Matilde Font: "Está en jaque todo un sistema ambiental y económico y un signo de identidad"

Ha pasado años en fase de latencia, como un reactor nuclear parado. Aunque el fervor de las movilizaciones de principios de la década del 2000 contra el Plan Hidrológico Nacional Plan Hidrológico Nacional se calmó con la derogación del gran trasvase del Ebro por el gobierno de Zapatero en el 2004, un núcleo duro de la Plataforma en Defensa del Ebro se ha mantenido incansablemente vigilante de cada paso dado por la política hidrológica estatal. Matilde Font, enfermera de profesión, se involucró precisamente en ese núcleo duro cuando llegó esa calma que sabía momentánea. “Me impliqué más entonces porque tuve la sensación de que, con el tiempo, nos la colarían”, afirma.

El tiempo ha transcurrido, más de 11 años de reuniones semanales, lecturas, viajes… La PDE, heredera de la Coordinadora Antitrasvases, ha dado la señal a sus conciudadanos de que ha llegado el momento de volver a la carga. No hay un gran trasvase sobre la mesa, pero el plan de cuenca es el prólogo de un nuevo Plan Hidrológico Nacional tan dañino para las Terres de l’Ebre como lo era el anterior antes de la derogación de la gran tubería por todo el levante peninsular. “Está en jaque todo un sistema ambiental y económico y un signo de identidad”, alerta.

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Han pasado 15 años desde la última ofensiva, ahora hay que garantizar 15 años más de latencia: “Hay que blindar un caudal ambiental suficiente y sedimentos para el tramo final por lo menos 15 años más”, sostiene Matilde. Para esta activista de la PDE, “la lucha política es muy importante, y la jurídica debe hacerse, pero si un grueso de gente no sale a la calle para que se visualice malestar o rechazo, no te tienen en cuenta”, afirma.