Las Terres de l'Ebre empiezan por fin a explotar la marca Reserva de la Biosfera

DELTA EBRO

DELTA EBRO / periodico

SÍLVIA BERBÍS / TORTOSA

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Una veintena de productos alimentarios de las Terres de l’Ebre han dado el primer paso. Con la consecución de las primeras acreditaciones de la marca Reserva de la Biosfera, aceites, cítricos, mariscos, verduras, vino, cárnicos, miel e incluso una cerveza artesana son los primeros en estar listos para salir a los mercados luciendo en sus etiquetas la marca que les concede el valor intrínseco que supone crecer en una zona geográfica del planeta que la Unesco ha integrado a su red de reservas de la biosfera y que además certifica buenas prácticas en su elaboración.

Más de dos años y medio después de la declaración, rebajado el sello de revulsivo a oportunidad y superado el retraso inicial en la creación de órganos y planes de gestión de la nueva reserva mundial, el grueso del sector socioeconómico del Ebro que tiene a su alcance el distintivo se mantiene a la expectativa. De momento, es el sector agroalimentario el que ha empezado a tirar del carro, mientras el turístico y de servicios, fuera de temporada alta, apenas empieza a hacer movimientos para conseguir el sello.

AMPLIAR EL ALCANCE

“Lo que hemos detectado en la línea de salida es que quienes primero se han posicionado para poder usar esta marca han sido los productores del sector agroalimentario, pero la expectativa es que también cara a la próxima campaña turística se sumen las empresas de este sector y servicios para ir ampliando el alcance de la marca y ocupar un amplio espectro socioeconómico”, apunta el coordinador técnico de la reserva, Josep Aragonés. De momento, el órgano gestor acaba de aprobar las primeras 25 acreditaciones, de las que 16 pertenecen al sector agroalimentario, tres a la artesanía, la restauración y el turismo y otras cinco se han concedido a entidades para actividades de promoción, pero no para comercializar productos. La distribución territorial es amplia, ya que las empresas acreditadas pertenecen a las cuatro comarcas del Ebro.

SUSTANCIAR UN INTANGIBLE

Imprimir este aval internacional en un producto no es una ventaja que se haya concedido a todas las reservas de la biosfera, explica Aragonés. “Aquí se ha querido sustanciar un intangible, como es una distinción, un título, en algo útil que certifique la calidad de un producto. De alguna forma se traslada la calidad de una tierra a un producto y para esto la marca es un instrumento fundamental”, comenta.

Buena parte de los pioneros, además de empresarios, son una especie de activistas territoriales. Es el caso de Lluís García, uno de los dos primeros acreditados del sector turístico y de servicios. “La hemos solicitado para ser fieles a nosotros mismos, como defensores del territorio y tras la experiencia adquirida de haber visto nacer un parque natural que ha dado nombre y vida a nuestra tierra”, explica el responsable del Mas de la Cuixota y el restaurante Casa de Fusta, en pleno delta del Ebro. Reconoce que, de momento, su apuesta no es más que algo simbólico: “Creemos que, como ocurrió con la declaración de parque natural, la reserva de la biosfera empieza a andar y no habrá un fruto inmediato, pero como activo del territorio, jugaremos a promocionar esta marca como propia y referente, porque advierte al mundo de que estamos en un lugar fantástico”, afirma.

Como contrapartida al uso de la marca, todos deberán cumplir compromisos de mejora en las técnicas de producción, diversas según el sector, ambientales y también sociales, por lo que se les insta a promocionar la reserva mediante actividades divulgativas. La Unesco reevalua su declaración cada 10 años. “Disponemos del instrumento y creemos que tiene que funcionar, estamos sentando las bases haciendo mucho trabajo interno que irá saliendo en los próximos meses”, apunta Aragonés. Por ahora, las primeras etiquetas con el nuevo sello empiezan a salir de la imprenta.