Dictamen judicial controvertido

La UE avala que se prohíba a los gais la donación de sangre

Un hombre dona sangre en una ciudad de la Alta Saboya.

Un hombre dona sangre en una ciudad de la Alta Saboya.

SILVIA MARTÍNEZ / BRUSELAS

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La exclusión permanente de los homosexuales como donantes de sangre debido al riesgo de enfermedades infecciosas como el VIH «puede estar justificada» siempre que las autoridades públicas demuestren con datos científicos que están expuestos a un mayor riesgo y que no existen medidas eficaces de detección o métodos que garanticen un alto nivel de protección para el receptor de la sangre. Esa es la respuesta del Tribunal de Justicia de la UE a una consulta prejudicial de un juzgado francés sobre una normativa en vigor en este país que el Gobierno de François Hollande, tras años de bloqueo, tendrá que revisar.

El caso se remonta a seis años atrás, cuando un médido de Metz decidió rechazar la donación de sangre de Geoffrey Leger debido a que había tenido relaciones sexuales con otro hombre. Su negativa se basaba en una orden ministerial de enero de ese mismo año y una norma de 1983 que permite excluir permanentemente a los gais que hayan tenido relaciones sexuales con otros hombres. Leger decidió entonces recurrir la decisión ante el Tribunal Administrativo de Estrasburgo, al considerar que podía vulnerar la legislación comunitaria. El juzgado francés elevó el caso a Luxemburgo.

El fallo europeo recuerda que son los jueces nacionales los que deben tener en cuenta la situación epidemiológica y determinar si un hombre que ha tenido relaciones sexuales con otro está expuesto a un elevado riesgo de contagio. Según las alegaciones presentadas durante el proceso por el Gobierno francés, entre el 2003 y el 2008 la práctica totalidad de las contaminaciones por VIH en Francia se produjeron por contacto sexual, y la mitad de las nuevas fueron de hombres que mantuvieron relaciones sexuales con otros hombres.

Además, este colectivo era en este periodo el principal afectado por el virus, en un porcentaje 200 veces superior al de la población heterosexual en Francia, el país con mayor prevalencia del VIH en toda Europa y Asia central.

Pese a la exposición de estos argumentos, los jueces admiten que la reglamentación de Francia «puede entrañar una discriminación por razón de orientación sexual» y que «podría no respetar el principio de proporcionalidad». Y es que, según el tribunal comunitario, no es posible excluir la posibilidad de que el VIH pueda detectarse mediante técnicas eficaces que garanticen un alto nivel de protección de la salud de los receptores y corresponde a los tribunales nacionales la tarea de verificar si dichas herramientas están disponibles.

De no existir, serán esos magistrados los responsables de determinar «métodos menos coercitivos que la exclusión permanente de la donación de sangre». Entre las opciones mencionadas por el tribunal figuran un cuestionario y una entrevista personal a cargo del personal sanitario para identificar posibles conductas de riesgo.

SEGURIDAD / El revuelo causado por la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE en todo el espectro internacional precipitó que la ministra francesa de SanidadMarisol Touraine, anunciara ayer mismo que se revisará el contenido de la norma, que no dudó en calificar de «discriminatoria». Para tal fin, dijo que convocará una reunión a finales de mayo en la que contará con la aportación de todos los sectores implicados y en la que se tratará de «hacer evolucionar el cuestionario». Touraine avanzó su voluntad de poner fin a esa restricción, al tiempo que se velará por preservar «la seguridad de todos aquellos que necesitan una transfusión».

El Ejecutivo de París ya planteó una modificación en su ordenamiento jurídico para cambiar los criterios a aplicar para considerar aptos a los donantes «en función de su comportamiento de riesgo» y no de su orientación sexual. En ese sentido ya se pronunció el presidente francés, François Hollande, durante la campaña electoral del 2012.

El fallo del tribunal comunitario llega apenas cuatro meses después de que EEUU pusiera fin al veto implantado en 1983 que impedía donar sangre al colectivo homosexual. La decisión corrió a cargo de la autoridad sanitaria y alimentaria del país (FDA, por sus sigla sen inglés), que sin embargo mantuvo una restricción: que el donante no haya mantenido relaciones homosexuales durante el último año.

La prohibición se aprobó tras comprobarse que el VIH se podía transmitir mediante transfusiones sanguíneas, pero el año pasado la FDA ratificó que no representa riesgo alguno para las donaciones a terceras personas, según las conclusiones extraídas de estudios científicos. La entidad estima que de esta forma se registrará un incremento de las reservas en torno al 4% anual.