Cuidadores en el hogar
La ayuda a ancianos y discapacitados es uno de los campos donde la robótica podrá aportar soluciones en unos pocos años
"En muy pocos años, los robots van a ser algo cotidiano", proclama Alberto Sanfeliu. El director del Instituto de Robótica e Informática Industrial del CSIC, considerado parte de la élite mundial en este campo, considera que la robótica puede ayudar al ciudadano y que el siglo XXI va a ver una explosión de robots dedicados a servicios, sobre todo en una sociedad cada vez más envejecida y necesitada de cuidados asistenciales. "En Japón lo tienen clarísimo. Allí, el Gobierno financia investigaciones para lograr androides que ayuden a los ancianos de distintas formas", explica.
Su amigo y colega Hiroshi Ishiguru, famoso por los robots que ha creado a su imagen y semejanza, los geminoids, es quien ha recibido una de esas grandes partidas. Con su equipo trabaja en robots que imiten a las personas, que incluso disfrazan como los propios investigadores, lo que crea unas presencias más inquietantes que efectivas, porque el robot todavía se controla a distancia. Ishiguru estuvo en Barcelona la semana pasada visitando a Sanfeliu, con quien colabora en algunos proyectos.
Médicos en la pantalla
La nueva robótica imagina androides que asisten a un anciano o un discapacitado en casa, le toman datos clínicos como la temperatura y la presión y le realizan análisis varios. Después, le ponen en contacto por videoconferencia con el médico para comentarle los síntomas y pasarle la información requerida, de forma que este, con los datos en su ordenador o su móvil, emite el diagnóstico y se lo comunica al paciente a través de la pantalla del robot enfermero.
Un mundo casi estratosférico cuando hablamos de los actuales sistemas de teleasistencia y cuidadores en el domicilio. Pero que aún requiere de soluciones en cuestiones clave antes de tratar con humanos, como la gestión del movimiento para no dañar a las personas y de los imprevistos que alteran nuestra conducta previsible.
"Experimentamos con la orientación de robots en entornos cerrados, para que creen su propio mapa y puedan moverse reconociendo el espacio", señala Sanfeliu, que lleva años haciendo que Tibi y Dabo, los androides creados en el Instituto de Robótica, jueguen al pilla-pilla para aprender y programar sus reacciones, mejorar cómo gestionan el reconocimiento de objetos, del espacio y la toma rápida de decisiones, y deduzcan cómo va a reaccionar su compañero tomando la delantera. "Es un juego instructivo. No solo lo hacen los niños; un animal depredador juega al pilla-pilla toda su vida", justifica.
El investigador ya lideró el proyecto europeo Urus, que permitió alumbrar a los dos androides, que se han usado para informar y acompañar a personas en sus trayectos. "En la industria y la medicina es donde está más adelantado el uso de robots, pero también se están probando como mano de obra en la agricultura y la construcción, o la reparación de infraestructuras como torres de alta tensión", señala. Igual los androides casi humanos de Blade Runner no está tan lejos. La película pasaba en el 2019. Quedan cuatro años.
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