PROTESTA CIUDADANA EN EL VALLÈS

Cien noches en el CAP

Encierro 8Asamblea de los vecinos de Caldes de Montbui que protestan por el cierre nocturno del CAP.

Encierro 8Asamblea de los vecinos de Caldes de Montbui que protestan por el cierre nocturno del CAP.

ALBERT SEGURA
CALDES DE MONTBUI

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Las noches son movidas en el Centro de Atención Primaria (CAP) Joan Mirambell de Caldes de Montbui (Vallès Oriental), pese a que no tiene urgencias nocturnas desde el pasado mes de abril. De eso se encarga el colectivo Caldes en Lluita, que ocupa las instalaciones para evitar simbólicamente su cierre y reclamar a la Generalitat que restablezca el servicio. Esta próxima noche se cumplirán 100 de pernoctación reivindicativa en el edificio.

En marzo, Salut anunció que a partir del 2 de abril el CAP vallesano correría la misma suerte que las decenas de centros en toda Catalunya que en los últimos dos años han pasado a cerrar al público durante la noche. Ante esa perspectiva, un centenar de vecinos se organizaron junto a la formación política Endavant para defender lo que consideran un valor indispensable para el mantenimiento del Estado del bienestar en el municipio. Así, decidieron que a partir de la primera noche de aplicación de la medida ocuparían el edificio y se quedarían a dormir en él.

Dicho y hecho. Ese día un centenar de personas se concentraron a las siete de la tarde en el CAP para hacer presión hasta lograr que los encargados de pasar la llave de la puerta principal a las nueve de la noche desistieran de hacerlo. «El edificio siguió abierto, pero de manera simbólica, porque el servicio de urgencias no está operativo, los médicos no están», lamenta Adrià Fontcuberta, portavoz de Caldes en Lluita.

Desde ese 2 de abril, cada noche repiten el procedimiento. Al principio eran una veintena; luego establecieron rotaciones, de manera que cada noche se quedan a dormir cuatro o cinco. «Los primeros días contrataron un servicio de seguridad para vigilarnos, pero al poco dejaron de venir», relata el joven, que añade que los Mossos d'Esquadra intentaron identificarlos, aunque finalmente no llegaron a hacerlo.

El cambio de guardia

Transcurridos más de tres meses, los trabajadores del centro y los activistas locales ya se conocen y se saludan en el curioso «cambio de guardia», tanto a última hora de la tarde como a primera hora de la mañana. La relación es muy buena: «Muchos de ellos nos han tendido la mano y hasta nos ofrecían encender la calefacción», explica Fontcuberta.

El colectivo celebra asambleas en el interior del CAP tres días a la semana. La que más gente concentra es la de los domingos, que arranca a media tarde y congrega así a colectivos que no pueden asistir a los encuentros de noche, como la gente mayor o las familias con niños pequeños. En uno de estos encuentros se pintó un mural en una de las paredes exteriores del centro, donde se mezcla la cruz azul del Institut Català de la Salut con unas tijeras y se ha escrito el lema Recortar la sanidad mata.

Los dos esplais de la localidad también se han sumado a la causa. Cada viernes los niños visitan el CAP para participar en actividades como la elaboración de murales. «Hemos aprovechado los dibujos y los mensajes que nos han hecho para decorar el interior del centro», señala

Fontcuberta.

La movilización ciudadana ha sido una de las claves del seguimiento que ha tenido la protesta. Decenas de vecinos se concentran en la plaza de L'Àngel de la localidad cada jueves. Aun así, hay quien no estaba al corriente de la situación. «Esta misma semana se presentó una familia con su niña enferma a cuestas, y fuimos nosotros quienes les tuvimos que explicar que el CAP estaba cerrado y que debían llamar al 061», explica Fontcuberta.

El CAP Joan Mirambell atiende un área de 25.000 habitantes y tres poblaciones: Caldes de Montbui, Sant Feliu de Codines y Gallifa. pers. Desde el cierre de las urgencias, dos equipos móviles del Sistema d'Emergències Mèdiques cubren la zona. Los vecinos también cuentan con el Hospital de Granollers como centro de referencia.

Negociación fallida

Este lunes, miembros de la plataforma se reunieron con representantes de la conselleria y del ayuntamiento en un encuentro donde se manifestó el alejamiento entre las partes. El alcalde, Jordi Solé (ERC), asegura que los datos proporcionados por Salut -entre 10 y 12 llamadas nocturnas al mes al 061 desde Caldes- demuestran que el cierre no ha tenido efectos negativos. «Si no fuese así, pediríamos dar un paso atrás y volver al sistema anterior. Para nosotros lo más importante es la calidad del servicio», señala. Caldes en Lluita sostiene que su objetivo sigue siendo recuperar las urgencias nocturnas, y que mantendrá sus acciones de

resistencia.