UN QUELONIO CON UN SIGLO DE VIDA

Réquiem por el Solitario George

El Solitario George, tortuga gigante endémica de la isla Pinta, en las Galápagos, el pasado abril.

El Solitario George, tortuga gigante endémica de la isla Pinta, en las Galápagos, el pasado abril.

ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

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El Solitario George, último ejemplar de una especie de tortuga gigante endémica de las islas Galápagos (Ecuador), falleció el domingo debido, al parecer, a un paro cardiaco. Tenía una edad estimada de cien años. El celebérrimo quelonio, emblema del parque nacional Galápagos, nunca tuvo descendencia pese a los prolongados intentos por perpetuar la especie mediante el apareamiento con hembras de subespecies similares. Los huevos nunca prosperaban.

El director del parque nacional Galápagos, Edwin Naula, informó de que la tortuga amaneció sin vida en su corral y que fue justamente el guarda Fausto Llerena, su inseparable cuidador y amigo desde hacía cuatro décadas, quien la encontró, todavía desprendiendo calor. Había muerto hacía poco. Llerena recordaba recientemente a este diario que el Solitario George gozaba de buena salud, pero cuando uno ha vivido ya un siglo, por mucho que se trate de una longeva tortuga, la muerte puede llegar en cualquier momento.«La única vez que la vi enferma fue hace años por una indigestión de opuntias (chumberas)», decía Llerena.

En el 'Libro Guinness'

George figuraba en elLibro Guinness de los Récordscomo el animal más singular del planeta, aunque todavía era motivo de discrepancia científica si era el último representante de una especie propia de la pequeña isla Pinta,Chelonoidis abingdoni,o bien una de las nueve subespecies que quedan de la tortuga de Galápagos,Chelonoidis nigra abingdoni. George pesaba unos 90 kilos.

El Solitario fue encontrado en 1972 durante una batida para erradicar la superpoblación de cabras asilvestradas en Pinta. En aquel entonces, las tortugas gigantes ya se daban por extintas en la isla (de hecho, cuatro de las 14 especies de quelonios de Galápagos se han extinguido en las últimas décadas).

George fue llevado a continuación a la Estación Científica Charles Darwin, en la vecina isla de Santa Cruz, con el objetivo de se apareara con hembras de especies similares. Sin embargo, o bien no quiso o bien, cuando por fin se produjo una puesta, los huevos no fueron fértiles. Fracasaron incluso los esfuerzos de unos especialistas de la Universidad de Yale que encontraron en una tercera isla una tortuga con grandes similitudes genéticas. Representantes del parque informaron escuetamente ayer de que el cuerpo de George será embalsamado y que permanecerá en las islas, sin aportar más detalles.