldán. Porque en ambos casos se pueden regular y servirían para cubrir los picos de demanda, los días de mucho frío en invierno o los de verano en los que se triplica la población. Pero hay más. "Producirían energía y solucionarían problemas medioambientales", subraya el alcalde. "En la comarca del Alto Turia se produce un tercio de la carne de la provincia y los residuos suponen un problema grande", explica. "Con ellos se haría biogás y con los restos de las podas del bosque, biomasa", relata.

En cuanto a la hidráulica, tampoco se ha inventado nada. Hace un siglo, en Aras ya se aprovechaba la fuerza de los saltos del agua en el ya derruido Molino de la Jarra. Ahora la idea es hacer un depósito de unos 2.000 litros en la zona del río y con unas tuberías subirla a otro de similar capacidad a unos 800 metros en la montaña. Con el excedente de energía de las otras tres fuentes se iría subiendo el agua y cuando hiciera falta, se generaría más energía dejándola bajar de nuevo. Se esquivaría así el problema de no poder almacenarla pero además, como cuenta el alcalde, "la balsa de arriba serviría para que se abastecieran los helicópteros en la lucha contra incendios".

Un sistema de balsas

El sistema de balsas es un concepto parecido al aplicado en El Hierro, explica Roldán, que apunta que si hiciera falta "al tener una doble tubería podría incluso estar siempre en funcionamiento, bajando agua por un lado y subiendo por el otro". Esquivado el problema del almacenamiento de energía llegará el gran reto. "El proyecto tiene dos fases, la primera es más sencilla porque estamos hablando de fuentes de energía que ya se conocen, la novedad es la diversidad que existe. La segunda es más compleja porque hay que equilibrar las cuatro fuentes para cubrir la demanda y llegado el momento poder plantear desconectarse de la red, poder hacerlo dependerá de la capacidad que tengamos para predecir la demanda", señala el catedrático.

A la espera de poner en marcha el proyecto, rodarlo y ver su viabilidad, la idea es vender a la propia red la energía sobrante. Y como de momento a Aras le queda aún un tiempo 'conectado', ya han comprado un generador para alimentar los repetidores de telefonía para el próximo temporal. "Así en el próximo temporal además de sin luz la gente al menos no estará incomunicada", apunta el alcalde. Otra cosa será cargar los móviles pero el mercado ya ofrece cargadores solares, una buena manera de ir ensayando.

Pagar el recibo pero esquivar el impuesto al sol

<span style="font-size: 1.6rem; line-height: 2.6rem;">"De gratis, nada", explica Rafa Giménez. <strong>Renovable no quiere decir gratuito</strong>, recalca el alcalde, aunque sí que es cierto que los primeros cálculos hablan de una<strong> reducción en los recibos de la luz </strong>de los vecinos… más los beneficios de la empresa. Porque, en colaboración con el departamento de derecho mercantil de la Universitat de València, se está buscando la fórmula más ventajosa para la propiedad del nuevo complejo energético. "La idea es que el ayuntamiento y los vecinos participen al 50%. Parte de los beneficios deberán ir a ir modernizando la tecnología porque se irá quedando obsoleta y el resto habrá que ver si se reparte como dividendos al final del año o se rebaja más el recibo", cuenta.</span>