Gente corriente

Joan Ordaz: «Para la vida, la música es una compañera fantástica»

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MAURICIO BERNAL

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Joan Ordaz tenía 96 años cuando acudió a su primer Primavera Sound, lo cual destroza cualquier teoría sobre aquello de que hay una edad para todo. No solo fue: le gustó. Desde entonces ha vuelto tres veces, la última a principios de este mes. «La música es el idioma que todo el mundo entiende, es el idioma universal», repite machaconamente durante toda la entrevista. Su nieto (Marc, en la foto) trabaja en el festival: es responsable de la estrategia de ventas y adjunto del departamento de coordinación. Se licenció en Economía, pero toda la vida le ha gustado la música, y cuando dudaba y el futuro lo veía confuso y no sabía bien qué hacer, ahí estaba su abuelo, diciéndole: «¿Te gusta la música? Pues entonces dedícate a la música». Hoy, 17 de junio, Joan Ordaz celebra su 100º aniversario.

Tenía 96 años cuando fue a su primer Primavera Sound y ha vuelto cada año. Hoy cumple 100.

-No se siente… ¿distinto? ¿Mayor? En el festival, quiero decir. De ningún modo. Siempre me he encontrado mejor entre la gente joven que entre la gente mayor.

-¿Qué recuerdo tiene de su primera vez? ¿Su primer Primavera Sound? A mí me asombró, la primera vez que fui al festival me asombró. Quedé asombrado y maravillado. Vi que había gente de todos los países, que había miles de personas, y yo soy un hombre que quiere a toda la humanidad, sin distinción, a todos… Bueno, quizá a unos más que otros.

-¿A quiénes? La familia, claro, la familia...

-Ha vivido 100 años. Ha pasado por un montón de épocas musicales… Y le voy a decir cuál era mi fuerte: mi fuerte era el foxtrot.

-¿Bailaba? Lo bailábamos con mi mujer, que en paz descanse. Era la época en que ibas a un recinto de baile y siempre había una orquesta tocando. Yo no tenía ni 20 años. Mi mujer, ¿puedo hablar de mi mujer? Mi mujer fue el amor de mi vida. Nos conocimos en el año 36, vivíamos en la misma calle. Nos entendimos desde el primer momento. Nos dijeron: «hasta que la muerte los separe», y así ocurrió.

-Le decía que habrá oído todo tipo de música. ¿Qué le parece esta música moderna, la del festival?

-¡Fantástica! La música ha sido una compañera fantástica durante toda mi vida. O mejor dicho: para la vida, la música es una compañera fantástica. Con mi mujer viajamos mucho y vimos y escuchamos música de todos los colores. Me gusta todo. Además, pienso que hay que cambiar para vivir cada momento de la vida.

-Voy a leer un extracto de la carta que escribió después de asistir a su primer festival: «Con mi edad de 97 años cumplidos, me doy cuenta de que a pesar de haber conocido muchos mundos, aún me quedan otros por conocer». Como le digo. Quedé asombrado y maravillado.

-Cuénteme, ¿en qué trabajaba? Yo he hecho muchas cosas en la vida, pero sobre todo tuve una droguería, la Droguería Ordaz. En Consell de Cent con Villarroel. Siempre estaba de cara al público.

-Su nieto trabaja en el mundo de la música… Tengo entendido que por usted. Que usted lo apoyó muchísimo. Yo, ¿sabe qué? Yo sabía que a mi nieto le iba a gustar la música desde antes incluso de que él naciera. Le regalé un tamborcito; te regalé un tamborcito, ¿te acuerdas? Cuando era niño. Y cuando me decía que estaba confundido y que lo que de verdad le gustaba era la música, yo le decía que entonces lo que tenía que hacer era dedicarse a la música. Es mi nieto pequeño y lo quiero mucho, y le tengo mucho respeto. Y lo que hizo me influyó mucho.

-¿Para qué? Para quererle más.