Generación Tahrir

Nuestras ideas no tienen miedo

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Álvaro Alsina

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Después de los sucesos del viernes, en la plaza de Catalunya se sigue trabajando. Aparcamos el tema y seguimos a lo nuestro, a lo que hemos venido, por lo que luchamos. También se sigue trabajando fuera del entorno de la plaza. Una vez superados los posibles conflictos en que puede involucrarnos la celebración de la Champions -si es que el Barça lo consigue, cosa que ignoro en este momento-, lo más importante será empezar a estructurar las asambleas de barrios. La autogestión de zonas con realidades y problemáticas comunes es el camino hacia una democracia realmente horizontal. Acercar este movimiento a la gente, que la gente sepa que hay una asamblea en su barrio, a cinco minutos de su casa, que su palabra es bienvenida, apreciada y necesaria para devolver el poder de decisión a los individuos, es el primer paso para conseguir una conciencia social, un espíritu de ciudadanía y civismo mucho mayor que el de hoy. Habrá que buscar estrategias para que las decisiones que surjan de estas asambleas tengan realmente una aplicación tangible en la realidad social de las ciudades. La gran dificultad de este proceso, pienso, es hacer calar el mensaje de que estas asambleas deben ser de todos, deben ser una síntesis democrática de las opiniones y los debates llevados a cabo por los propios vecinos. Es el modo de hacer visible que no hay ningún colectivo determinado intentando dar fuerza a sus propias ideas concretas, sino que son las ideas concretas de la gente, de toda la gente, lo que nos da fuerza.

Creo sinceramente que ese es el camino a seguir, un camino largo hacia una democracia mejor. Soy consciente de que a mucha gente le costará entender todo esto, al menos, al principio. Puede resultar un concepto nuevo para muchos, algunos pueden encontrarlo poco práctico. Pero creo que al final se entenderá que hay nuevas ideas en construcción, y que entre todos podemos mejorar estas iniciativas hasta conseguir que sean métodos eficaces para organizarnos en sociedad, de modo que todos podamos ser realmente parte activa del entorno cívico, y al mismo tiempo crear un modo de vida que nos permita ser muchísimo mas felices. Porque al final, eso es lo que buscamos: felicidad para cuanta más gente mejor. Socializar la felicidad, en vez de socializar la miseria y el miedo al mañana. Nuestras ideas no sangran, nuestras ideas no se rinden. Nuestras ideas no tienen miedo.