La lucha no termina aquí

El sábado tuvimos probablemente la primera jornada de auténtica reflexión en muchos años de «democracia».Escribo estas líneas la tarde del domingo, cuando aún no conozco los resultados de las elecciones. De hecho, tengo que reconocer que no me interesan en absoluto.

La democracia que imperaba hasta ahora ha caducado. La ha hecho caducar la propuesta de un nuevo sistema: el asamblearismo. Puede ser que quede difuso visto desde fuera, quizás debido a una cobertura informativa de los medios no siempre eficiente, quizás porque es más fácil entenderlo visto desde dentro. Pero me reiteraré. En esta plaza se está haciendo un doble trabajo: se está mostrando el desencanto con la clase política y se está proponiendo un sistema diferente de toma de decisiones dentro de una sociedad.

Asamblearismo, paz, solidaridad, son pilares que nos están ayudando a construir una manera diferente de construir. La asamblea de esta noche [por anoche] decidirá sobre la continuidad de la acampada. Pero tiene que quedar muy, muy claro que esto no se acaba con las elecciones. Este movimiento continuará. Continuará hasta que logremos trasladar el poder al lugar que le pertenece.

Esto es solo un principio, una demostración de fuerza y de capacidad de trabajo y de entrega. El día que nos vayamos de aquí, no será porque nadie nos eche. No será porque la protesta se disuelva. No será porque nos hayamos cansado de hacer sentir nuestra voz. Será para trasladar nuestra propuesta a unos ámbitos todavía más importantes.

La reivindicación debe trasladarse a los barrios, a las universidades, a los centros de trabajo, debe empezar a formar parte de la realidad social que nos rodea. Y la plaza no dejará, bajo ningún concepto, de ser un espacio de discusión para todos los ciudadanos y ciudadanas.

Esta plaza es nuestra, y lo seguirá siendo siempre, vaya donde vaya la lucha, porque esta lucha no se acaba.