Carles Puigdemont: "Las raíces cristianas de Cataluña son imprescindibles"

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El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha afirmado que, aunque no va a misa ni comulga, se reconoce en las "raíces cristianas de Cataluña", que ve "imprescindibles a la hora de compartir con la sociedad una serie de valores".

Estas son algunas de las afirmaciones que hace Puigdemont en una entrevista en profundidad que publicará el próximo lunes la revista "L'Avenç" con motivo del 40 aniversario de la publicación, parte de cuyo contenido hoy ha avanzado el portal de información religiosa Catalunya Religió.

"Del cristianismo, quédate con una cosa: ama a los otros como a ti mismo. El resto no es tan importante, pero esta es la frase nuclear del pensamiento cristiano", afirma Puigdemont, que recuerda que es lo que le decía su padre: "Me he educado así, mi familia es así, y lo respeto mucho".

Toda la formación de Puigdemont, que tiene siete hermanos, está marcada por el entorno religioso: "la religiosidad ha estado siempre presente en mi casa, de una manera muy profunda", ya que pasó cinco años en el internado del Colegio del Collell del Obispado de Girona e hizo varias estancias de verano en el monasterio de Poblet (Tarragona) compartiendo la vida con los monjes.

Puigdemont explica que lo que le atraía era "la parte más espiritual de una religión de la que no me gustaba ni me gusta la parte material", y dice que "valía la pena aquella experiencia".

Según el president, lo que le ha quedado es que "nunca he sido una persona obediente en términos de iglesia, no voy a misa ni comulgo, pero en cambio me siento muy vinculado a la espiritualidad".

"En todo lo que tiene que ver con las raíces cristianas de Cataluña, que son perfectamente compatibles con otras visiones del mundo, me reconozco (...) a la hora de compartir con la sociedad una serie de valores, las raíces cristianas de Cataluña son imprescindibles", defiende.

Reconoce que le marcaron especialmente los veranos que pasó en Poblet, "no porque tuviera vocación" sino porque considera que fue un privilegio "estar en contacto con gente que no te preguntará nunca si crees en Dios o no, sino que hay un respeto absoluto. No me decían qué tenía que hacer, sino 'nosotros hacemos esto, eres bienvenido en todas partes y tu eliges'".

Estas estancias y la participación en la vida litúrgica del monasterio dice que le reforzaron "una serie de valores" y que allí aprendió "mejor, de una manera más madura, quién soy y quién no soy. Qué quiero hacer, qué puedo hacer y qué no puedo hacer. Saber tus límites, decidir que eres insobornable con tus potencialidades y que no pretenderás ser lo que no eres".

Además de los temas vinculados a la actualidad política, en la entrevista habla de sus orígenes familiares marcados por la Guerra Civil, con un cura escondido en casa, un abuelo que huyó para no ser movilizado por los republicanos, y otro abuelo que se exilió en 1939 y al que no vieron nunca más.

"Aunque nosotros no lo hayamos vivido, sí que hemos heredado los estigmas que ha dejado la Guerra Civil a las familias", asegura.

"L'Avenç" publica esta entrevista coincidiendo con los 40 años de esta cabecera nacida en plena transición, con un número 0 que publicó una entrevista al president Josep Tarradellas aún en el exilio.