URGENCIA HUMANITARIA

Cómo devolver un hogar tras el desastre de Nepal

Aldeas lnfantiles, con 30 años de trabajo en Nepal, monta campamentos de emergencia con agua potable, alimentos y refugio para quienes el cruel terremoto no devoró. Miles de niños huérfanos demandan ya su atención.

EN EL DOLOR NEPALÍ. Un niño recorre las ruinas de edificios destruidos.

EN EL DOLOR NEPALÍ. Un niño recorre las ruinas de edificios destruidos.

CARME ESCALES / BARCELONA

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Atención médica, alimentos, vivienda y protección son, en este orden y en estos momentos, prioridades absolutas y urgentes para los supervivientes del terremoto en Nepal. Rescatar con vida a alguien entre las piedras de casas, edificios o templos es ya un milagro. La premura que demanda salvar a quienes sobrevivieron camina por encima, ahora, de la desolación de un pueblo que ha perdido a más de 8.000 personas. Oenegés internacionales están allí, curando heridas abiertas que, antes ya de cerrarse, descubrirán a miles de personas sin hogar y sin familiares a los que abrazar. A la mayoría de ellos, ni los habrán podido enterrar.

La organización internacional Aldeas Infantiles es una de las potentes oenegés sobre el terreno. Llevan 30 años en Nepal, donde tienen 10 Aldeas -hogares temporales para menores huérfanos o sin arropamiento familiar, por el momento-. Pero su mayor atención se ha desplazado ahora a las proximidades del punto donde estuvo el epicentro del terremoto que quebró la tierra en el valle de Katmandú. «Junto al Ejército local, hemos establecido dos campamentos para los afectados en las ciudades de Kavre y Jorpati. Además de procurar la ayuda de emergencia ineludible -agua, comida y un espacio para dormir-, el personal de Aldeas Infantiles SOS de Nepal «está ya evaluando la situación para trabajar en la reunificación familiar y en dar apoyo a los niños que se hayan quedado solos, así como a las familias que necesitan apoyo», según expone la organización en uno de sus comunicados desde el azotado país.

EL GRAN RETO DE REHACER UN HOGAR /Apartar escombros y volver a levantar casas, edificios y templos tardará en devolver la imagen de normalidad a la capital nepalí. Pero algún día, Katmandú lo podrá ver. Sin embargo, las grietas que el terremoto de Nepal ha abierto en  miles de corazones son surcos imposibles de cerrar. Sí puede cubrir esos vacíos el cobijo en lugares como los que Aldeas dispone en situaciones así.

Huérfanos como todos los que el terremoto de Nepal llegará algún día a cifrar inspiraron el nacimiento de Aldeas Infantiles en el mundo.

«Fue en 1949, al acabar la segunda guerra mundial, cuando el austriaco Hermann Gmeiner, al contemplar la imagen de la destrucción y los miles de niños que esta había dejado sin padres, y a tantos otros padres en busca de niños, fundó la primera Aldea Infantil en la localidad del Tirol austriaco de Imst», recupera el vicepresidente de Aldeas Infantiles SOS España, Francesc Xavier Martín Burillo.

EFECTIVOS DESDE LA AFECTIVIDAD / «Con su proyecto de idear entornos lo más parecidos a un verdadero núcleo familiar donde albergar a la orfandad con calidez y valores humanos, Gmeiner rompió con el concepto clásico de orfanato», explica Martín Burillo. «En las Aldeas, el menor queda individualizado como un miembro más de la familia. No es el ocupante de la litera 17-B. Cada niño, cada niña, tiene nombre y apellido y sus carencias emocionales y espirituales adquieren mucha más relevancia. Aldeas construye un plan de desarrollo individual para cada menor huérfano o privado del arropamiento de sus progenitores u otros familiares, de manera temporal», desgrana el vicepresidente de Aldeas Infantiles SOS España. «Así, el menor pasa de ser un objeto de protección a un sujeto de derechos», añade Martín.

Derechos de infancia, también para los niños y niñas que han quedado huérfanos en Nepal deben ser garantizados por la humanidad. «En estos momentos, lo más importante es encontrar a los niños que han sido separados de sus familias», declara desde Nepal Shankar Pradhananga,   director nacional de Aldeas Infantiles SOS en el devastado país asiático. «Hay tres aldeas infantiles en el valle de Katmandú, y todas ellas están abiertas para los niños necesitados. Ahora precisan ayuda de emergencia, protección, vivienda, alimentos y atención médica y, a largo plazo, vamos a tratar de reunirlos con sus padres o familiares. Si eso no es posible, encontrarán un nuevo hogar en alguna de nuestras 10 aldeas en Nepal. Aquí, muchos niños ya eran vulnerables antes del terremoto, debido a la pobreza. Ahora, además, están expuestos al caos», contextualiza Pradhananga. «Nuestros pensamientos están con los muchos niños y adultos afectados por la tragedia nepalí, cuyo número va en aumento», añadió el secretario general de Aldeas Infantiles SOS Internacional, Richard Pichler.

JUGAR Y RELAJARSE, PESE AL CONTEXTO / Además de los dos campamentos de emergencia habilitados por Aldeas Infantiles en Kavre y Jorpati, la organización internacional, privada y sin ánimo de lucro, ha puesto en Bhaktapur un espacio SOS niños a disposición de menores nepalís cuyas familias lo han perdido todo en el terremoto. Es un refugio seguro en el que los menores pueden jugar, relajarse y expresar su trauma a través del dibujo y otras actividades.

Para Aldeas Infantiles, actuar en la emergencia de una catástrofe donde la organización ya estaba asentada anteriormente facilita la materialización de su ayuda. «Su conocimiento del país, su experiencia con las familias y la disposición de un personal capacitado, le permite acceder rápidamente a los lugares afectados y poner en marcha el dispositivo de ayuda. De este modo, no solo permanece antes y durante, sino que trabaja de modo permanente en la recuperación de los países después de tragedias como la de Nepal, acompañando a los niños que han perdido el cuidado parental hasta que crecen y se convierten en personas adultas y autónomas y con las familias vulnerables que necesitan apoyo», expresan desde la organización mundial Aldeas Infantiles.

«Vamos a aprovechar nuestros recursos y experiencia en Nepal para proporcionar ayuda urgente a los niños directamente afectados por el desastre. Estoy incluye a los niños que se han quedado solos, los que han perdido sus hogares y aquellos cuyas familias están luchando para cuidarles, pero sin recursos a causa de la tragedia. A aquellos padres que están separados de sus hijos, les ofrecemos nuestro compromiso de hacer todo lo posible para reunirlos con su familia y en nombre de los que han perecido, atención a sus huérfanos», dice el secretario general de la organización, Richard Pichler. Cuando el último fotógrafo se marche, Aldeas seguirá en Nepal.