ESTRATEGIA POLICIAL ANTE EL AUGE DEL RIGORISMO ISLÁMICO

Los Mossos 'censan' a las musulmanas con velo integral

Una mujer con niqab en Lleida, el pasado mes de julio.

Una mujer con niqab en Lleida, el pasado mes de julio.

ANTONIO BAQUERO
BARCELONA

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Los Mossos d'Esquadra siguen muy de cerca la aparición de niqabs y burkas en Catalunya, pues se los considera indicadores de la expansión de la doctrina salafista. El seguimiento de este fenómeno se ha sistematizado y, desde hace un año, agentes de varias unidades de la policía de la Generalitat han recibido la consigna de tomar nota e informar a nivel interno ante cada nuevo caso de mujer vestida con esas prendas islámicas rigoristas. Con esta estrategia, los Mossos estarán en disposición de saber cuántos niqabs y burkas hay en Catalunya (cuya cifra actualmente se desconoce), dónde están y, siempre que eso sea posible, quién los viste. En caso de que solicite esos datos, la Conselleria d'Interior sabría el alcance del uso del velo integral, que quiere prohibir por ley en las instalaciones públicas.

La policía catalana es perfectamente consciente de que no todas las vestimentas islámicas tienen las mismas connotaciones y que muchas, como el hiyab, son solo expresiones de religiosidad perfectamente compatibles con la integración social. En cambio, para los Mossos, el burka y el niqab están asociados al salafismo, la doctrina islámica ultrarrigorista que desde hace una década prolifera en Catalunya y que supone un riesgo de fractura social, pues predica el aislamiento de esos colectivos musulmanes del resto de la sociedad catalana. Para la policía de la Generalitat, «la detección en un municipio de un aumento de las mujeres que llevan el niqab o el burka» forma parte de los «indicadores para detectar una visión salafista del islam». Así consta en un documento interno de siete páginas de los Mossos d'Esquadra al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO y que sirve de guía a la hora de dar un curso de formación a los agentes.

SESIÓN FORMATIVA / Para evitar confusiones, a los agentes se les da una pequeña formación para indicarles con exactitud qué es un burka y qué es un niqab. Así, se les muestra una diapositiva con los distintos tipos de vestimentas femeninas islámicas, en que además están el hiyab (el más habitual entre las musulmanas), la amira, la chaila, el jimar y el chador. Fuentes oficiales de los Mossos d'Esquadra declinaron hacer comentario alguno sobre este proceso de detección de ese tipo de atuendo de las mujeres musulmanas.

Una vez que se detecta la presencia de una mujer con niqab en una localidad, los agentes en ningún caso se dirigen a ella para identificarla. Eso sí, intentan conocer su identidad y la de su esposo o su padre, en el caso de que no esté casada. La intención es poder determinar en qué contexto esa mujer ha decidido vestir (o ha sido obligada a ello) una prenda que hasta hace unos años se veía solo en los países del golfo Pérsico. «No se trata de buscar burkas [originarios de Afganistán y Pakistán y muy raros en Catalunya] y niqabs porque sí, sino porque tras ellos suele haber un entorno ultraconservador o un colectivo que ha abandonado una práctica más tradicional y tolerante del islam para dejarse llevar por una doctrina mucho más rigorista», explicó a este diario un mosso que ha recibido esa formación. Además, desde una óptica de preservación de la paz social, a los Mossos les preocupa el rechazo que el velo integral genera en la sociedad, provocando que, en las localidades en que han aparecido, haya aumentado en reacción la presencia de grupos de extrema derecha.

«DINÁMICAS DE SUMISIÓN» / En un principio, esa formación para poder identificar correctamente los niqabs y los burkas se proporcionó a algunos agentes de las Oficinas de Relaciones con la Comunidad (ORC), a los agentes de proximidad y a los Grupos de Atención a la Víctima (GAV). Los dos primeros grupos están formados por policías que se dedican a estar en contacto con todo el tejido social, por lo que son antenas para detectar la presencia en la calle de cualquier tipo de fenómeno. Los GAV atienden a víctimas de violencia machista.

Además, como indicador para detectar la doctrina salafista en un colectivo, en ese documento se hace referencia a «dinámicas de sumisión de la mujer». Por eso, a los agentes que reciben esa formación se les pide informar si les llegan noticias de que algunos hombres se niegan a que médicos varones atiendan a sus esposas o hijas, especialmente en consultas ginecológicas, o si «se dan discursos o conductas contra la libertad de las mujeres en relación con la vestimenta tales como presiones para llevar el velo».