La gestión de la movilidad

Radares para salvar la C-55

C. B.
BARCELONA

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Noviembre fue un mes nefasto en la C-55. Cuatro personas murieron en accidentes de tráfico en esta vía. Dos en un choque frontal en Castellbell i el Vilar (Bages) el día 12. Otro hombre en Súria el 24 y un cuarto atropellado en Sant Vicenç de Castellet el 27. Cuatro fallecidos que elevan hasta 13 las víctimas en esta carretera de la Generalitat en el 2012. Hay que remontarse al 2003 para encontrar un balance tan negro, con 14 muertos, según los datos del Servei Català de Trànsit. Y no ha acabado el año. Pero esta elevada siniestralidad, además de crispar todavía más los ánimos de los vecinos de la comarca, solo ha hecho que confirmar que es imprescindible actuar en esta vía con un carril por sentido por la que pasan más de 20.000 vehículos al día.

Son escasamente 33 kilómetros. Un recorrido corto que, hoy por hoy, es la máxima preocupación de la Generalitat en lo que a seguridad vial se refiere en carreteras de su competencia. Solo así se entiende que se haya decidido colocar tres radares fijos en la C-55. En declaraciones a este diario, el director de Trànsit, Joan Aregio, explica que dos ya se están instalando en Castellbell y en Monistrol de Montserrat para que funcionen antes de que acabe el año.

«El tercero estará en marcha en pocos meses, en cuanto se completen las obras en los alrededores de Manresa», prosigue el responsable de Trànsit, que asegura que son cinemómetros que se han comprado expresamente para este fin, aparte de los 30 que se activaron entre la primavera y el verano del año pasado. «Nos preocupa la C-55 y había que hacer algo», razona Aregio.

Movilización en campaña

La peligrosidad de esta carretera se ha blandido en la disputa parlamentaria para reprochar al Govern su inacción. La miseria presupuestaria de la Conselleria de Territori i Sostenibilitat ha obligado a posponer un desdoblamiento urgente para esta importante arteria comarcal. El PP y ERC han solicitado en ocasiones que se libere el peaje de la C-16 --que también depende de la Generalitat-- para disminuir la congestión de la C-55. Los conservadores han llegado a comparar esta situación con la de la N-2 en Girona respecto a la AP-7. Advierten de que del mismo modo que el Govern solicita que se bonifique el paso de camiones por la autopista por parte de Fomento, la Generalitat se aplique la misma fórmula y haga lo propio en la vía del Bages.

Tal es la preocupación ciudadana que el 24 de noviembre, en plena jornada de reflexión, se convocó una concentración en la que se cortó la carretera para reclamar soluciones. El director general de Carreteres, Jordi Follia, encaja que los primeros estudios informativos datan del 2006. Es un desdoblamiento necesario, admite, sobre todo porque hay algunos puntos en los que, con descensos del 8% y numerosas intersecciones, es urgente actuar. La conversión en autovía, sin embargo, supera los 100 millones de euros de presupuesto, algo ahora mismo inalcanzable para la Generalitat. Mientras tanto, se acometerán trabajos de menor calado que, según Follia, estarán listos «antes del verano» y permitirán mejorar la seguridad de la carretera. Entre esas reformas y los tres radares, se aspira a frenar la siniestralidad en la C-55.

Casi las mismas víctimas

Los 13 fallecidos de esta vía se suman a la provincia de Barcelona que, este 2012, ha aumentado ligeramente las víctimas mortales, pero nada en comparación con lo ocurrido en Lleida, donde se han incrementado un 84% (ver gráfico). Hasta el 2 de diciembre, en Catalunya se habían registrado 193 fallecidos, uno menos que en el mismo periodo del 2011. A la espera de que acabe el 2012, estos datos apuntan un frenazo del descenso sostenido de muertes en la carretera en los últimos años.