Gente corriente

Neus Martínez: «A las mujeres nos cuesta creer que somos buenas»

Mamá y científica puntera. Está en un momento 'match point': o avanza o puede perder su carrera.

«A las mujeres nos cuesta creer que somos buenas»_MEDIA_2

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GEMMA TRAMULLAS

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Después de un periplo académico-laboral por México, Austria, Estados Unidos y Canadá, hace dos años y medio esta bióloga nacida en Lleida se estableció como investigadora posdoctoral en el Centre de Regulació Genòmica del Parc de Recerca Biomèdica (CRG) de Barcelona. Se pasa horas tras la pantalla del ordenador, comparando datos, intentando descifrar el comportamiento de un gen mutante que hace que los huesos del cráneo de los niños se cierren antes de tiempo, provocando deformaciones en el mismo cráneo, en la cara y en las extremidades, una enfermedad rara conocida como síndrome de Apert. Neus Martínez-Abadías cumple 35 años mañana. Esta es la décima entrega de la serie sobre hombres y mujeres nacidos, como EL PERIÓDICO, en octubre de 1978.

-Fue madre hace dos años. ¿Cómo influye la maternidad en su dedicación a la ciencia?

-Viajo mucho menos y he reducido las horas que paso en el laboratorio, pero las que estoy las aprovecho al 100%. Ser madre me ha obligado a ser mucho más eficiente, me ha ayudado a focalizarme y actúa como estímulo para lograr cosas; si tengo que pedir  una beca me convenzo de que lo voy a hacer muy bien y que la conseguiré.

-¿Hay igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en la investigación?

-Podría parecerlo, pero no es así. El abismo de género en la ciencia se da precisamente en el punto en el que estoy yo. A nivel de la tesis o de doctorados y posdoctadorados somos más o menos un 50% mujeres y un 50% hombres, pero al pasar al siguiente nivel, el de investigador principal que dirige su propio proyecto, el porcentaje de mujeres cae al 12% y las catedráticas no llegan ni al 3%.

-¿La maternidad explicaría esa caída?

 

-Es un problema importante y la respuesta es compleja. La maternidad es un factor, pero también hay discriminación de género y además a las mujeres nos cuesta creernos que somos buenas, que podemos avanzar y hacernos cargo de un grupo de investigación. Los hombres quizá creen más en sí mismos.

-¿Es una impresión o hay datos?

 

-Hay estudios que revelan que las mujeres son más exigentes consigo mismas. Cuando se presentan a una entrevista, por ejemplo, defienden su currículo de una manera más humilde, como quitándole importancia a sus logros; en cambio los hombres suelen tener una actitud más agresiva, más de «yo soy el rey del mambo».

-Está claro quién se queda el puesto.

 

-En el CRG hay un grupo dirigido por Isabelle Vernos que trabaja a nivel europeo para identificar el problema y plantear soluciones. Además, unas cuantas mujeres nos reunimos una vez al mes para hablar de nuestras dificultades y tratar de mejorar la situación. Una de las acciones que se están estudiando es hacer coaching a las mujeres.

-Si continúan los recortes, ya no quedarán investigadores, ni mujeres ni hombres.

-A mí se me acaba la beca en un año y medio y no tengo nada. Con suerte, podría conseguir otra beca o extender mi contrato en el CRG dos años más.

-¿Y después?

 

-Eso me pregunto yo cada día. La carrera científica es así. No puedes hacer planes más allá de dos años. Es muy grave que se esté desmantelando el sistema de educación e investigación. Antes las becas ya eran precarias, pero ahora sin becas, sin financiación de proyectos y sin renovar plazas en la universidad, la carrera científica en este país está en situación terminal. Con este futuro, nadie querrá elegir esta carrera y menos las mujeres.

-¿Tiene un plan B?

 

-No descarto volver al extranjero, pero ahora es difícil. La otra sería abandonar la carrera científica y hacer otra cosa.