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Casi 36.000 catalanes han firmado su testamento vital

UN CASO EMBLEMÁTICO. Ramón Sampedro (en la imagen, en 1994) protagonizó uno de los casos de suicidio asistido más famosos de España, inmortalizado en el filme 'Mar adentro', de Alejandro Amenábar.

UN CASO EMBLEMÁTICO. Ramón Sampedro (en la imagen, en 1994) protagonizó uno de los casos de suicidio asistido más famosos de España, inmortalizado en el filme 'Mar adentro', de Alejandro Amenábar.

R. J.
BARCELONA

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Catalunya fue pionera en toda España a la hora de aplicar mecanismos en favor de la muerte digna. En el año 2000, el Parlament aprobó por unanimidad la llamada ley del testamento vital, que establece que cualquier persona puede dejar constancia de su voluntad expresa de no ser mantenida con vida por medios artificiales en el caso de que padezca una enfermedad incurable, dolorosa y mortal. Dos años después de la entrada en vigor de aquella norma, la Generalitat le dio un nuevo impulso con la creación del registro de voluntades anticipadas, un servicio que da constancia de todas aquellas personas que han suscrito un documento en el que explican cómo quieren ser o no ser atendidas cuando el deterioro de su salud les impida comunicarse con nadie. Desde entonces y hasta ayer, 35.700 catalanes han firmado el documento.

'MAR ADENTRO' / Durante los primeros años de la normativa fueron muy pocos los ciudadanos que optaron por hacer testamento vital, pero varias campañas de comunicación efectuadas por el Govern y, sobre todo, la llegada a los cines de una polémica película hicieron aumentar las suscripciones. Alejando Amenábar estrenó en el 2004Mar adentro,un filme que relata la vida y la muerte (en 1998) del gallego Ramón Sampedro y que reabrió el debate de la eutanasia.

Durante los meses en que el largometraje estuvo en las carteleras, la cifra de catalanes que se interesaron por el testamento vital aumentó considerablemente, con 2.800 nuevas notificaciones (el triple que en todo el 2003). Lo mismo ocurrió cuando los medios de comunicación relataron el caso de la estadounidense Terri Schiavo (que generó 850 firmas después de que los médicos la desconectaran de la máquina que la mantenía con vida), y la tendencia se repitió en el 2009, cuando el padre de la italiana Eluana Englaro logró que una clínica la dejara morir después de haberse pasado 19 años en estado vegetativo.

TENDENCIA CRECIENTE / Aunque este tipo de noticias (y el consiguiente debate en torno a la muerte digna) siguen influyendo en la decisión de los ciudadanos a la hora de firmar el testamento vital, fuentes de la Conselleria de Salut explicaron ayer a este diario que el aumento de las notificaciones ha sido más sostenido en los últimos años. O dicho de otra manera: los sucesos polémicos ya no marcan tanto las decisiones. Sin embargo, la tendencia de la gente a firmar este tipo de documentos es cada vez mayor.

Los interesados pueden hacer el testamento vital en el lugar que elijan (la Generalitat, el Col·legi de Metges y la asociación Dret a Morir Dignament ponen a su disposición modelos de texto). Para tener validez, debe incluir la firma de tres testigos o el refrendo de un notario (y el de uno o dos representantes).