Los padres de Nadia se conocieron en prisión

Fernando Blanco tejió una red de mentiras que incluyó un cáncer terminal que también era falso

Los padres de Nadia con la pequeña.

Los padres de Nadia con la pequeña. / periodico

CARMEN JANÉ / BARCELONA

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Los padres de Nadia Nerea se conocieron en el 2003 mientras Fernando Blanco cumplía condena en la prisión de Palma de Mallorca, por dos delitos de estafa, uno a su anterior empresa, según ha podido comprobar la revista 'Interviú'. Blanco había creado una trama de pagarés y albaranes falsos con la que consiguió estafar 120.000 euros de las ventas de la distribuidora de Coca-Cola, Cobega, en Menorca, para la que trabajó.

Marga Garau, entonces azafata de Transmediterránea, acudió a la cárcel instada por una amiga que tenía a su novio preso y que le presentó a Blanco. Iniciaron una relación con visitas entre rejas y en el 2005 nacía Nadia, para cuyo parto el padre pidió un permiso de salida, según la revista. El abogado de ambos, Alberto Martín, explicó a este diario que cuando nació la pequeña, Blanco ya tenía el tercer grado, régimen con el que cumplió condena hasta febrero del 2007. Es decir, que salió cuando la niña tenía ya dos años. Comenzó inmediatamente la tarea de recoger dinero para los supuestos tratamientos médicos y la investigación de la enfermedad de su hija, pero en realidad no tenía nada de qué vivir. Poco después logró un trabajo a horas como operario en una bodega de Benissalem (Mallorca). Las fotos familiares que pueblan sus redes sociales no son anteriores a esa fecha, excepto una de Nadia en brazos de su padre aún en la incubadora, donde pasó dos meses, según explicaban sus padres. La familia de Garau siempre creyó que se habían conocido en un crucero.

La pequeña nació el 20 de abril del 2005, en el hospital de Son Llatzer, con tricotriodistrofia, una enfermedad rara pero no tan grave de la que solo existen otros 25 casos en España, pero que Blanco siempre presentó como que “daba una corta esperanza de vida a la pequeña” que solo podían extender carísimas operaciones en Houston (EEUU) y Francia. Para costearlas implicó a numerosos particulares, empresas y famosos, desde Rafa Nadal o Javier Mariscal a los jugadores del Real Madrid, que según 'Interviú', eran sus últimas pretendidas víctimas. 

DIFUSIÓN DE LA HISTORIA

La pareja fue explicando el drama de la niña, primero en Mallorca, donde comenzaron a aparecer en televisiones y diarios incluso de ámbito nacional, y luego desde Organyà (Alt Urgell), donde residían desde hacía cuatro años y cuyos habitantes también se involucraron en el caso de Nadia con rifas y loterías. Fueron estos quienes finalmente les denunciaron ante los Mossos, tras las primeras sospechas a principios de diciembre. Para entonces, el blog Mala Prensa ya había alertado sobre la supuesta falsedad de una historia a la que habían dado credibilidad el diario 'El Mundo' y casi todas las televisiones del país. 

Cuando se vio descubierto en su mentira (ni los médicos ni el hospital que citaba de Houston o Afganistán existían), Blanco afirmó que llevaba a la niña a “curanderos” que no le daban recibos y no a viajes a los que no iba ni su madre porque, afirmaba, “se ponía nerviosa”. Según la investigación de los Mossos, del millón de euros que llegaron a recaudar, tan solo unos 2.000 euros se habían destinado a pagar medicinas, en su mayoría batidos proteicos de los que se utilizan en dietas de adelgazamiento. En las cuentas de la fundación ya solo quedaban 318.000 euros, cosechados en la última campaña supuestamente para la niña. El resto del dinero se lo habían gastado en mantener un elevado tren de vida.

CÁNCER TAMBIÉN FALSO

Tampoco había rastro de gastos relacionados con el supuesto cáncer terminal que el padre de Nadia decía padecer y que había decidido no curarse -afirmaciones que sostenía ante su mujer, cuyo padre había muerto de cáncer en junio del 2016- y cuya existencia se descartó definitivamente cuando entró en prisión.

Antes de recaudar en nombre de su hija, Blanco había dejado ya un reguero de víctimas en Menorca (donde trabajadores avalaron sus pagarés falsos y se quedaron con la deuda), Ibiza (donde le subastaron un piso comprado con su anterior pareja por impago y dejó deudas a la comunidad de vecinos) y Mallorca (donde les tenían bajo sospecha por el alto nivel de gasto que llevaba la pareja). La primera sentencia que le condenó también le obligaba a pagar a Cobega 20 millones de pesetas. Desde entonces, no ha vuelto a tener propiedades a su nombre.