Gente corriente

Susana Subirana: "Cualquiera puede ser flamenca si tiene creatividad"

Se ríe, gesticula y dice que hace poquito halló la palabra que la define mejor: 'ilustraora'.

«Cualquiera puede ser flamenca si tiene creatividad»_MEDIA_1

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CATALINA GAYÀ

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-¿De qué están hechas las niñas flamencas?

-De mucho arte. Cualquiera puede ser flamenca si tiene creatividad.

-¿Cómo llega de Puig-reig al flamenco?

-A partir de una exposición que hice en Nueva York: ahí me trataban como la españolita  que bailaba superbien. Vine y empecé a estudiar baile en el Taller de Músics. Después  fui a la escuela La Tani.

-Estudió Bellas Artes: es ilustradora, pintora, bailaora...

-Cuando estoy entre ilustradores, soy la flamenca y cuando estoy bailando, soy la pintora. ¡Nunca estoy en el lugar adecuado!

-Lleva nueve años vendiendo ropa con ilustraciones flamencas junto al Museu Picasso. ¿Entienden su propuesta?

-Me entiende quien no tiene prejuicios, el que no relaciona el flamenco con cuestiones políticas y de historia. ¡Que conste que yo defiendo Catalunya a saco! El tema me ha cerrado algunas puertas, pero me entiende quien está relacionado con cuestiones artísticas y culturales.

-Ha ilustrado un libro pop-up con niñas flamencas…

-Es el segundo que hacemos con Montse Ganges. Explicamos la esencia de lo que es ser flamenca... Se ha vendido muy bien en México, en Argentina… en todos lados.

-Cuénteme su última aventura.

-Me contactó Arte. Vinieron a Barcelona con dos cantantes de pop muy conocidas en Alemania  y una rumbera se las llevó de fiesta.

-Y usted es la rumbera.

-¡Yo soy la rumbera! Me las llevé al Jazzsí, que es donde empecé a bailar flamenco.

-¿De dónde le viene la afición?

-Por mi padre que era un bailongo total. [Silencio]. Hay un dato muy importante: mi padre se murió hace tres años, y me cayó una de estas herencias de deudas millonarias, tenía que darlo todo a los bancos…

-Lo siento.

-Me parece importante explicarlo. Acepté la herencia y he conseguido deshacerme de la deuda y me he quedado con una casa en la montaña. Me he ido a vivir a esa casa y ahora me dedico a darle vida a todo aquello que no tiene vida. Y, desde que valoro más lo que hago, los otros también lo valoran más.

-Siga.

-Me hace feliz el arte, rodearme de belleza, da igual si es en versión plástica, musical o de expresión corporal. En Barcelona, me hace falta la belleza. ¡Conservar los locales forma parte de la belleza de Barcelona! Estamos dejando de valorar nuestra belleza. Apostamos por el turismo masivo, en vez de potenciar la gente de aquí, que tiene actitud y talento.

-¿Es flamenca Barcelona?

-Lo ha sido y ¡mucho! Somos flamencos pero de tapadillo.

-Usted se ha ido a vivir a la montaña.

-Sí, a Vallcebre. He encontrado un tipo de gente que pensaba que ya no existía. Gente que lleva otro ritmo, que es más solidaria. Me ayudan en los campos y yo les hago una actuación gratis por la fiesta mayor.

-La flamenca es Vallcebre...

-No, o sí... Cuidado, era yo la que tenía un prejuicio. Pensaba que si decía que bailo flamenco me matarían. ¡Y sucede todo lo contrario! Me ven bailar y me dicen: 'Susana, qué arte que tienes'. Me ven de pueblo, que pienso igual que ellos y que bailo por flamenco como podría bailar por jota… Ahora estoy preparando un espectáculo en el que mezclo baile e ilustración: es un espectáculo de sombras chinas, proyectando ilustraciones, salgo yo bailando y hay un músico…. ¡Se lo digo soy ilustraora!