Gente corriente

Alberto Escorcia: «Después de 15 años diciendo lo que quería, me entró miedo»

«Después de 15 años diciendo lo que quería, me entró miedo»_MEDIA_1

«Después de 15 años diciendo lo que quería, me entró miedo»_MEDIA_1

MAURICIO BERNAL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

-¿Huir? Lo sentí como una decepción, una gran decepción, porque era la confirmación de que ya en el DF no estaba seguro. Yo no quería irme, pero hay cosas que te sobrepasan.

Barcelona ha acogido durante cinco semanas a este bloguero y activista mexicano amenazado.

-¿Y al llegar? ¿Cómo lo vivió? ¿Qué pasó por su cabeza de exiliado? Recuerdo bien cuando aterrizamos aquí, porque ya no sentía miedo. En México hasta el último instante tuve miedo, de camino al aeropuerto nos desviamos varias veces por si nos seguían. Aquí, al llegar, lo primero que hice fue salir a la calle a caminar. Porque en México, últimamente, ya no podía hacerlo.

Cinco semanas ha pasado Alberto Escorcia en Barcelona, huyendo de su país. Bloguero y activista, cerca de un lustro llevaba recibiendo amenazas por su denuncia de la guerra tecnológica que libran instancias oficiales contra los movimientos sociales mexicanos, pero siempre consideró que la capital era un lugar seguro, donde no lo podían tocar; hasta que pasaron cosas que lo convencieron de lo contrario. No todos los exilios son de media vida, por suerte, y Escorcia vuelve mañana a su país. Con el ánimo renovado, con la certeza de que el amparo europeo le da un paraguas, con la voluntad de creer que algo en este breve lapso ha cambiado.

-Entonces se sentía seguro, en el DF. Hasta hace poco. Sí, de hecho el DF había sido en los últimos años un refugio para los periodistas que huían de otras partes del país. Yo mismo ayudé a muchos a refugiarse en la ciudad.

-¿Y qué cambió? Todo cambió el año pasado, cuando asesinaron al periodista Rubén Espinosa; que, justamente, había ido al DF huyendo de Veracruz. Nos quedamos incrédulos, pensábamos: «Cómo es posible que se atrevan a hacer esto aquí». A partir de ahí me embargó el miedo. Yo llevaba 15 años de bloguero y siempre había escrito lo que había querido, pero a partir de ahí empecé a medirme.

-Porque usted ya recibía amenazas. Sí, pero no les hacía caso.

-¿En qué consiste exactamente esa tecnocensura que denuncia? Consiste en la práctica del Gobierno de reventar las convocatorias que se organizan en internet: o bien creando tendencias opuestas o bien contaminando los hashtags de la gente o bien creando hashtags polémicos o chistosos para distraer. Yo inventé un sistema para identificar esas tendencias falsas, porque el rastro que deja en internet una convocatoria espontánea es muy... Es totalmente distinto del que dejan estos ataques coordinados del Gobierno.

-¿Qué fue lo que lo convenció de que realmente estaba en peligro? Que hace poco le dieron un balazo a un colaborador del padre Solalinde, que también estaba amenazado. Enseguida empecé a recibir mensajes del tipo: «El que sigue eres tú», y entré en pánico. Además, estaba muy, muy bajo de ánimo. Entonces contacté con el Ayuntamiento de Barcelona, que hace un tiempo me había tendido la mano.

-¿Cómo le ha sentado el exilio? Aquí he tenido la oportunidad de reflexionar, y fue reflexionando que pasé del miedo al enojo, porque pensé: «No pueden cambiar tu vida unos seres anónimos que te atacan por Twitter, por internet». No se pueden dejar de hacer las cosas por miedo, que era lo que yo empezaba a hacer.

-¿Por qué cree que puede volver? Bueno, en parte porque ahora van a saber que desde aquí están pendientes de lo que me pase a mí. Eso es una protección. Y porque hace poco la protesta de los maestros dio un giro, lograron que el Gobierno se siente a hablar... Es un precedente, hay otro clima, yo creo, un pequeño cambio.

-¿Qué objetivos tiene para su regreso? Seguir trabajando. Y caminar, salir a las calles del DF a caminar.