Escritor y excolumnista de 'The Independent¿

Johann Hari: «El 90% de los que consumen drogas no llegan a ser adictos»

Este polémico periodista británico ha indagado en la 'industria' que mueve 320.000 millones de dólares al año y siega vidas en todo el mundo. A 100 años del inicio de la guerra contra las drogas, su conclusión es que la única solución es la legalización.

Johann Hari, el pasado jueves, en la sede de Planeta, en Barcelona.

Johann Hari, el pasado jueves, en la sede de Planeta, en Barcelona.

NÚRIA NAVARRO

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Cuatro años después de haber sido acusado de plagio reiterado y de ser desterrado por eso y por otras feas prácticas de The Independent, diario en el que llegó a ser un columnista fetiche de la izquierda británica, Johann Hari ha vuelto a escena con un libro, Tras el grito (Paidós), en el que viaja al origen de la guerra contra las drogas y da un puñado de argumentos a favor de su legalización. El libro, soprendente, ha entrado como un rayo en la lista de éxitos de The New York Times y gentes como Elton John, Noam Chomsky, Russell Brand o Naomi Klein no han escatimado elogios. Muchos lo interpretan como su reparación.

-¿Se acabó la condena pública?

-Solo he intentado escribir el mejor libro posible y, a causa de los errores que cometí, he colgado los cortes de voz de las citas en la página web.

-Le pregunto por su sensación.

-Mientras investigaba intenté no pensar. Y luego han pasado cosas muy gratificantes. Una mujer se me acercó, me dijo que tenía un hermano adicto al que no había visto desde hacía siete años y que, tras leer mi libro, había decidido contactar con él. Se dio cuenta de que con quien tenía que estar enfadada era con la guerra contra las drogas. Aunque solo hubiera vendido esa única copia del libro, habría valido la pena.

-Seguro. Pero usted…

-Uno de mis escritores favoritos, James Baldwin, dijo que lo único útil de tu dolor es si te puede ayudar a entender el dolor de los otros. Yo he hablado con gente que ha sufrido más que yo: los amigos de Billie Holyday, un camello de crack transexual de Brooklyn, una madre de Ciudad Juárez que atravesó el desierto en busca de su hija, un sin techo adicto de Vancouver que logró que se abriera la primera narcosala de Norteamérica, el expresidente José Mujica...

-Evita hablar de sí mismo.

-No quiero hablar de mis sentimientos. Si haces algo que no está bien, tienes que pagar un precio, no volver a cometer esos errores y no animar a nadie a que vea el asunto desde tu punto de vista. No puedes poner excusas.

-En aquellos días abusaba del Provigil, un potente antinarcoléptico.

-Lo tomaba para trabajar sin parar. No estaba bien. Pero ya había hecho cosas que estaban mal antes de hincharme a Provigil.

-Ese enganche no es lo que le llevó a indagar en el mundo de las drogas.

 

-No. Uno de mis primeros recuerdos es intentar despertar a un familiar dolorosamente cercano y no ser capaz de lograrlo. A los 7 años no entendí el porqué, y siempre quise entender. Empecé a investigar y vi que había preguntas básicas sin respuesta. ¿Por qué comenzó la guerra contra las drogas? ¿Por qué continúa cuando se ha visto que no funciona? ¿Qué causa la drogadicción?

-48.000 kilómetros y nueve países después, halló respuestas.

 

-Supe que la adicción no es lo que nos han contado. Y que en la guerra contra las drogas iniciada hace 100 años por Harry Anslinger, comisario de la Oficina Federal de Estupefacientes de EEUU, aprovechando la ola del pánico racial, se ha gastado un billón de dólares, se han perdido miles de vidas y ha desencadenado  un sistema de violencia demente.

-60.000 muertos en México a manos de los cárteles en siete años.

-Pues cuando se le plantó esa cifra a Michele Leonhart, jefa de la Drug Enforcement Administration (DEA), dijo que era un símbolo del éxito de la lucha contra las drogas. ¡Un escándalo! El periodista Charles Bowden dijo, y estoy de acuerdo, que la guerra contra las drogas crea una guerra por las drogas, y eso es una catástrofe. Ha devastado países enteros. ¿Dónde están los traficantes de alcohol violentos? Solo existieron cuando imperó la Ley Seca.

-Estará de acuerdo en que son perniciosas.

 

-Sí, pero la adicción ha sido vista por la derecha como un fracaso moral debido a excesos hedonistas y, por la izquierda, como una enfermedad que tiene lugar en un cerebro químicamente secuestrado.

-¿No es ni lo uno ni otro?

-Nos hemos tragado la idea de que si todos consumiéramos heroína durante 20 días, el 21 todos seríamos adictos, porque son sustancias que enganchan y que nuestro cuerpo necesita físicamente. Lo curioso es que si nos atropella un coche y nos llevan al hospital, nos suministrarán diamorfina, que es heroína de mejor calidad que la que vende cualquier camello. Si tanto enganchara, estaría lleno de señoras operadas de cadera adictas. Los consumidores clínicos lo dejan sin más.

-¿Entonces?

-El 90% de los consumidores de drogas ilegales con fines recreativos no llegan a ser adictos. Solo le hacen daño a un 10% y son personas que tenían problemas previos. Más de dos terceras partes del consumo de droga intravenosa se da en personas que tuvieron un trauma infantil.

-¿De dónde salen esos porcentajes?

-De la Oficina de Naciones Unidas para el Control de las Drogas. La cuestión es que ese 10% de consumo disfuncional acaba convertido en el 100% de la imagen oficial.

-¿Por qué cae ese 10%?

-A principio del siglo XX se demostró que al poner una rata aislada en una jaula con dos bebederos, uno de agua y otro de agua con heroína, la rata prefería el que contenía droga. Pero en los años 70, el profesor Bruce Alexander construyó una jaula de ensueño, el Rat Park, con túneles, queso, amiguitos y sexo, y las ratas residentes optaban por el agua corriente. ¿Qué explica?

-¿Qué explica?

-Los seres humanos tienen una necesidad innata de conectarse, de crear vínculos con los otros. Cuando no lo logran, porque están aislados, traumatizados o se sienten maltratados, se vinculan a algo que les alivie, ya sea la heroína, el juego, la pornografía. Conclusiones: 1/ no eres tú, es tu jaula; y 2/ lo opuesto a adicción no es sobriedad, es conexión.

-Hay que cantarles canciones de amor y no de guerra, aconseja usted.

-Así es. Sin embargo, el enfoque actual es el siguiente: al adicto hay que hacerle sufrir y castigarle hasta que deje de consumir. Pero si la adicción es causada por el sufrimiento y añades sufrimiento, no hay salida. Es algo que ha entendido Portugal.

-Despenalizaron las drogas en 2001.

-En el 2000, un 1% de los portugeses eran adictos a la heroína. Cuanto más recrudecían la guerra contra las drogas, más empeoraba la situación. Hasta que el Gobierno apostó por despenalizarlas e invertir el dinero que antes gastaban en arrestar y encarcelar en programas de trabajo y un alojamiento seguro. Les dio un motivo para levantarse por la mañana. Hoy hay un 50% menos que se inyectan, y ha bajado el sida y la muerte por sobredosis. Esto demuestra que una política basada en el amor y la compasión funciona. El problema es que vivimos en una cultura en la que es fácil sentirse aislado.

-¿Es un mal del capitalismo?

 

-Es un mal de cualquier sistema social que controle a las personas y las aísle. Cuanto más vayamos hacia una sociedad democrática  y tengamos vínculos sanos con los otros, menos adicción habrá. Suecia es un ejemplo. Tiene poco paro, buenos servicios, sindicatos fuertes, y sus niveles de adicción son muy bajos. Cuando crece el malestar social, sube la adicción. Y no son los blancos y ricos los perseguidos.

-Pero mueren igual por sobredosis. Amy Winehouse, Heath Ledger, Philip Seymour Hoffman...

 

-La razón principal de la sobredosis es que cuando las drogas están prohibidas no hay control de calidad. Si alguien compra heroína en la calle no sabe si tiene una pureza del 5% o del 55%. Es como comprar alcohol y no saber si tomas cerveza o absenta. Es fácil acabar en una dosis letal. Otro factor son los contaminantes. En Escocia murió mucha gente a causa de heroína que contenía ántrax. En cambio, en Suiza, donde se suministra heroína bajo supervisión médica, no ha habido muertes por sobredosis en 20 años.

-¿Ser gay ha influido en su enfoque de la persecución al adicto?

-Antes habría dicho que no, pero le he dado vueltas y creo que los gays podemos entender el dolor de ser estigmatizado por un acto consentido. Yo he tenido suerte y debo agradecérselo a la lucha de anteriores generaciones. De algún modo, creo que el cambio de mentalidad respecto a las drogas se parece al camino hacia la legalización del matrimonio homosexual.

 

-Oiga, ¿y ahora cuál es su droga? ¿El perdón?

-Mi única droga son los libros. Los consumo a todas horas y a ellos me quiero dedicar. No pienso volver a la prensa. 

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