CÓDIGO COORDINADOR DE CUERPOS DE SEGURIDAD

Catalunya activa un plan para evitar las muertes por suicidio

ÀNGELS GALLARDO
BARCELONA

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En Catalunya se produce cada año una cifra de suicidios que, según informó ayer la Conselleria de Salut, se aproxima a las 500 personas, con una tendencia al alza desde el 2008. Fueron exactamente 485 en el 2011. Y hubo 6.300 ciudadanos que intentaron darse muerte ese año. Ambas cifras, ofrecidas sin más datos circunstanciales que puedan explicar tantos finales trágicos, son inferiores a la media europea, indicó Cristina Molina, responsable de salud mental en la Generalitat. «Desconocemos el porqué, pero los datos de suicidio en España son inferiores a lo que cabría suponer en un país con el 26% de paro laboral y una gravísima crisis, si tomamos como referencia lo ocurrido en Grecia y en otros países en situación similar», apuntó, citando un informe de la revista médica The Lancet, el psiquiatra Diego Palao, del Hospital Parc Taulí, de Sabadell, centro impulsor del plan de detección del riesgo de suicidio que la Generalitat prevé extender a toda Catalunya a partir de enero.

Dicho plan, denominado Código Riesgo de Suicidio, parte del principio de que la mayoría de los potenciales suicidas no consumarían sus ideas si se sintieran ayudados, acompañados o atendidos de forma cercana. Se trata de «estar encima» de cada individuo que ha confesado que piensa darse muerte o lo ha intentado, según resumió ayer el conseller de Salut, Boi Ruiz, en alusión al buen resultado conseguido en el Parc Taulí: los índices de suicidio de Sabadell se han reducido a la mitad.

ESCASO CONTROL / En la actualidad, no obstante, solo un 25% de quienes son atendidos en los servicios de urgencia de la mayoría de los hospitales catalanes tras intentar suicidarse reciben control médico una vez son dados de alta. El código antisuicidio se propone llenar ese vacío activando una supervisión exhaustiva de esos individuos, avanzó Álex Guarga, subdirector del Servei Català de la Salut (CatSalut). «Haremos un seguimiento proactivo de las personas que han intentado un suicidio», dijo Guarga. Antes de transcurridos 10 días del intento fallido, explicó, el protagonista habrá sido visitado por un psiquiatra -en las 72 horas inmediatas si se trata de un menor de 18 años-;  se le darán citas médicas recurrentes, incluso si se encuentra totalmente disuadido de su idea, y se conectará con él vía whatsapp o mensajes telefónicos SMS, con una frecuencia e insistencia suficientes como para dejarle claro que alguien piensa en él. «Dejándoles constancia de que otra persona vela por ellos, en Sabadell se ha pasado de un índice de 8,3 suicidios por cada 100.000 habitantes en el 2008 a 4,8 en el 2011

-aseguró el conseller Ruiz-. La clave del éxito ha sido la supervisión

pautada».

LA COORDINACIÓN / El paso previo a ese control individualizado previsto en el código antisuicidio se centrará en la coordinación, también pautada, de todos los servicios e instituciones que intervienen en la vía pública: los centros de asistencia primaria (CAP) -a los que con frecuencia acude quien no soporta la idea de continuar con vida y, de alguna forma, lo relata a un médico-, los centros de salud mental, las unidades de urgencia de los hospitales, el teléfono de emergencias 061, los Mossos d'Es- quadra, la Guardia Civil, los bomberos y la policía local. Los integrantes de todos esos cuerpos serán iniciados, en mayor o menor medida, en la detección y contención del potencial suicida y, por encima de todo, sabrán a qué código telefónico alertar ante una sospecha.

El comportamiento del suicida es distinto en función de si se trata de un hombre o una mujer. Las cifras de muertes son muy superiores entre los hombres en todas las edades,  aunque las mujeres lo intentan de forma fallida con mucha más frecuencia. El método por el que consiguen perder la vida -precipitación a una vía del tren o del metro o desde lo alto de un edificio, o bien envenenamiento- convierte en muy difícil la posibilidad de que exista un suicidio oculto que, por razones sociales o familiares, no trascienda en las estadísticas oficiales, aseguró el doctor Palao. «Los médicos forenses informan de forma muy rigurosa, y sin margen de ocultación, de todos los suicidios consumados», reiteró el psiquiatra.

Tal vez sí existe infradiagnóstico de los intentos de suicidio, apuntó una médica de familia. Ante la petición de los propios interesados o de sus familiares, ese detalle no siempre llega a constar en la historia clínica que se abre al autolesionado al llegar a un servicio de urgencias. Darse muerte sigue siendo un acto con gran rechazo social.