Gente corriente

Perfecte Costa: "Documentar los 'masos' era salvarlos del olvido"

Ha documentado más de 600 casas de payés que salpicaron el Prepirineo oriental.

«Documentar los 'masos' era salvarlos del olvido»_MEDIA_1

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CARME ESCALES

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Verano de 1975. Perfecte Costa (Sant Joan de les Abadesses, 1961) tenía 14 años, y mucho tiempo libre. Con una amiga, un poco mayor que él, se dedicaba a organizar excursiones siguiendo el rastro no de algún animal, sino de casas de payés. Era como un juego. Todas puntuaban: las habitadas, las deshabitadas y las que estaban en ruinas. Y, poco a poco, el reto se fue complicando: las casas de payés desaparecidas, en archivos o con la ayuda de las voces de los mayores del lugar, también habría que localizarlas.

-¿Cuáles eran sus límites geográficos en ese magno rastreo en busca de masos?

-Empezamos por el municipio de Sant Joan de les Abadesses, que era donde vivíamos Dolors Santanach -falleció hace 15 años- y yo. Juntos salíamos a caminar y nos fijábamos en las masías que íbamos encontrando. En el verano del 75 recorrimos casi todo el municipio, y en noviembre, cuando Franco murió, aproveché la semana de vacaciones que nos dieron en el colegio para ir a fotografiar, en blanco y negro, las casas de payés que teníamos localizadas, habitadas o no.

-¿Ya había entonces un objetivo más allá de la excusa para caminar?

-Hombre, sí. Sabíamos que estábamos haciendo un inventario porque muchos de aquellos masos se estaban abandonando. Y de todos los que ya lo estaban, era la gente mayor  la que nos decía cómo encontrarlos, y nos contaban historias de cada casa de payés. Cuando empezamos a recopilar documentación y fotos de las casas o de sus vestigios, o del lugar donde estuvieron, ya pensábamos en hacer con todo ello un libro. Dejar constancia de los masos era para nosotros como salvarlos del olvido.

-Siguiendo la pista de los masos desaparecidos, ¿hasta qué fecha llegaron?

-En el archivo del monasterio de Sant Joan de les Abadesses -del año 885-, que no fue quemado en la guerra, hay constancia de vilars desde el año 913. Uno de los masos citados, alzado en tierras del actual municipio de Vallfogona de Ripollès y al que se refiere un documento con el nombre de Vinea, figura entre las dotaciones del monasterio de Sant Joan que el conde Guifré el Pilós hizo a su hija Emma a finales del siglo IX.

-¿Se fueron abriendo, pues, hacia otros municipios además del suyo de origen?

-Sí, con Dolors Santanach hicimos Sant Joan, Ogassa y la antigua parroquia de Santa Llúcia de Puigmal, tres libros autoeditados. El año pasado, con Miquel Saña, vecino de Vallfogona de Ripollès, editamos Els masos de Vallfogona de Ripollès, un inventario con más de 150 casas de payés.

-¿Cuáles han sido sus fuentes?

-El archivo de Sant Joan de les Abadesses, el comarcal de Ripoll y el episcopal de Vic, bibliotecas comarcales y el fondo documental del Centre Excursionista de Catalunya, que guarda muchísimas fotografías de masías de principios del siglo XX. Pero, sobre todo la gente mayor, muchos de los cuales no están ya, ha sido nuestra fuente principal. Con ellos hemos podido dejar constancia también de la toponimia local. Cada trozo de tierra labrada tenía un nombre, que con el abandono se va perdiendo.

-¿Viven payeses en los masos habitados que quedan en la actualidad?

-Solo en el 15% o el 20 %, y algunos de ellos se dedican al turismo rural. El resto de masos habitados son segunda o primera residencia, pero ya sin actividad agrícola asociada. Los que están habitados tienen calefacción y todo tipo de comodidades.

-Muy diferente de lo que han debido de contarles sobre la vida en ellos en el pasado...

-Uy, sí... Recuerdo quien nos contaba que en uno de los masos una familia tuvo 12 hijos y, por falta de camas, los hermanos tenían que hacer turnos para dormir. En otro había tan poco espacio bajo el techo que las vacas tenían que pasar por la cocina para llegar a la cuadra.