INFORME PERICIAL DETERMINANTE / UNA AUTOPSIA CON FALLOS GARRAFALES
Un asesinato no probado
Por unanimidad. No culpable. El pasado día 22 de mayo terminó la pesadilla para Jesús Arteaga, un funcionario de la Universidad de Jaén de 52 años que fue detenido acusado de asesinar a su esposa, la enfermera Antonia González Osuna, en octubre del 2012.
Durante una de las últimas sesiones del juicio, con jurado popular, 17 forenses y patólogos trataron de defender sus tesis. Los expertos del Instituto de Medicina Legal de Jaén sostuvieron que la enfermera murió por asfixia mecánica, es decir, que fue estrangulada. Mientras que los peritos contratados por la defensa, catedráticos de las universidades de Santiago y Málaga, cuestionaron las causas violentas y criticaron abiertamente la forma en que se realizó la primera autopsia, con fallos garrafales como no tomar la temperatura corporal en el levantamiento del cadáver. O permitir que se rompiera la cadena de custodia en el envío de muestras al laboratorio de Instituto de Toxicología. Ellos defendieron que la enfermera murió por los efectos de un fármaco que tomaba.
Las intervenciones de los peritos de la defensa convencieron hasta tal punto a los miembros del jurado popular que en su veredicto desoyeron las conclusiones de los forenses oficiales y entendieron que no se pudo demostrar que la enfermera fuera asesinada.
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