La operación policial

Puig asume que el despliegue no alcanzó a proteger a los diputados

Varios indignados se concentran ante las furgonetas de los Mossos durante la salida de los parlamentarios, el miércoles por la tarde.

Varios indignados se concentran ante las furgonetas de los Mossos durante la salida de los parlamentarios, el miércoles por la tarde.

ANTONIO BAQUERO / TONI SUST
BARCELONA

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El miércoles, las agresiones a diputados generaron una unánime conmoción. Sencillamente, no era un día para críticas. Ayer ya se levantó la veda, y la oposición cargó contra elconsellerde Interior, Felip Puig, por un dispositivo que no logró evitar que varios parlamentarios fueran hostigados cuando intentaban llegar al Parlament. Elconsellerreconoció que el dispositivo «se quedó corto» y que eso generó «unas insuficiencias» de cobertura policial que permitieron a unos violentos agredir a los diputados en el tramo que iba desde el párking hasta la esquina de Wellington en que les esperaban los Mossos.

«Las prioridades eran proteger el perímetro y garantizar la celebración del pleno», explicó elconseller,que admitió que ampliar el cordón de acceso podía haber llevado a desguarnecer el dispositivo del parque y facilitar el salto de indignados dentro del recinto, algo que se quería impedir a toda costa. «Se desplegaron los efectivos disponibles y se llegó adonde se llegó», dijo Puig.

«OBJETIVOS CUMPLIDOS» / Fuentes de Interior insistieron en que de las 500 personas, entre diputados y trabajadores, que tenían que acceder al Parlament solo 10 fueron agredidas. Además, el hecho de que varios diputados tildaran de «exagerado» el cierre de la Ciutadella llevó a pensar a Interior que la mayoría rechazarían entrar en una furgoneta en vez de a pie, por lo que no se propuso esa posibilidad, que sí se ofreció ayer.

Puig señaló que los objetivos que se planteó el dispositivo -proteger el Parlament y garantizar la sesión- se cumplieron. Además, arremetió contra los concentrados ante la Ciutadella, a los que acusó de tener «ansia de enfrentamiento» y de buscar una situación de «barricadas en toda la ciudad». Elconsellerparece haber convertido a la vanguardia violenta de los indignados en su particulareje del mal. Les acusó de actuar como «guerrilla urbana» y de ser «una minoría violenta cada vez mayor, más agresiva, mejor organizada y que hace un uso intensivo de las nuevas tecnologías». Por eso anunció que se aumentarán los antidisturbios. Puig señaló que ha dado órdenes para que «se localice y se detenga a quienes bloquearon el Parlament y atacaron a los parlamentarios» y anunció una posible denuncia al presidente de Justícia i Pau, Arcadi Oliveres, por decir que fueron mossos camuflados los que provocaron los incidentes. Oliveres niega haberse expresado en estos términos y asegura que se limitó a recordar episodios de acciones violentas por parte de agentes de paisano de la Policía Nacional contra otros movimientos, por las que en su día se interpusieron denuncias.

«NO HA ENTENDIDO NADA» / Antes, la oposición había criticado el dispositivo policial. Lo hicieron el PSC, ICV, Esquerra, Ciutadans y Solidaritat. El primero fue el ecosocialista Jaume Bosch, que mantiene muy vivos en la memoria los varapalos recibidos por Joan Saura cuando eraconsellerde Interior. Bosch afirmó que el dispositivo estaba «mal diseñado» y subrayó que los diputados de su grupo hicieron lo que se les indicó, acudir a pie y bajar por la calle de Wellington, y que tuvieron problemas. Bosch dio por hecho que de ser Saura elconseller, «CiU, el PP y algún medio de comunicación le estarían linchando». «Puig dijo que es el único que entendió lo que pasó el 27 de mayo. No ha entendido nada», añadió.

Por su parte, Miquel Iceta (PSC) recordó: «La obligación de un Gobierno es preservar el normal funcionamiento de las instituciones, y este objetivo no se cumplió. Todos los diputados fuimos agredidos y coaccionados hasta extremos realmente vergonzosos».