SALUD

Cómo prevenir y tratar las infecciones de orina

Hidratación e higiene genital son claves para combatir la cistitis, una dolencia que la mitad de las mujeres sufren al menos una vez en la vida

Análisis de orina

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Carme Escales

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Una de las consultas más frecuentes en consultorios de atención primaria (CAP), a través de las visitas espontáneas o de urgencia es la que viene motivada por molestias en el tracto urinario. Imperiosa necesidad de orinar, y de manera muy frecuente, y escozor a la hora de hacerlo son síntomas de una posible infección de orina. "Según las guías clínicas de la European Association of Urology, la mitad de las mujeres ha tenido al menos una cistitis –inflamación de la vejiga urinaria por infección de la orina por bacterias– y una de cada tres de esas infecciones se ha dado alrededor de los 25 años", informa el urólogo adjunto a la Unidad de Litiasis de la Fundació Puigvert, Francisco Sánchez Martín.

Ante esos síntomas de molestias al orinar, una vez en la consulta del médico de cabecera, la enfermera realiza un prueba sumergiendo una tira con marcadores de diferentes elementos en una pequeña muestra de orina de la paciente. "Las mujeres sufren mucho más la infección del tracto urinario (UTI) que los hombres porque la menor longitud de su uretra (conducto por el que se expulsa la orina desde la vejiga hasta el exterior del organismo), de unos cinco o seis centímetros –la del hombre puede ser de 20 y más centímetros–hace más accesible el alcance de la vejiga por parte de los microorganismos que protagonizan la infección y que acceden al tracto urinario desde el exterior, muchas veces a través de diminutos restos de heces, provenientes de los intestinos, a través del ano", describe Sánchez Martín. Por eso una higiene correcta de la zona genital –desde delante hacia atrás– ayuda a prevenir las infecciones.

La mayor dificultad de colonizar la vejiga por parte de esas bacterias en la anatomía masculina reduce el número de infecciones de orina en hombres pero, si se dan, "pueden complicarse más y requieren descartar que se acompañen de prostatitis, la inflamación de la próstata", dice Laura Cristel, médico de familia del CAP Guineueta de Barcelona.

Tratamiento y prevención

Una vez valorados los marcadores de leucocitos que evidencian el grado de infección en una prueba de orina, niveles de nitritos, y si la muestra presenta o no sangre, "si no existen antecedentes de enfermedades urológicas o renales, un tratamiento corto con antibiótico, de dos días de duración, y la recomendación de ingerir más líquido, es lo habitual para poner fin a una infección de orina", señala la doctora Cristel.

Dos días de tratamiento con antibiótico y la recomendación de ingerir más líquido es el protocolo habitual para una infección de orina

"En el caso de infecciones de orina recurrentes, que se repiten cada dos por tres, se deberá realizar un cultivo más exhaustivo, una analítica completa de la orina para identificar al bicho que causa la infección", añade Cristel. "El germen más frecuente como causante de infección del tracto urinario –su responsable en el 80% de los casos– es el Escherichia coli", explica el doctor Sánchez, especialista en urología y profesor asociado de ello en la UAB y en la UVIC.

"Una vez colonizados el tracto urinario y la vejiga por parte de las bacterias invasoras, su capacidad de reproducción y proliferación es tremenda», puntualiza el urólogo. En algunos casos, los gérmenes pueden clavarse en las superficies del organismo –como las paredes de la vejiga–, ocupar y cronificar su presencia y no responder al efecto del antibiótico.  En función de esa mayor o menor ocupación y virulencia, según apunta el especialista, se pueden establecer cuatro niveles de infección de orina. Una es la bacteriuria (bacterias en la orina) asintomática, que padecen entre el 1 y el 5% de mujeres premenopáusicas. Pueden tener la orina colonizada por bacterias sin que ello sea patológico necesariamente, no tienen síntomas y son casos que requieren un estudio mínimo con ecografía, pero no tratamiento.

Un segundo nivel de infección son las más frecuentes, la denominada infección de orina esporádica. Tradicionalmente se ha considerado que se dan entre uno y dos episodios de ella al año. Son cistitis en mujeres, con molestias y una mayor frecuencia miccional, pero sin fiebre ni complicaciones. Solo en niños y en hombres requiere un estudio preciso. La infección urinaria de repetición es ya un tercer nivel de afectación que requiere cultivo de orina, ecografía y posiblemente radiología para descartar factores de riesgo como la litiasis (formación de cálculos; dilatación renal o malformaciones. 

La infección alcanza el riñón

Por último, la infección de orina complicada, que sería una cistitis inicial con mala evolución, es la que asciende desde la región genital hacia la uretra, la vejiga y hasta el riñón (pielonefritis) y, en hombres, a la próstata y la infección puede incluso alcanzar los testículos. En todos estos casos las molestias físicas se acompañan de  fiebre. La infección de orina complicada es potencialmente grave, con un alto riesgo de sepsia (reacción inflamatoria desproporcionada) y un porcentaje de mortalidad. Su protocolo de estudio requiere realizar con urgencia pruebas diagnósticas de imagen e iniciar el tratamiento con antibiótico lo antes posible y comprobar si hay obstrucción renal asociada, "en cuyo caso habría que colocar un catéter con urgencia", describe el doctor Francisco Sánchez Martín desde la unidad de Litiasis de la Fundació Puigvert.

Factores de riesgo de la infección

La infección de orina no es una enfermedad de transmisión sexual, pero son las primeras relaciones sexuales las que acostumbran a dar inicio a episodios de infección de orina. Incluso los especialistas se refieren a la cistitis de desfloramiento, como la que tiene su motivo mecánico tras la primera relación sexual. El pequeño traumatismo con sangrado, el frotamiento y las condiciones de lubricación crean un terreno proclive a la infección. En algunos casos, si se establece una relación directa de la infección y el coito, el primero y cualquiera de ellos, se puede realizar un tratamiento de la infección de orina poscoital, aunque no en la mayoría de casos. La frecuencia de la aparición de infección de orina se puede disparar hasta nueve veces si se realiza el coito siete días a la semana respecto a si no se realiza ninguno. Otros factores o situaciones de riesgo que propician la aparición de una infección del tracto urinario son la diabetes, la incontinencia urinaria, la gestación, la posmenopausia, lesiones medulares o ancianidad inmovilizada, con incontinencia urinaria o personas mayores que son portadoras de sondas. A nivel de estudios genéticos sí parece evidenciarse que si una madre ha sufrido infecciones de orina, su hija tiene más predisposición también a desarrollarlas.