SISTEMA EUROPEO DE GEOLOCALIZACIÓN

Una comisión investigará el fiasco de los dos últimos satélites Galileo

Los ingenios acabaron en una órbita equivocada tras un error en el lanzamiento

El despegue con los dos Galileo.

El despegue con los dos Galileo.

EL PERIÓDICO
BARCELONA

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Los organismos implicados en la concepción y explotación de la red de satélites Galileo eligieron ayer una comisión de expertos independientes para que analice por qué los dos ingenios lanzados el pasado viernes, que eran los primeros operativos, tras cuatro dedicados a calibraciones, no se han acoplado a la órbita prevista y si el problema se puede repetir en próximos lanzamientos, para lo cual sería necesario realizar diversos ajustes y retrasar el calendario. El primer informe debería hacerse público el 8 de septiembre.

La comisión ha sido acordada por la empresa Arianespace, responsable del lanzamiento y puesta en órbita de los satélites; la Agencia Espacial Europea (ESA), que operará el sistema de geolocalización, y la Comisión Europea (CE), que es quien lo financia. En la comisión, presidida el exinspector de la ESA Peter Dubok, figuran profesores universitarios y especialistas de la ESA y la CE, entre otros. Además, puesto que el lanzamiento se hizo con el cohete ruso Soyuz, explotado comercialmente en este caso por Arianespace, se ha asociado como interlocutor a Alexandr Naniliuk, designado por Roskosmos, la agencia espacial rusa.

Los dos satélites se encuentran en una órbita muy diferente de la prevista debido a un problema en la fase de inyección de la última parte de la lanzadera Soyuz a la que iban asociados, un dispositivo llamado Fregat. Y todo indica que los pequeños motores que llevan Doresa y Milena, como han sido bautizados, están diseñados para ajustes muy limitados y difícilmente podrán alcanzar la órbita deseada.

SALVAR LOS MUEBLES / La cuestión que se plantea ahora es si desde donde están o en otra órbita accesible podrían seguir siendo utilizados para el cometido que tenían, ofrecer servicios de posicionamiento con mayor precisión que el GPS estadounidense. Los satélites cuestan unos 40 millones de euros cada uno, aunque además hay que sumar los 60 millones del cohete Soyuz y la operación del lanzamiento.