INVESTIGACIÓN JUDICIAL
Toma fuerza la hipótesis de que Rosa Peral envenenó a su novio antes del crimen
Dos presas y otra testigo apuntalan la sospecha de que la agente pudo dar alguna sustancia a la víctima para aturdirlo
Son dos las presas ya las que han explicado en el juzgado que Rosa Peral les había comentado que envenenó a su novio, Pedro Rodríguez, también guardia urbano, antes de que este fuera asesinado y quemado dentro del coche que apareció el 4 de mayo del 2017 en el pantano de Foix. La hipótesis de que a la víctima se le diera una sustancia para aturdirla antes del crimen toma fuerza. No solo por el testimonio de estas dos reclusas sino porque la actual pareja del exmarido de Rosa Peral ha apuntado que las hijas de la acusada le han explicado que vieron a Pedro como drogado, arrastrando los pies y dando tumbos. Las niñas fueron gráficas: estaba igual que cuando cuando su padre, Rubén, se medica cuando le dan los ataques de ciática.
El 14 de noviembre del 2017, la presa A. G. R. declaró en un juzgado de El Vendrell que Rosa Peral, que estaba con ella en la cárcel de Wad-Ras, le había comentado cómo murió Pedro, y le dijo: "cómo no notan que yo antes lo envenené". En febrero del 2018 la reclusa volvió a repetirlo en el juzgado de Vilanova i la Geltrú que investiga el crimen Sus palabras han sido ratificadas ahora por otra interna. El pasado 2 de marzo, esta testigo relató que a ella la agente también le había explicado lo del envenenamiento.
La hipótesis de que a la víctima se le podría haber suministrado alguna sustancia antes de matarlo se ha visto apuntalada por la declaración de la actual pareja del exmarido de Rosa. El 16 de mayo del 2017, esta mujer aseguró en el juzgado que las hijas de la guardia urbana le explicaron que vieron a su madre con la ropa manchada de sangre el día en que se cometió el crimen. El pasado 2 de marzo volvió a comparecer ante el juez y ofreció más revelaciones. En concreto dijo que aquel 1 de mayo del 2017, cuando se produjo el crimen, Rosa y Pedro discutieron. Las niñas, según esta versión, vieron a la víctima como drogado y a su madre empujándolo escaleras abajo. La madrastra de las pequeñas precisó que las menores también vieron a la guardia urbana con las manos y la cara manchada de sangre. Los forenses han reconocido que no pueden determinar si la víctima fue envenenada por el estado en que se encontró el cuerpo.
Como novios
Las niñas no recuerdan la presencia del Albert López, el otro guardia encarcelado por el crimen, hasta el día siguiente. En los días posteriores a la desaparición de Pedro, los dos policías municipales acusados se comportaron, según explicaron las menores a sus madrastra, como unos novios.
Rosa ha implicado a su compañero en el asesinato. "Cuando estaba arriba empecé a escuchar muchos golpes. Muy fuertes. No sé cuantos. Y muy continuos (…) Lo vi con una braga tapándose y con un hacha en la mano y con unos guantes de jardinería. El hacha estaba llena de sangre y él, con salpicaduras en la cara", declaró la agente. Albert, en cambio, le acusó a ella. Explicó que esa noche la mujer le llamó para que fuera a su casa, estuvieron hablando y se fue. Al día siguiente, relató Albert, Rosa le volvió a llamar. Estando en casa, la mujer abrió el maletero del coche de Pedro y su cuerpo estaba dentro.
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